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El caso de "Sergia", quien decidió cambiar su género para jubilarse a los sesenta años, no solo resulta escandaloso, o "curioso", sino que evidencia un dilema para los juristas de las dos bibliotecas.
Está claro que queda un vacío legal dentro de la ley de género acerca de la edad jubilatoria del que pasa de hombre a mujer o viceversa.
La solución podría ser:
* Separar porcentualmente el tiempo en que el sujeto trabajó como mujer o como hombre.
* Si es varón y comenzó a trabajar a los 20 años, hasta los 65 que exige la ley, debe acreditar 45 años de trabajo. Es decir, el equivalente al 100% de lo que necesita para jubilarse.
* Ahora bien, resulta que cuando va por el año 40 de trabajo y le quedan 5 para jubilarse (60 años de edad para este caso hipotético) decide hacerse mujer. Pues bien, entonces deberá computarse que del cien por ciento del tiempo trabajado para acceder a la jubilación como hombre el cumplió con el 86%. Le queda ahora cumplir con el 14% pero como mujer.
* A los efectos de este 14% que le falta se debe tomar, dado que ahora es mujer y la ley dice que se jubilan a los 60, como 100% del tiempo necesario para jubilarse solamente 30 años.
El 14% de 30 años es 4,2 años.
Conclusión: el que cambia de género de hombre a mujer a los 60, habiendo trabajado desde los 20, le quedan todavía 4, 2 años de actividad para alcanzar el 100% y poder jubilarse.
La misma fórmula debiera usarse para los que cambian de género de mujer a hombre pues, de no ser así, una mujer a los 60 años, habiendo cumplido con el cien por ciento del tiempo requerido para jubilarse decide ser hombre, debería trabajar cinco años más para acceder al beneficio de la jubilación.
Efecto no deseado: No somos una sociedad de ángeles, por cierto. La solución de la fórmula porcentual podría llevar a la sociedad de género único (femenino).
Ello porque la ventaja de jubilarse antes, hipotéticamente, podría llevar los hombres inescrupulosos a cambiar de sexo a los 20 años y no al final de su actividad laboral, y, por el contrario, a las mujeres que se sienten hombres a los 20 años a nunca oficializar ese sentimiento en el Registro Civil. De todos modos, es muy difícil que semejante dislate se produzca.
Ergo, una sociedad de mujeres.
En fin, la que propongo no será la solución perfecta, pero es la única que se me ocurre.