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27 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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"Los masajistas sabemos que el cuerpo dice lo que las personas están callando"

Sabado, 20 de agosto de 2016 01:30
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El masaje fue una de las primeras herramientas terapéuticas utilizadas por el hombre para comunicarse y proporcionar un recurso natural contra el dolor y el estrés. María Cecilia Novillo (42) hace diez años que es masajista y hace seis que fusionó esta técnica con el reiki, reconocido como terapia complementaria de sanación natural por la Organización Mundial de la Salud desde 1995. Hace una década María Cecilia se había quedado sin trabajo y con dos hijas que criar buscó una profesión que le permitiera alcanzar la estabilidad económica.
La elección, sin embargo, no resultó azarosa: una vocación por la medicina que no pudo llevar a cabo la dirigió hacia una tarea que también implicaba el servicio, la salud y la búsqueda de una mejor calidad de vida para las personas.
"Hago lo que hago porque con esto encontré una forma de ayudar a otros. Aunque quise ser médica y no pude, creo que esta es la forma de seguir en la línea de la salud. La satisfacción viene al hacer un masaje y ver el resultado final al terminar la sesión, ver cómo queda la persona a la que le sacaste una tensión", explica.
Pero al hacer masajes con técnicas y la perspectiva puesta en el plano físico, cuando finalizaba las sesiones María Cecilia sentía una sensación de desasosiego inexplicable.
"Quedaba cargada y no sabía cómo despegarme de esa energía, incluso no sabía que se llamaba energía. Yo sentía que había algo con lo que uno seguía cargándose. Era como ir llenando un vaso y no saber cómo vaciarlo", se sincera ahora.
Ella no creía en las terapias holísticas (es decir, que ofrecen al mismo tiempo beneficios físicos, mentales y espirituales) ni alternativas (en la nueva nomenclatura, complementarias) hasta que su mejor amiga, también masajista y a la que llamará solo Lorena, le practicó reiki.
"Eso me cambió la vida. Yo estaba mal, estaba saliendo de una situación emocional muy fuerte y acepté ir a la sesión y no fui la misma persona al salir. Y me dije: "Quiero hacer esto, aprender esto'', porque me cambió internamente mi estado anímico, mis ganas. Me llevó un año capacitarme y después me inicié en el primer nivel de instructorado y empecé a fusionarlo con los masajes", recuerda. Así supo que se podía restablecer el equilibrio de la fuerza vital mediante la transmisión de energía a través de las manos, aplicándolas en centros energéticos o chakras del cuerpo o bien en zonas de dolor. También se entrenó para canalizar las energías.
"A mis alumnos les digo que esta es una hermosa profesión, un puente que los va a llevar a un buen lugar".
"Aprendí a despegarme de la energía del otro, a sentirla también, a saber qué era una energía bloqueada por un estado emocional y cómo desbloquearla. Cuando vos entendés el sistema ese, es mucho más armónico el dejar fluir. El saber que muchas veces nosotros nos autoboicoteamos. El reiki no es que te va a resolver la situación, sino que te va a preparar con las herramientas para la situación", detalla.
La fusión no tardaría en llegar. "Con el reiki lográs alivianar, sanar o equilibrar la parte emocional y con el masaje equilibrás la parte física, entonces el resultado final es maravilloso. Por eso a medida que más iba haciendo masajes, más me iba dando cuenta de que era eso lo que quería hacer", expresa.
María Cecilia es la presidenta de la Asociación Salteña de Masajistas. A la par de un rol ejecutivo en esta entidad también da clases a futuros profesionales. "Me gusta transmitir a los chicos que el masaje se siente. A través de las manos sentís la energía de la persona, su estado anímico, sus bloqueos porque el cuerpo te dice lo que la persona no cuenta. El cuerpo habla y nos está avisando a nosotros como profesionales qué es lo que le está fallando desde lo emocional, lo mental y lo físico a quien procura nuestra ayuda", sintetiza.
El legado
Hace unos años falleció Lorena, esta amiga que le abrió el corazón a la evolución y en homenaje a ella María Cecilia lleva adelante una tarea marcada en el calendario de septiembre de miles de salteños. En épocas del Milagro con un grupo de voluntarios salen al camino de los peregrinos para restablecerles los pies.
María Cecilia siempre estuvo comprometida como donante de órganos y de sangre, pero deseaba asumir un servicio que la transformara y se correspondiera con la dolorosa movilización interna de la pérdida de Lorena.
"Quería devolverle a la vida lo generosa que esta amiga había sido siempre conmigo. Justo este proceso de encontrar de qué forma se dio en el Milagro. Decidimos irnos a la Cruz de los Peregrinos, porque nos dijeron que ahí había un descanso. Cuando llegué y vi que era la nada misma, dije "este es el lugar''. Lo sentí y con el tiempo me enteré de que es la parada donde los peregrinos descansan tras la jornada más complicada, después de la bajada de los cerros", rememora. Los pies peregrinos son instrumentos que a pesar de las ampollas, las lastimaduras, los esguinces o calambres llevan al promesante hacia Cristo.
"Vienen con los pies muy lastimados. Algunos caminan sin medias y cuando nosotros les lavamos los pies, les sanamos las ampollas, les ponemos las toallitas femeninas y las medias, y les damos el combo para el recambio, nos miran con un agradecimiento que me da una emoción inexplicable... Me impresiona esa realidad que logra el Milagro de vernos el lado humano los unos a los otros", comenta María Cecilia con la voz transida de recuerdos.
El año pasado se turnaron para asistir a los peregrinos de San Antonio de los Cobres y Cachi. "Admiro a esa gente que me invita a participar de la peregrinación, pero mi lugar está sirviéndolos", aclara y admite que este año ya renovó sus votos con ellos.
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