Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
11°
14 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Goyo Martinez: Hay que asumir con valentía lo que uno es y no aparentar

Viernes, 12 de junio de 2015 00:00
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla
"Tacos altos en el barro", el documental del cineasta salteño Rolando Pardo, será parte de las actividades del 10§ Coloquio de las Letras y Feria del Libro que se iniciará hoy en Orán. El filme, realizado en 2014, aborda el travestismo y la prostitución en jóvenes de pueblos aborígenes del norte salteño, el devenir y las condiciones de vida.
La proyección se efectuará esta noche, a las 21, en el Cine Municipal oranense, con la presencia de Pardo y algunos de los actores principales para debatir con el público el tema.
La historia gira en torno de seis travestis que muestran sus vidas descarnadamente a la lente del realizador. Son Wanda, Paola, Killy, Paloma, Daiana y Zaira. Justamente es la primera quien accede a una charla con El Tribuno y deja muy en claro que no pretende ocultar ni cambiar su nombre de nacimiento: Gregorio "Goyo" Martínez, del barrio Caballito, "Así me conocen todos. Que me digan el o la travesti lo tengo perfectamente asumido y no me molesta el uso de uno u otro artículo", deja en claro.
Declara llevar 42 años bien vividos y, en una banca en la vereda de su humilde casa, con el fondo de cañas de bambú, saluda a la enorme barriada que le sonríe con cariño y comienza a narrar lo difícil de su vida desde la niñez hasta su elección sexual.
¿Cómo es tu familia?
Se componía de mi mamá y cuatro hermanos; yo soy el segundo.Todos de la comunidad originaria Ava guaraní, tanto que mi abuela se definía como tipoy (pollera típica de la mujer guaraní) y mi abuelo simba. Yo hablo a la perfección el guaraní y realmente me siento muy orgulloso de mis raíces.
¿Como viviste tu niñez?
Fuimos muy pobres. Mi mama trabajaba en casas de familia y me castigaba mucho (lo cuenta entre lágrimas), más que a mis hermanos. Quizás ella veía que yo era distinto, pero nunca me preguntó ni me dijo nada. Aún así, fui el que estuvo con ella y la cuidé hasta el día que falleció, hace ya diez años. Pero las heridas del alma no sanan, son para siempre.
¿Cuándo conociste la calle?
Comencé a trabajar de vez en cuando desde que tenía 16 años. Luego empecé a travestirme y viajaba a Hipólito Yrigoyen y a Martínez del Tineo como Wanda Tamara Zeus (recuerda entre carcajadas). Sacar mi ser interior, travestirme me hacía feliz. Y tras pasar la noche trabajando con mis amigas, volvía corriendo a casa a cambiarme para que nadie se diera cuenta de lo que realmente era.
Así me convertí en una trabajadora sexual y me lo tomé en serio. Me gané la vida y paré la olla de mi familia por mucho tiempo. No tenía otra alternativa; con solo cuarto grado no podía aspirar a mucho más.
¿Es más difícil la vida de una travesti en el interior?
­Sí! Uno sueña con llegar a Buenos Aires porque las trabajadoras se cotizan mejor y se pueden operar. Yo tuve que priorizar a mi familia y quedarme por ellos.
¿Qué lugar ocupa el amor en tu vida?
Espero que en algún momento llegue el amor a mi vida. Todavía no pasó y fue porque siempre prioricé mi trabajo. Ya dejé la calle, pero la calle nunca me va a dejar a mí porque mi pasado siempre estará presente.
¿Que te hubiese gustado llegar a ser profesionalmente?
Siempre milité desde el aspecto político-social con un espíritu solidario. Durante diez años fui presidente del barrio, me encanta ayudar a gestionar a los vecinos. Mi sueño sin duda fue llegar a ser Asistente Social, pero mi realidad fue otra.
¿Cómo fue actuar en la película?
Me encantó. Nos trataron con mucho respeto, me divertí, me sentí una verdadera artista. Pero mi mejor actuación la hice en el servicio militar, en el Regimiento Monte 28. Actué el mejor papel de hombre para no pasarla mal, porque sabía lo que me esperaba si se daban cuenta de mi condición sexual. Tan bueno fui que llegué a dragoneante y en trece meses nadie se dio cuenta.
¿Sufrís discriminación?
Sí, muchas veces, incluso entre las mismas travestis que hacen diferencia con las chicas de los pueblos originarios. Pero aprendí a ser fuerte.
¿Te gusta la vida de artista?
Amo la vida de las artistas. Con ese objetivo de ser estrella aunque sea por un momento fundé la comparsa artística Itá Berá que en guaraní significa piedra brillante o rayo. Con mis compañeras nos sentíamos protagonistas: plumas, tacos y el aplauso de la gente nos hacían sentir verdaderas divas.
¿Cualquiera puede ser travesti?
Con el perdón de la expresión, permítame decirle para ser travesti hay que tener huevos. Hay que ser lo suficientemente valiente para enfrentar la familia, para "salir del placard''. Tengo clientes que son profesionales, otros que son padres de familia y en la intimidad me piden prestada la ropa de mujer. Por aparentar viven un calvario por dentro. Yo, pese a la vida que llevo, me siento muy respetado y querido por mis vecinos.

Feria del libro
Hoy y mañana también se hará la Feria Regional del Libro en la Casa Municipal de la Cultura. Más de 500 ejemplares de literatura regional, nacional y universal serán expuestos en espacios para la lectura y recreación, talleres literarios, lectura en voz alta y un tendedero de producciones de estudiantes secundarios para el concurso "Ilustraciones de microrrelatos de César Antonio Alurralde". Hoy, de 17 a 21 y mañana de 9 a 12.30, con entrada gratis.
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD