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Recomendó, por otra parte, "evitar el endeudamiento externo para financiar sobreempleo público, un sistema previsional quebrado o la expansión de sectores privados ultraprotegidos".
En tanto el índice de producción industrial (IPI) de FIEL mostró una contracción en enero de alrededor de medio punto respecto de enero de 2015 y del nivel de diciembre ajustado por estacionalidad.
Así, el adelantamiento al segundo semestre del año pasado de algunas compras de bienes durables y la reducción temporaria de salarios y jubilaciones, medido en moneda constante, ayudan a explicar la caída en la confianza del consumidor. Esta situación se refleja en el consumo privado de los primeros meses del año.
Para Artana, "la aceleración observada en la tasa de inflación era predecible".
"Una depreciación del tipo de cambio entre 55% y 60% y los aumentos en las tarifas de la energía eléctrica necesariamente debían reflejarse en el índice de costo de vida, más si se lo compara con la inflación reprimida de finales de 2015", añadió.
También señaló que "en verdad, el traslado a precios de la devaluación 2015/2016 fue muy inferior a lo observado a finales de 2013 y comienzos de 2014".
A tres meses de la primera ronda de depreciación, se acumulaba en aquel entonces y hoy una inflación similar (del orden del 11 al 12%), mientras que la devaluación actual fue más del doble de la registrada en aquella oportunidad.
"Eso es el reflejo de una política monetaria y fiscal más prudente comparada con la fuerte expansión de hace dos años atrás, que permitía augurar un traspaso completo a precios en pocos meses, como de hecho ocurrió", dijo.
También consideró que "luego de un exitoso planteo por parte del Gobierno nacional, que primero logró dividir a los acreedores y luego conseguir el apoyo del mediador y del juez para la propuesta argentina, es inminente el arreglo del conflicto con los fondos buitre".
Sica evaluó que el arreglo "abrirá las puertas para el financiamiento del déficit fiscal y para la salida gradual propuesta por el Gobierno".
"La colocación de deuda interna y externa, incluyendo los pagos asociados a la salida del default, serían US$ 35.000 millones. La mayoría sería emitida en el exterior, dado el tamaño reducido del mercado local.