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Niños, jóvenes, personas grandes, la familia. Todos reunidos con el mismo objetivo: alentar y sufrir por la Selección. En la plaza España se congregaron más de quinientas personas para ver el partido de la Argentina frente a Bélgica en pantalla gigante. Y hubo de todo: unas barritas de jóvenes con bombos y platillos, hinchas de Central Norte, muchas familias, gente que vendía y otra gente que tomaba. Sin embargo, todo se desarrolló dentro de los parámetros normales; la pasión y las ganas por ver a la Argentina en las semifinales pudo más que cualquier otra diferencia.
La gente enloqueció con el gol del Pipita Higuaín, como así también se bancó la llovizna que cayó sobre el final del partido. Nadie se movió, todos querían ser testigos de un momento histórico: Argentina se metía en semifinales tras 24 años de contener el grito.
Y después del desahogo, la gente volvió a la plaza 9 de Julio en la que miles de salteños festejaron el haber llegado a la semifinal de la Copa del Mundo. El centro de la ciudad nuevamente se tiñó de celeste y blanco, es que los todos los argentinos están más entusiasmados que nunca con ser campeones del mundo. No importa nada más, la gente está feliz.