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Muchas veces permanecen ocultos en su “cueva”, lejos de los brillosos autos a punto de ser manejados por los pilotos, quienes se muestran sonrientes al lado de chicas con curvas tan pronunciantes como las de los circuitos que recorren.
Ellos (los mecánicos) en cambio, están más relacionados con las herramientas y los chasis, pero cumplen un rol fundamental en cada coche, pese a que desde afuera no tengan tanta trascendencia.
Martín Ceballos es uno de los mecánico de Antonino Sganga, el piloto de la categoría V6 que corre para Mercedes, con el número 7 en los costados.
Contó que el trabajo de ellos arranca un día antes que los demás. “Los jueves cuando llegamos preparamos todo para entrenar y después cada vez que para el auto en boxes, le damos agua al piloto, se lo escucha y se trabaja en base a lo que me diga el chasista”.
“A raíz de eso (siguió), cada vez que entra el coche, hay que alinearlo, se cambia el espiral, aceite, gomas y hay que limpiarlo. Mientras no tenga inconvenientes, después el auto sigue”.
Ceballos dijo que los sábado son los días más complicados para ellos. “Se trabaja a fondo hasta que se llega a clasificar y después relajamos un rato. Terminamos contento o no, pero hasta las 23 tenemos para trabajar”.
“Los domingo, lo que queremos es que el auto termine sano y volver a nuestras casas”.
Pese a trabajar de lo que les gusta, apreciar la belleza femenina, el mecánico indicó que no todo es color de rosas para ellos. “Lo peor que hay es cuando tenés familia, hijos chicos como yo a mi bebé. Dejarlo cuatro días no es muy lindo, pero después entre nosotros nos llevamos muy bien. Tenemos chispazos, todo bien”.
De las promotoras también habló con mucho respeto: “Las chicas son siempre las mismas y además cuando alguno de afuera les falta el respeto, nosotros siempre las defendemos”.
Ceballos dijo que ellos, contrariamente a los pilotos no tienen problemas entre los mecánicos pese a la competencia. “Nos prestamos cosas, a los pilotos los saludamos. Es como una gran familia, como primos lejanos cruzás de vez en cuando”.
Martín, al despedirse, dejó un saludo para su esposa Romina y el resto de su familia.