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Si usted es una de esas personas que aprovecha el tiempo de ocio y pasea despreocupada por el centro es necesario que lea esto. Desde hace 15 días hay un agujero abierto en una vereda, en pleno caso histórico, y nadie hace nada.
Se trata de un hueco que mide un metro por unos 30 centímetros aproximadamente, ubicado en la acera de calle Caseros, casi llegando a Deán Funes. En frente está la Basílica Menor de San Francisco.
Por debajo pasa el agua desafiante y los comerciantes y vecinos suponen que se trata de una obra de Aguas del Norte.
"Hace unos días ya hice el reclamo correspondiente, pero hasta ahora no respondieron", dijo un salteño apodado "Porfi". Se trata del famoso empanadero de La Tacita.
La historia del buraco viene así. Es muy común que los automovilistas estacionen sobre la margen derecha de la calle Caseros donde construyeron una dársena destinada a los vehículos de gran porte. Cuando algún conductor desconsiderado deja su vehículo en la dársena se arma el problema. Se debe advertir que por ser un paseo turístico, algunos visitantes estacionan sus rodados, por desconocimiento, ante la casi nula señalización vial.
Entonces los colectivos comienzan a hacer maniobras imposibles para doblar sin tocar nada. Así pasó hace dos semanas, cuando alguien dejó su auto frente a la iglesia San Francisco y vino un colectivo de larga distancia, repleto de turistas, para doblar por ahí. El micro pisó la vereda, que no aguantó el peso. Así, quedó al descubierto una obra realizada con una loza descascarada.
Se trata de un hueco que mide un metro por unos 30 centímetros aproximadamente, ubicado en la acera de calle Caseros, casi llegando a Deán Funes. En frente está la Basílica Menor de San Francisco.
Por debajo pasa el agua desafiante y los comerciantes y vecinos suponen que se trata de una obra de Aguas del Norte.
"Hace unos días ya hice el reclamo correspondiente, pero hasta ahora no respondieron", dijo un salteño apodado "Porfi". Se trata del famoso empanadero de La Tacita.
La historia del buraco viene así. Es muy común que los automovilistas estacionen sobre la margen derecha de la calle Caseros donde construyeron una dársena destinada a los vehículos de gran porte. Cuando algún conductor desconsiderado deja su vehículo en la dársena se arma el problema. Se debe advertir que por ser un paseo turístico, algunos visitantes estacionan sus rodados, por desconocimiento, ante la casi nula señalización vial.
Entonces los colectivos comienzan a hacer maniobras imposibles para doblar sin tocar nada. Así pasó hace dos semanas, cuando alguien dejó su auto frente a la iglesia San Francisco y vino un colectivo de larga distancia, repleto de turistas, para doblar por ahí. El micro pisó la vereda, que no aguantó el peso. Así, quedó al descubierto una obra realizada con una loza descascarada.
Temor de los comerciantes
Para los que gustan de las curiosidades urbanas, cualquiera se puede llegar hasta el lugar. Allí verá una chapa, que era un cartel vial, con unas piedras de gran porte encima.
Con este "accidente geográfico" los comerciantes tienen miedo de que alguien se lastime. Sucede que muchos de los peatones son escolares y turistas. Piden que la Municipalidad señalice de un modo correcto la dársena de giro.
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