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Muchos no las ven pero ellas ejercen su dignidad trabajando mano a mano con los hombres en una obra de construcción. Son mujeres jóvenes y frescas. Tienen hijos y una familia que espera en la casa que sean pasadas las 12 para que llegue mamá a cocinar.
Sobre la ruta provincial 26 cerca de la entrada al barrio La Paz, la misma de ingreso a el barrio Solidaridad, se encuentra un lugar que se llama La Casona.
Allí, al sudeste de la ciudad, seis cooperativas de trabajadores están construyendo lo que será una fábrica de premoldeados y bloques.
Más de 100 personas, que integran esas cooperativas, llegan todos los días a las 8 y se van al mediodía. Más de la mitad son mujeres.
Altas, bajas, rubias o morochas se ponen el casco, se calzan los guantes de protección y se suben en los andamios, doblan hierros o manipulan los fratachos sin diferencias con los hombres.
Todo está enmarcado en el programa Argentina Trabaja, dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
La tarea principal de estas obreras es la de construir una fábrica de bloques y premoldeados para proveer de esos insumos a otros proyectos sociocomunitarios.
Es la base de una estructura que abastecerá a las escuelas, iglesias o a cualquier obra de edificios comunitarios que necesiten los materiales que fabrican.
Las cooperativas ya vienen realizando trabajos desde hace más de tres años. Desarrollan tareas tales como saneamiento urbano, mejoras barriales, pinturas y obras de albañilería en edificios públicos como escuelas, centros vecinales o comedores. "Esta iniciativa busca fortalecer la organización socioeconómica y promover el desarrollo de los trabajadores y trabajadoras de la economía social", aseguró el responsable técnico, Alfredo Aguilar.
Pero no todo queda en bloques y premoldeados. Las tareas en La Casona son muchas y en todas están las mujeres poniendo el esfuerzo.
Además de la fábrica, que ya va teniendo forma de tal, en el lugar hay una carpintería y una herrería en las que se fabrica todo lo imaginable para las obras en construcción. Puertas, ventanas, canaletas, soportes de andamios, entre tantas cosas son las que hacen las mujeres.
La idea, según Aguilar, es que luego sean los mismos empleados los que queden trabajando de forma independiente en el lugar. Para eso reciben formación y capacitación.
Ellas asisten dos veces a la semana a la Escuela de Artes y Oficios de la Municipalidad de Salta para hacer cursos teórico - prácticos de albañilería, y todas las mañanas van a La Casona. Además, cobran una pequeña suma de dinero por las tareas que realizan.
Son muchos los que van a buscar trabajo, pero Aguilar asegura que ya no hay puestos para nadie más y que los cupos para las cooperativas están colmados.
Llegan las 12 y las mamás salen apresuradamente. La mayoría es de la zona sudeste. Todas tienen que llegar a sus casas para ponerse a cocinar y a hacer, desde ese momento, el trabajo de mamá.
Un "delivery" de obras
El Tribuno dialogó con algunas de las mujeres que trabajan en La Casona. Hay algunas de ellas que ofrecen un servicio muy particular.
Siete mujeres y dos hombres conformaron un pequeño grupo que realiza trabajos independientes para proyectos particulares.
Como casi nunca en sus historias personales la plata alcanza, ellas trabajan, además, por las tardes brindando un servicio especializado para las obras.
Es como una minicooperativa que realiza refacciones, pinturas, trabajos de albañilería en general, ponen mamposterías y hasta hace colocaciones de machimbres.
Hasta ahora les fue bien con los trabajos realizados y encargados por la gente de la zona sudeste; pero ahora quieren extenderse y buscan salir a cualquier zona de la ciudad.
Si alguien necesita este "delivery" de trabajadoras para su obra puede contratarlas o pedir más información llamando a Anita Iribarren, al 154687289 a cualquier hora y por cualquier consulta.
Las mujeres resaltaron que tienen precios accesibles y remarcaron que darles trabajo es ayudarlas a llevar el pan para sus casas cada día.
Sobre la ruta provincial 26 cerca de la entrada al barrio La Paz, la misma de ingreso a el barrio Solidaridad, se encuentra un lugar que se llama La Casona.
Allí, al sudeste de la ciudad, seis cooperativas de trabajadores están construyendo lo que será una fábrica de premoldeados y bloques.
Más de 100 personas, que integran esas cooperativas, llegan todos los días a las 8 y se van al mediodía. Más de la mitad son mujeres.
Altas, bajas, rubias o morochas se ponen el casco, se calzan los guantes de protección y se suben en los andamios, doblan hierros o manipulan los fratachos sin diferencias con los hombres.
Todo está enmarcado en el programa Argentina Trabaja, dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
La tarea principal de estas obreras es la de construir una fábrica de bloques y premoldeados para proveer de esos insumos a otros proyectos sociocomunitarios.
Es la base de una estructura que abastecerá a las escuelas, iglesias o a cualquier obra de edificios comunitarios que necesiten los materiales que fabrican.
Las cooperativas ya vienen realizando trabajos desde hace más de tres años. Desarrollan tareas tales como saneamiento urbano, mejoras barriales, pinturas y obras de albañilería en edificios públicos como escuelas, centros vecinales o comedores. "Esta iniciativa busca fortalecer la organización socioeconómica y promover el desarrollo de los trabajadores y trabajadoras de la economía social", aseguró el responsable técnico, Alfredo Aguilar.
Pero no todo queda en bloques y premoldeados. Las tareas en La Casona son muchas y en todas están las mujeres poniendo el esfuerzo.
Además de la fábrica, que ya va teniendo forma de tal, en el lugar hay una carpintería y una herrería en las que se fabrica todo lo imaginable para las obras en construcción. Puertas, ventanas, canaletas, soportes de andamios, entre tantas cosas son las que hacen las mujeres.
La idea, según Aguilar, es que luego sean los mismos empleados los que queden trabajando de forma independiente en el lugar. Para eso reciben formación y capacitación.
Ellas asisten dos veces a la semana a la Escuela de Artes y Oficios de la Municipalidad de Salta para hacer cursos teórico - prácticos de albañilería, y todas las mañanas van a La Casona. Además, cobran una pequeña suma de dinero por las tareas que realizan.
Son muchos los que van a buscar trabajo, pero Aguilar asegura que ya no hay puestos para nadie más y que los cupos para las cooperativas están colmados.
Llegan las 12 y las mamás salen apresuradamente. La mayoría es de la zona sudeste. Todas tienen que llegar a sus casas para ponerse a cocinar y a hacer, desde ese momento, el trabajo de mamá.
Un "delivery" de obras
El Tribuno dialogó con algunas de las mujeres que trabajan en La Casona. Hay algunas de ellas que ofrecen un servicio muy particular.
Siete mujeres y dos hombres conformaron un pequeño grupo que realiza trabajos independientes para proyectos particulares.
Como casi nunca en sus historias personales la plata alcanza, ellas trabajan, además, por las tardes brindando un servicio especializado para las obras.
Es como una minicooperativa que realiza refacciones, pinturas, trabajos de albañilería en general, ponen mamposterías y hasta hace colocaciones de machimbres.
Hasta ahora les fue bien con los trabajos realizados y encargados por la gente de la zona sudeste; pero ahora quieren extenderse y buscan salir a cualquier zona de la ciudad.
Si alguien necesita este "delivery" de trabajadoras para su obra puede contratarlas o pedir más información llamando a Anita Iribarren, al 154687289 a cualquier hora y por cualquier consulta.
Las mujeres resaltaron que tienen precios accesibles y remarcaron que darles trabajo es ayudarlas a llevar el pan para sus casas cada día.
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