La provincia de Salta viene con problemas estructurales. Tiene muchos desafíos pendientes en temas niñez y adolescencia; y esto tiene que ver con los atrasos relativos a la provincia. No obstante, en los últimos años hubo avances en cuanto a diferentes indicadores respecto de salud, educación de mayor inclusión social, aunque vuelvo a repetir: quedan muchos desafíos. Una buena medida, que desde Unicef apoyamos, tiene que ver con la creación del Ministerio de Primera Infancia. Es el primer ministerio a nivel nacional relacionado con los niños y adolescentes. Es una buena noticia, ya que tradicionalmente en Argentina el sector no tiene rango ministerial y eso también influye en los presupuestos. Ahora hubo una decisión de poner bajo la órbita de este Ministerio a la Dirección de la Niñez dándole un rango de secretaría provincial. Esto nos parece una buena iniciativa en el sentido de que la autoridad de aplicación ahora va a ser el Ministerio.
¿Y cuál debe ser el trabajo de ese Ministerio?
El desafío tiene que ver con la articulación con los otros ministerios. Con Salud, Educación, Derechos Humanos. Entonces, tiene un trabajo interesante en poder articular todas las políticas vinculadas a niñez y adolescencia.
Articular sobre todo con Salud por los temas de desnutrición...
Sí, los temas vinculados con Salud son los grandes desafíos. Pero no solo los temas de desnutrición sino también los de malnutrición. Obesidad y todo tipos de problemas alimenticios son importantes. El Ministerio está teniendo un buen foco en el sentido de estar generando iniciativas en Rivadavia Banda Sur y más al norte, pero efectivamente se necesita reforzar todo lo vinculado a la atención primaria de la salud. El trabajo de los agentes sanitarios, con las comunidades indígenas, de las capacitaciones desde una lógica intercultural también urge reforzar.
Otro tema grave en Salta son los embarazos jóvenes...
Ese es otro tema preocupante. La situación de los adolescentes es una preocupación en general. Hoy en Argentina hay unos 3.600 nacimientos de chicas de menos de 14 años. Esto está tipificado por la ley como situaciones de abuso y efectivamente no termina de estar en la agenda. Esto requiere una mirada de todos los sectores; no es un problema solamente de Salta sino de todo el país. En las zonas rurales más desfavorecidas económicamente los indicadores son más elevados. Gran parte de los embarazos adolescentes está relacionado con la educación de las mamás. En líneas generales, las mamás no tienen la educación inicial completa, están en un ambiente de pobreza estructural y eso debe ser revertido.
Pero hay una contradicción porque el Gobierno crea un Ministerio, pero a la vez no enseñan educación sexual en las escuelas...
Efectivamente, la implementación de los temas vinculados a educación sexual son necesarios y se tienen que ahondar mucho más, pero hay determinantes culturales muchos más complejos. En eso coincido: la creación de un Ministerio no te va a generar un cambio pero sí es un buen mensaje y una buena iniciativa. El tema es que detrás haya un presupuesto fuerte, que se implemente, que se generen políticas más allá del relevamiento, y estas estén vinculadas a un mayor acceso al agua y al saneamiento; que haya más accesos a viviendas de calidad y a todo el sistema de protección social. En Argentina y en Salta es similar, hay un 25% de niños y niñas adolescentes que aún no acceden a la asignación universal por hijo o ni siquiera al DNI.
Para los aborígenes los indicadores son nefastos...
Tenemos un gran déficit de información respecto a las comunidades aborígenes y esto no solo en Salta. Debemos tener más y mejor información sobre la situación de las poblaciones aborígenes y rurales. La última encuesta que se tiene sobre la desnutrición a nivel nacional fue la realizada en el año 2005. El déficit es importante y para tomar decisiones necesitamos la información. El otro desafío es dar las respuestas.
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La provincia de Salta viene con problemas estructurales. Tiene muchos desafíos pendientes en temas niñez y adolescencia; y esto tiene que ver con los atrasos relativos a la provincia. No obstante, en los últimos años hubo avances en cuanto a diferentes indicadores respecto de salud, educación de mayor inclusión social, aunque vuelvo a repetir: quedan muchos desafíos. Una buena medida, que desde Unicef apoyamos, tiene que ver con la creación del Ministerio de Primera Infancia. Es el primer ministerio a nivel nacional relacionado con los niños y adolescentes. Es una buena noticia, ya que tradicionalmente en Argentina el sector no tiene rango ministerial y eso también influye en los presupuestos. Ahora hubo una decisión de poner bajo la órbita de este Ministerio a la Dirección de la Niñez dándole un rango de secretaría provincial. Esto nos parece una buena iniciativa en el sentido de que la autoridad de aplicación ahora va a ser el Ministerio.
¿Y cuál debe ser el trabajo de ese Ministerio?
El desafío tiene que ver con la articulación con los otros ministerios. Con Salud, Educación, Derechos Humanos. Entonces, tiene un trabajo interesante en poder articular todas las políticas vinculadas a niñez y adolescencia.
Articular sobre todo con Salud por los temas de desnutrición...
Sí, los temas vinculados con Salud son los grandes desafíos. Pero no solo los temas de desnutrición sino también los de malnutrición. Obesidad y todo tipos de problemas alimenticios son importantes. El Ministerio está teniendo un buen foco en el sentido de estar generando iniciativas en Rivadavia Banda Sur y más al norte, pero efectivamente se necesita reforzar todo lo vinculado a la atención primaria de la salud. El trabajo de los agentes sanitarios, con las comunidades indígenas, de las capacitaciones desde una lógica intercultural también urge reforzar.
Otro tema grave en Salta son los embarazos jóvenes...
Ese es otro tema preocupante. La situación de los adolescentes es una preocupación en general. Hoy en Argentina hay unos 3.600 nacimientos de chicas de menos de 14 años. Esto está tipificado por la ley como situaciones de abuso y efectivamente no termina de estar en la agenda. Esto requiere una mirada de todos los sectores; no es un problema solamente de Salta sino de todo el país. En las zonas rurales más desfavorecidas económicamente los indicadores son más elevados. Gran parte de los embarazos adolescentes está relacionado con la educación de las mamás. En líneas generales, las mamás no tienen la educación inicial completa, están en un ambiente de pobreza estructural y eso debe ser revertido.
Pero hay una contradicción porque el Gobierno crea un Ministerio, pero a la vez no enseñan educación sexual en las escuelas...
Efectivamente, la implementación de los temas vinculados a educación sexual son necesarios y se tienen que ahondar mucho más, pero hay determinantes culturales muchos más complejos. En eso coincido: la creación de un Ministerio no te va a generar un cambio pero sí es un buen mensaje y una buena iniciativa. El tema es que detrás haya un presupuesto fuerte, que se implemente, que se generen políticas más allá del relevamiento, y estas estén vinculadas a un mayor acceso al agua y al saneamiento; que haya más accesos a viviendas de calidad y a todo el sistema de protección social. En Argentina y en Salta es similar, hay un 25% de niños y niñas adolescentes que aún no acceden a la asignación universal por hijo o ni siquiera al DNI.
Para los aborígenes los indicadores son nefastos...
Tenemos un gran déficit de información respecto a las comunidades aborígenes y esto no solo en Salta. Debemos tener más y mejor información sobre la situación de las poblaciones aborígenes y rurales. La última encuesta que se tiene sobre la desnutrición a nivel nacional fue la realizada en el año 2005. El déficit es importante y para tomar decisiones necesitamos la información. El otro desafío es dar las respuestas.