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La otra vida de Nisman

Sabado, 14 de marzo de 2015 17:14
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La otra vida de Nisman

El recordado Jorge Luis Borges decía que nada mejor que la muerte para mejorar una vida.
Gerardo Sofovich lo comprobó porque hasta Luis Ventura que había prometido ir a su velorio para patearle el cajón, razonablemente se llamó al silencio. Jorge Rial lo recordó de otra manera, a espaldas del rencor del pasado.

Con la muerte del fiscal Alberto Nisman pasó todo lo contrario. Resulta que a punto de cumplir dos meses de sus dos muertes (suicidio o asesinato), existen dos opiniones: la de la Justicia que investiga y la de la gente. Para colmo ahora aparece su otra vida: la de la farándula. La misma que un día "atrapó" a Poli Armentano, "el rey de la noche", cuya muerte es otra asignatura pendiente y la del mismísimo Guillermo Coppola, que curiosamente tenía una mesa cercana a Nisman, cuando concurría a un conocido boliche que frecuentaban.

En esos momentos, casi en las antípodas de la causa AMIA, el fiscal tenía todo el derecho de divertirse como cualquier persona.

Sin embargo su alta exposición no tiene paz, ni para su memoria, ni para su familia, ni tampoco para los seguidores del complicado caso. Cada nueva noticia es tan importante, casi tan fuerte como se continúa esmerilando su figura.

Para el periodismo, Nisman coqueteaba con la noche, era una especie de seductor de mujeres jóvenes y hermosas que hoy alternan en esa envidiable galería de rostros bellos y perfectos.

Antes pusieron en duda su condición de hombre, también ningunearon su capacidad. Hasta dudaron de los argumentos de su denuncia. Aníbal Fernández fue más allá y dijo que el fiscal era empleado del otrora poderoso Jaime Stiuso.

Gilbert Keith Chesterton, escritor británico, decía con cierta ironía: "El periodismo consiste esencialmente en decir "Lord Jones ha muerto'' a gente que no sabía que Lord Jones estaba vivo".
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