PUBLICIDAD

¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
23°
21 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

¿Recuerdan a la niña wichi violada?

Martes, 26 de agosto de 2014 01:30
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla
Recuerdo este caso,porque sigue vigente la necesidad de congeniar los derechos, cuando se encuentran en puja dos derechos constitucionales; en este caso el derechos de los niños con el derecho de los pueblos originarios. Estoy plenamente convencida de que en esta puja se debe privilegiar el derecho de los niños, porque hace a la integridad a la vida y al derecho a que se respete su dignidad como personas.
Lo vuelvo a recordar porque la violencia sigue sucediendo, contra las niñas, y tenemos cada vez más niñas embarazadas, con grave peligro para su salud, con amenazas que vulneran su derecho a la educación, a perfeccionarse, a desarrollarse personalmente, a crecer y vivir en familia como niñas. También pienso en los niños nacidos en esas circunstancias, cuya salud está en riesgo, porque las niñas que sobrellevan su niñez no pueden garantizar que los bebés estén bien alimentados porque sus pequeñas madres están mal alimentadas.
Y esto, por cierto, ocurre entre las comunidades aborígenes, pero también los nichos de pobreza que abundan en el campo y en los conurbanos del país.
Les recuerdo como fue el caso, que algunos salteños no habrán olvidado.
Las mujeres indígenas siguen siendo discriminadas en América, y para ello es importante tener en cuenta lo que le sucedió a una niña wichi en Salta.
El caso se origina por la denuncia que formaliza ante la policía, la mujer wichi Teodora Tejerina el 8 de julio de 2005, en la que afirma que su compañero, también wichi, José Fabián Ruiz, había abusado sexualmente de su pequeña hija de 9 años y la había dejado embarazada. Denuncia que luego fue tratada por la justicia de la provincia de Salta, tanto en el juzgado de Instrucción, como en la Cámara, hasta que la causa llegó a la Corte de Justicia de la provincia y, finalmente, a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
El episodio cobró resonancia internacional y dio lugar a un intenso debate con opiniones de doctrinarios, juristas, y también de sectores de la comunidad provincial, nacional e internacional. Existieron posiciones encontradas, dado que habían quienes sostenían que era una costumbre ancestral y que no debía regir el derecho argentino ni el internacional. Entiéndase que cuando se habla del Derecho Internacional refieren a la Convención de los Derechos del Niño, ahora incorporado a la Constitución Nacional.
El testimonio de Octorina
Cabe destacar que refiriéndose a este caso, Octorina Zamora, autoridad de otra comunidad pero de la misma etnia wichi, hizo declaraciones y apoyó el voto de minoría señalando que "es realmente una aberración pensar que el pueblo wichi acepta el abuso sexual de las niñas como una costumbre ancestral".
La Corte de Salta, con la sola excepción de mi voto, sostuvo en el expediente. Nº 28.526/06 que las pautas culturales de la comunidad wichi conforman un modo de vida conocido como "matrimonio privignático", es decir, el matrimonio de un hombre tanto con la mujer como con la hija. Esta situación que fue desmentida por Octorina Zamora, quien en la presentación que efectuó ante el INADI dijo: "Como mujeres, madres, hermanas, es doloroso desde la propias entrañas aceptar un dictamen como éste, poniendo a nuestros hijos y mujeres en total desamparo, porque la misma consideración muestra un racismo y actitud xenofóbica, porque la Corte utiliza una fábula, para justificar vaya a saber qué intereses"
En dictamen 85/07 el INADI sostuvo "que en la resolución del conflicto debe prevalecer el supremo interés de la niña sobre los derechos del sr. Ruiz", repitiendo así uno los argumentos de mi voto en este caso.
"Es doloroso un dictamen como éste, que muestra racismo, porque la Corte utiliza una fábula para justificar vaya a saber qué intereses"
Un voto que traigo a colación precisamente porque es la realidad actual no modificada que viven muchas niñas y mujeres de las comunidades. Esto significa la falta de acceso efectivo a justicia. "Pareciera que la voz de la nativa, es decir, de la madre, no es importante, y puede tranquilamente no ser tenida en cuenta. Quienes hacemos antropología debemos movernos entre el reconocimiento de los derechos de los niños niñas y a su vez tener presente que están situados entre los grupos vulnerables. Debemos entender los contextos particulares en que llevan a cabo su vida cotidiana y reconocer al mismo tiempo los documentos internacionales que tratan de protegerlos".
"Pudimos comprobar en la investigación de la que formamos parte, la peligrosa utilización de la "Cultura", para explicar distintas situaciones de desigualdad y discriminación, como bien lo alertaban representantes wichis, en relación al caso Ruiz".
Estamos expresando algo que respalda lo que señalo más arriba, cuando digo que mucho no ha cambiado, y que deben modificarse las conductas... En las entrevistas sobre este caso, si bien hubo distintas posiciones, nadie se indignó cuando una de ellas dijo que "los casos violación de una chica wichi no son tan graves porque la forma en que una criolla internaliza la situación de la violación no es la misma que la de una aborigen, que tiene una situación más naturalizada". En una palabra, en su "cultura", las niñas están acostumbradas a que esto pase, y es natural que así sea". En otras palabras, parecería que "es problema de ellos, no nuestro".
Los entre comillados pertenecen al trabajo de Mónica Tarduchi sobre." Abusos, mentiras y videos. A propósito de la niña wichi", publicada en el Boletín de Antropología y Educación, en mayo de 2013.
¿Se han modificado algo las situaciones de este tipo? ¿Hizo algo el Estado para evitar estas circunstancias denigrantes para las niñas de pueblos originarios y de criollas.? ¿Se evitó esta violencia? ¿Se está trabajando en ello?
Son preguntas a las que debemos dar respuestas. No se trata solo de un caos que involucra a la Justicia, sino que es necesario trabajar en serio, dejar de lado la retórica y desarrollar una acción como sociedad y como Estado desde la educación, la salud, la contención familiar y desde los valores. Un compromiso con la dignidad humana y el respeto que merecen los niños, por sobre todo.
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD