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El hecho se produjo la noche del martes, alrededor de las 22, cuando la chiquita, que junto a otra nena y al chico de 12 años dormían en el piso de tierra en una precaria habitación en cercanías a otra casa donde viven sus abuelos, comenzó a llorar. Las piezas no cuentan con luz eléctrica y en medio de la oscuridad se acercaron los abuelos para saber qué pasaba. Luego se comprobó a través de los médicos del hospital Juan Domingo Perón que la niña había sido violada.
"No sabemos qué paso"
El abuelo de la chiquita y el padre del niño de 12 años viven en el kilómetro 5. El hombre -cuya identidad se mantiene en reserva para proteger a los menores- dijo: "Eran como las 10 de la noche y estaba todo muy oscuro. Mi nieta salió de la pieza llorando, estaba durmiendo con mi hijo y con una hermanita de ella".
"Nosotros estábamos en la otra pieza tomando mate; no sabíamos qué le pasaba hasta que llegó mi hija (la madre de la nena) que vive en otra pieza un poco más alejada. Ella lo revisó a mi changuito que estaba durmiendo, le bajó los pantalones para ver si tenía lastimado o alguna mancha y no le vió nada. Mi nieta dice que fue mi hijo pero los tres estaban durmiendo y creemos que puede haber entrado cualquiera a la pieza, hacerle daño e irse. La pieza no tiene puerta ni ventana", expresó el padre del menor.
El humilde aborigen wichi recordó: "Después de que la chiquita dijo que mi hijo la lastimó yo le pregunté a él y me dijo que estaba durmiendo y que se despertó cuando vino mi hija a revisarlo. Yo no puedo decir que sea culpable o inocente y eso fue lo que declaré en el juzgado. Me dijeron que lo traiga a mi hijo con nosotros y que nos van a citar más adelante para seguir investigando. Espero que sea así porque es muy triste lo que pasó con la chiquita y con mi hijo".
El hecho es una consecuencia más de la pobreza extrema y las condiciones de vulnerabilidad en las que viven los niños de comunidades aborígenes.