Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla
El problema de las cloacas a cielo abierto sigue vigente y maloliente en las calles de villa Mitre. Aguas servidas bajan libres desde el asentamiento de villa Floresta y ninguna autoridad se hace responsable de los múltiples perjuicios que producen en la población del este capitalino. Por el contrario, Aguas del Norte responsabiliza a los vecinos por los desbordes cloacales. Así lo expresó el director de la empresa, Roque Mascarello, cuando afirmó que la responsabilidad de que villa Mitre se inunde con efluentes cloacales es de los habitantes de Floresta, porque no realizan las conexiones domiciliarias y los desperdicios derivan hacia el barrio colindante. También culpó a los vecinos en general por tirar al inodoro productos que obstruyen la red cloacal, como pañales y ropa.
Una de las calles más afectadas en villa Mitre es la Pompilio Guzmán. Algunos habitantes aseguran que desde hace una década esa calle es conocida como una cloaca a cielo abierto. Por eso los comerciantes que tienen sus locales ahí se quejan de todas las formas conocidas y nadie responde a sus clamores.
En marzo de 2014, cuando Roque Mascarello era un flamante director de Aguas del Norte fue a dialogar sobre el tema con los vecinos y comerciantes de la villa. Cuentan los vecinos que en esa oportunidad les prometió que las aguas servidas dejarían de circular por sus calles. Eso no se cumplió y siguen con el mismo drama que hace 11 años.
El río de aguas cloacales pasa por la escuela Ejército Argentino y por el colegio secundario 5.024 Sargento Cabral, donde alumnos y docentes deben soportar las clases a puertas cerradas por los hedores. Para tener una idea de la cantidad de personas afectadas, solo la escuela primaria tiene una matrícula de 900 niños que se descomponen a diario.
Cuando fue consultada la gerente de Comunicaciones de Aguas del Norte, María Laura Terán, dijo que el problema tenía su origen en las familias asentadas detrás de la avenida Hermenegildo Diez, de villa Floresta. "Son asentamientos que no tienen sistema de cloacas y vierten al aire libre sus aguas servidas que desembocan en villa Mitre. Se trata de un problema estructural que tenemos en esa zona. Se necesita una solución habitacional", dijo Terán hace un año.
Y el problema empeora. El otro gran caudal de aguas cloacales baja por la calle Canónigo Gorriti. Por allí pasa la gran mayoría de los niños que asisten a la escuela Ejército Argentino. La calle es una pendiente pronunciada, condicionada por la ladera del cerro. Es justo en esa falda (por donde tendría que haber pasado la Circunvalación Este), donde se asentaron las familias sin techo. Sin ninguna regla urbanística, sin acceso a servicios, las familias sacan sus desechos por el frente de sus casas. Así, la desidia en la obra pública, la falta de planificación urbana y las promesas incumplidas, dan como resultado el caos que sigue afectando a los vecinos de villa Mitre.
Una de las calles más afectadas en villa Mitre es la Pompilio Guzmán. Algunos habitantes aseguran que desde hace una década esa calle es conocida como una cloaca a cielo abierto. Por eso los comerciantes que tienen sus locales ahí se quejan de todas las formas conocidas y nadie responde a sus clamores.
En marzo de 2014, cuando Roque Mascarello era un flamante director de Aguas del Norte fue a dialogar sobre el tema con los vecinos y comerciantes de la villa. Cuentan los vecinos que en esa oportunidad les prometió que las aguas servidas dejarían de circular por sus calles. Eso no se cumplió y siguen con el mismo drama que hace 11 años.
El río de aguas cloacales pasa por la escuela Ejército Argentino y por el colegio secundario 5.024 Sargento Cabral, donde alumnos y docentes deben soportar las clases a puertas cerradas por los hedores. Para tener una idea de la cantidad de personas afectadas, solo la escuela primaria tiene una matrícula de 900 niños que se descomponen a diario.
Cuando fue consultada la gerente de Comunicaciones de Aguas del Norte, María Laura Terán, dijo que el problema tenía su origen en las familias asentadas detrás de la avenida Hermenegildo Diez, de villa Floresta. "Son asentamientos que no tienen sistema de cloacas y vierten al aire libre sus aguas servidas que desembocan en villa Mitre. Se trata de un problema estructural que tenemos en esa zona. Se necesita una solución habitacional", dijo Terán hace un año.
Y el problema empeora. El otro gran caudal de aguas cloacales baja por la calle Canónigo Gorriti. Por allí pasa la gran mayoría de los niños que asisten a la escuela Ejército Argentino. La calle es una pendiente pronunciada, condicionada por la ladera del cerro. Es justo en esa falda (por donde tendría que haber pasado la Circunvalación Este), donde se asentaron las familias sin techo. Sin ninguna regla urbanística, sin acceso a servicios, las familias sacan sus desechos por el frente de sus casas. Así, la desidia en la obra pública, la falta de planificación urbana y las promesas incumplidas, dan como resultado el caos que sigue afectando a los vecinos de villa Mitre.
PUBLICIDAD