Su hermana había llegado desde Buenos Aires, junto a sus hijos y nietos, y decidieron que lo mejor era ir a pasar la tarde en el parque público.
Ramona tiene 51 años y usa habitualmente un bastón. Esa tarde decidió ir sin su asistencia al baño, que está en el interior de parque. Todo hace suponer que el terreno está apto para todos, para ancianos y niños. Sin embargo esto no es así.
Ramona salió del baño y se tropezó con unos hierros, perdió el equilibrio y se cayó al piso. Se quebró el fémur de la pierna derecha y ahí comenzó su pesadilla.
Rápidamente llegó una ambulancia que la asistió y la trasladó hasta la puerta del parque. Llamaron a otra unidad de traslado y la llevaron hasta el hospital San Bernardo.
La mujer, hasta hoy postrada en ese nosocomio, le dijo a El Tribuno: "Vino uno de los encargados, que me dijo que se llamaba Javier Fernández, y que me quede tranquila porque el seguro del parque se iba a hacer cargo de todo. En el hospital me dijeron los médicos que por mis huesos y mi edad me tienen que poner un clavo, pero que esperan la confirmación del seguro que les dé el visto bueno para los gastos de la operación. Sin embargo hasta ahora siguen esperando. Mi hija fue a averiguar cuánto cuesta y sale como 9 mil pesos todo", dijo Ramona al borde de las lágrimas.
Sucede que el dolor es intenso, que la espera es eterna y que ya siente las consecuencias de una semana hospitalizada esperando.
Todo se desencadenó porque en el lugar estaban realizando una construcción y había estacas de hierro sin ningún tipo de señalización ni cartelería que advierta sobre el peligro de tener materiales de obra desparramados sobre el piso.
Su hija Mariela dijo que cuando sucedió la tragedia de su mamá la gente de la obra se comunicó con ella. "El arquitecto Juan Pablo Cruz me llamó y me dijo que la empresa que está construyendo asumía la responsabilidad. Que los echaron a los albañiles que estaban trabajando ese día. Es insólito todo lo que dijo porque ellos no se hicieron responsables de nada. Mi mamá aún no puede ser operada y los trabajadores no tienen nada que ver", dijo Mariela Jerón.
Ramona tiene 7 hijos y todos se están dando vueltas como pueden para atender a su mamá. Mariela es la que gestiona la operación y le dijeron en el seguro que tienen la modalidad de "reintegro", que tienen que pagar primero y luego le devolverán el monto. Sucede que entre todos los hijos no pueden juntar ese dinero y las dudas sobre la devolución son grandes.
Por otro lado, no se pudo consultar a ningún responsable en el parque porque los fines de semana generalmente no se los puede encontrar.
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Su hermana había llegado desde Buenos Aires, junto a sus hijos y nietos, y decidieron que lo mejor era ir a pasar la tarde en el parque público.
Ramona tiene 51 años y usa habitualmente un bastón. Esa tarde decidió ir sin su asistencia al baño, que está en el interior de parque. Todo hace suponer que el terreno está apto para todos, para ancianos y niños. Sin embargo esto no es así.
Ramona salió del baño y se tropezó con unos hierros, perdió el equilibrio y se cayó al piso. Se quebró el fémur de la pierna derecha y ahí comenzó su pesadilla.
Rápidamente llegó una ambulancia que la asistió y la trasladó hasta la puerta del parque. Llamaron a otra unidad de traslado y la llevaron hasta el hospital San Bernardo.
La mujer, hasta hoy postrada en ese nosocomio, le dijo a El Tribuno: "Vino uno de los encargados, que me dijo que se llamaba Javier Fernández, y que me quede tranquila porque el seguro del parque se iba a hacer cargo de todo. En el hospital me dijeron los médicos que por mis huesos y mi edad me tienen que poner un clavo, pero que esperan la confirmación del seguro que les dé el visto bueno para los gastos de la operación. Sin embargo hasta ahora siguen esperando. Mi hija fue a averiguar cuánto cuesta y sale como 9 mil pesos todo", dijo Ramona al borde de las lágrimas.
Sucede que el dolor es intenso, que la espera es eterna y que ya siente las consecuencias de una semana hospitalizada esperando.
Todo se desencadenó porque en el lugar estaban realizando una construcción y había estacas de hierro sin ningún tipo de señalización ni cartelería que advierta sobre el peligro de tener materiales de obra desparramados sobre el piso.
Su hija Mariela dijo que cuando sucedió la tragedia de su mamá la gente de la obra se comunicó con ella. "El arquitecto Juan Pablo Cruz me llamó y me dijo que la empresa que está construyendo asumía la responsabilidad. Que los echaron a los albañiles que estaban trabajando ese día. Es insólito todo lo que dijo porque ellos no se hicieron responsables de nada. Mi mamá aún no puede ser operada y los trabajadores no tienen nada que ver", dijo Mariela Jerón.
Ramona tiene 7 hijos y todos se están dando vueltas como pueden para atender a su mamá. Mariela es la que gestiona la operación y le dijeron en el seguro que tienen la modalidad de "reintegro", que tienen que pagar primero y luego le devolverán el monto. Sucede que entre todos los hijos no pueden juntar ese dinero y las dudas sobre la devolución son grandes.
Por otro lado, no se pudo consultar a ningún responsable en el parque porque los fines de semana generalmente no se los puede encontrar.