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Tartagal, como otras ciudades del norte salteño -habitadas por siglos por comunidades aborígenes-, comenzó con un lento pero sostenido poblamiento de criollos e inmigrantes hace poco más de un siglo.
La gente se vio atraída por las riquezas forestales de San Martín y Rivadavia y el comercio con los pueblos del sur de Bolivia, con los que intercambiaban animales en pie, toda clase de mercaderías y hasta metales preciosos -plata y oro- provenientes del Potosí.
Los primeros asentamientos poblacionales fueron Campo Durán (20 kilómetros al sur del límite con Bolivia) y el paraje Yariguarenda -donde hoy se emplaza el Santuario Virgen de la Peña-, a unos 15 kilómetros al norte de Tartagal.
Allí, los vendedores que recorrían cientos de kilómetros a lomo de mula y en carretas por caminos abiertos al pie de las serranías de San Antonio, pernoctaban para descansar ellos y los animales en pie que comercializaban con Bolivia.
Las aguadas y los arroyos que bordeaban estos lugares fueron propicios para que algunos viajeros decidieran asentarse definitivamente y así se levantaron las primeras viviendas.
Con el paso del tiempo, el poblado más importante se trasladó hacia la finca Ñancahuasu (arroyo grande en lengua nativa, por el río que la dividía en dos), hoy Tartagal, que por unos pocos pesos había obtenido el coronel boliviano Camilo Moreno.
Fue don Pedro José Roffini, un joven italiano, casado con una muchachita boliviana, a quien se considera el fundador de Tartagal. Roffini adquirió la finca a la que -con una notable visión de futuro- le destinó una hectárea para un paseo público, la misma donde se levanta actualmente la plaza José de San Martín.
Tartagal tuvo su mayor impulso con la explotación hidrocarburífera que iniciaron, primero los norteamericanos de la Standard Oil y años más tarde YPF, lo que la posicionó como una de las ciudades más importantes de Salta.
El 13 de junio fue institucionalizado como día de su fundación, según lo establece la resolución N§ 13 de la Municipalidad de Tartagal, sancionada el 21 de mayo de 1954, durante la gestión del entonces interventor municipal Severo Cáceres Cano. Mediante el decreto provincial N§ 10.758, el entonces gobernador de la provincia Ricardo Durán aprobó la mencionada resolución municipal, teniéndose como fecha oficial de fundación el día 13 de junio de 1924.