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"Los primeros días eran fantásticos porque me encantaba estar en mi casa, con todo el tiempo del mundo, ocuparme del jardín, de la comida. Pero llegó un momento cuando terminábamos de compartir el desayuno en que todos en mi familia se iban a trabajar y yo me quedaba sola. Un día me ví a mí misma y pensé: jubilarme fue lo peor que me acaba de suceder".
Lo que Celeste Berni describe debe ser muy similar a lo que viven tantas mujeres que sueñan con ese momento. Pero cuando éste llega, no saben qué hacer con su tiempo, tan acotado cuando trabajaban días y semanas a las corridas; tan insuficientes cuando los hijos eran bebés, niños o adolescentes. Pero que, al llegar la tan ansiada jubilación, comienza a sobrar.
Como muchas mujeres, Celeste sentía que estaba para mucho más, que tenía tiempo, fuerzas y ganas de seguir haciendo cosas. Por eso, al verse a sí misma con una franela en la mano repasando una vez más los muebles de la casa mientras su esposo y sus hijos (una odontóloga y cinco abogados de la familia tartagalense Hernández Berni) se iban a trabajar, se repitió a sí misma: no, no y no.
Celeste Berni es docente jubilada después de 30 años consecutivos de trabajo, la mayor parte de los cuales los pasó en la escuela Cacique Cambaí de la comunidad San Silvestre, ubicada en la zona este de la ciudad y en la actualidad una de las zonas más conflictivas de Tartagal. Celeste conoce a abuelos, padres y nietos de esa comunidad barrial donde residen criollos y varias comunidades originarias y que en 30 años fue testigo de los cambios que marcaron la vida de las nuevas generaciones asediadas ahora por las drogas. Aún antes de jubilarse y cuando todavía se desempeñaba como vice directora, comenzó a trabajar en los talleres del programa Escuelas Abiertas en la misma escuela Cambaí, los días sábados. Hoy continúa con esta actividad, recibiendo cada fin de semana a 160 chicos de 4 a 14 años que vienen de diversas comunidades de Tartagal.
Escuelas abiertas desarrolla sus talleres de plástica, deporte, ajedrez, inglés o apoyo escolar en este único establecimiento de todo el departamento San Martín. Allí los chicos permanecen varias horas y son los docentes y capacitadores lo que buscan los recursos para brindarles el desayuno y muchas veces proveerles los elementos que necesitan para trabajar en cada taller.
El sábado anterior Celeste asumió como presidenta de Tartagal Rotary Chaguar, una entidad conformada por un solo hombre entre las demás miembros mujeres, que se formó en el año 2001 y cuya misión es la solidaridad con los que más necesitan. "Solidaridad en acción es nuestro lema desde la creación del Rotary Chaguar y durante el año rotario que me toca como presidente queremos seguir con los proyectos que vienen de años anteriores; pero también tenemos otras ideas como abocarnos a tener un banco de elementos ortopédicos, sillas de ruedas para personas con discapacidades profundas, muletas, bastones, andadores porque son una necesidad imperiosa en muchas personas que tienen dificultades para movilizarse por sus propios medios y que son de muy escasos recursos" explica la flamante presidenta que ejercerá en el período 2017-2018.