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El Angel de la guarda

Miércoles, 02 de julio de 2014 03:52
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Nos nos desampares ni de noche ni de día. Argentina tiene un Angel, que se llama Angel. El que se encargó de cuidarnos cuando el peligro más asechaba. Y una dulce compañía: Lionel Messi. 

Entre ambos desahogaron al país y armaron la jugada agónica que terminó en victoria y clasificación a los cuartos. 
Messi le dio el pase a Angel tras una notable apilada viboreando sobre el pasto, Di María la durmió contra un palo y ambos se fundieron en abrazos.
Di María, quien dejó jirones de vida correteando en sus persistentes fugas por los extremos, se pareció a aquel “Fideo” que fue consagrado el mejor jugador de la cancha cuando su equipo Real Madrid ganó la final de la Liga de Campeones a expensas del Atlético de Madrid de Diego Simeone. 
Precisamente por haber jugado ese partido hacia fines de mayo, con los principales torneos europeos clausurados, Di María fue el último jugador del plantel argentino en incorporarse a la concentración. 
Durante los primeros tres partidos en Brasil, Di María dio la impresión de tener su físico un poco desgastado por aquel postrero esfuerzo. Pero cuando varios de sus compañeros se estaban quedando sin aire, el centrocampista sacó oxígeno para darle la victoria a su equipo. 
“Intentamos jugar siempre, nunca nos desesperamos. Tuvimos solo un error en el primer tiempo, cuando le dejamos un mano a mano a Chiquito (el arquero Sergio Romero)”, recordó Di María. Por sobre cualquier sistema o estrategia prevaleció la individualidad, pero Di María compartío los laureles: “Los héroes somos los 23 que estamos acá y el cuerpo técnico”.

El otro milagro

Después del gol y a tres minutos del final del suplementario, Argentina se salvó por poco del empate suizo, fue un milagro cuando la pelota pegó en el palo derecho de Romero y el rebote, que dio en el delantero, terminó apenas desviado. Otro milagro. Y después un tiro libre en la puerta del área sembró aún más el pánico.

La comenzó Messi, la terminó Angel

Tras la asistencia de Messi llegó el conocido festejo del “corazoncito” que ya es una marca registrada tras cada conquista que hace el ex-Rosario Central y el Benfica portugués. Ante la ’Messidependencia’ que se planteó tras la primera fase con tres triunfos y cuatro tantos de Leo, la irrupción goleadora de Di María le brinda un poco de aire a la Selección para sus próximos pasos mundialistas. Di María convirtió ayer su décimo gol en 51 partidos de la selección.

¡Gracias Dios!

Gracias por darnos a ese Angel, por habernos dado al “Messias” del fútbol. Y, por sobre todas las cosas, por escuchar a Francisco. No hay un solo argentino que no crea que el Papa también está jugando este Mundial, que mira al que está arriba, le guiña un ojo y, en la cancha, nos salvamos de milagro. Como en esa jugada del final, esa pelota que pegó en el palo y que bien podría haberse metido, además, después de rebotar en el delantero suizo, pero se terminó yendo afuera... Si no fue Dios, ¿quién fue? Los escépticos dirán “la suerte”, los creyentes y fanáticos no tendrán ninguna duda de que fue Dios, porque encima creemos que es argentino. 
Seguramente que Francisco está para otras cosas, reza y pide por las verdaderas prioridades del mundo, por los pobres, los sufridos y los necesitados... Pero también da la casualidad de que San Lorenzo, el equipo del Papa, ha salido campeón y se metió en las semifinales de la Copa Libertadores (que se reiniciará después del Mundial). Creer o reventar. Muchos pensamos que algo de esta gracia divina nos ayudó ayer y nos podría acompañar hasta la final. Que así sea.


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