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La suba de precios en Salta boicotea o dilata la meta de tener la casa propia. Según datos que publica el Consejo Profesional de Agrimensores, Ingenieros y Profesiones Afines (Copaipa), el costo de la construcción local creció un 28,5 por ciento en un año.
Edificar una vivienda de dos plantas de 249 metros cuadrados demandaba en abril de 2014 unos $1,4 millones y en el mismo mes de este año el presupuesto se elevó a más $1,8 millones.
¿Cómo hacen aquellas familias que no tienen ingresos fijos, ganan poco, trabajan en negro o no califican en un banco como sujeto de crédito? Para estas personas es un verdadero sacrificio levantar paredes y colocar techos, aunque sea de chapas, para tener donde dormir.
Marcela Torres espera terminar su casa en Atocha antes de fin de año. Describe con precisión cada uno de los sectores: la cocina comedor tiene 4 por 6 metros; el baño es de 2 por 2,5 metros y un dormitorio de 3 por 4 metros.
La salteña mostró orgullosa a El Tribuno los avances que logró en la edificación. Su hija, Melani, también está contenta. Ambas y otro niño dejarán de habitar una precaria construcción de un ambiente en la que vivieron desde 2011, cuando el Gobierno provincial les entregó un lote.
Marcela admite que es un verdadero desafío construir. La mujer trabaja como personal de maestranza y los ingresos no son de los más altos. "Venía comprando los materiales y me los guardaban en el corralón. Una va haciendo las cosas de a poco", comentó Marcela.
En Salta, el crédito hipotecario privado brilla por su ausencia. En estos últimos años, Procrear movilizó un poco la actividad. A junio de este año se terminaron más de 2.100 obras a través de ese programa que se sustenta con fondo de la Anses. En total, las ejecuciones son cerca de 4.300.
Los fondos volcados en la provincia con Procrear fueron unos 900 millones de pesos. No obstante, muchas familias quedaron fuera del sorteo. Con una tasa de empleo que supera el 40 por ciento, la exclusión en los circuitos formales de la economía es una realidad.
En villa Chartas, Walter Benítez, un oficial de la construcción, lleva adelante una obra para una familia. Edifica en una segunda planta un departamento de 85 metros cuadrados. Las paredes se levantaron con un ladrillón hueco de 18 por 18.
Por las obras, Walter y otros tres ayudantes cobraron ya $70.000, casi lo mismo que costaron los materiales adquiridos hasta ahora. Otro albañil presupuestó su mano de obra en $2.500 el metro cuadrado terminado, sin poner materiales ni equipos.