PUBLICIDAD

¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
20°
21 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Laberintos humanos. El cuis | Laberintos Humanos

Viernes, 08 de mayo de 2015 23:55
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Laberintos humanos. El cuis

Carla Cruz caminaba sola por los cerros desde que pudo huir de las ruinas de Huichaira, donde quedaron peleando su amado Pablo, Pedro y Esteban Franco contra los Varela, pero al llegar a una esquina donde da vuelta el sendero en torno al faldeo, escuchó que más allá se movían unas hojas en el suelo.

El ruido fue muy suave, sobre todo si lo comparaba con la pelea del toro y el gaucho, a la que había asistido para terminar huyendo, o la aventura en la que cayó por dormir bajo las ramas del molle, pero no por pequeño fue que el ruido se le perdió en el silencio y se decidió a seguirlo para ver qué era.

Lo que vio fue un cuis que correteaba hacia la boca de su cueva, que se detuvo en cuanto se supo visto, se volvió nervioso hacia Carla Cruz, movió la cintura como si se tratara de una broma, se recostó sobre sus patas traseras para lanzarse hacia adelante y se zambulló en el túnel para perderse, como el diablito tras el carnaval, debajo de la tierra.

Cuando el cuis desapareció de su vista, vio un viejito que reía algo más atrás, un viejito al que no había visto antes y se asustó, se escondió tras un tronco y abrió la tapa de su teléfono celular para consultar con el Abuelo Virtual sobre ese nuevo personaje con el que daba en su camino. Tecleó la poca información que tenía y vio que el rostro del Abuelo se configuraba en su pantalla.

Con la voz metalizada con que siempre le respondía, el Abuelo Virtual rio y le dijo que podía confiar en ese viejito, pero cuando lo buscó con la vista, el viejito ya no estaba.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD