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"Me di cuenta de mis errores y aprendí a valorar a mi esposa y mis hijas"

Un participante y ahora mentor del "Circuito de intervención en varones que ejercen violencia", a cargo del Ministerio Público de Salta, compartió su testimonio con El Tribuno.
Domingo, 29 de diciembre de 2019 01:40
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Después de un año y medio, Eduardo reflexionó con El Tribuno sobre aquellos errores que cometió y que nunca deberían haber sucedido, del daño que le causó a su propia familia por la violencia verbal, psicológica y física a la que sometió a su esposa durante tres años hasta que ella lo denunció en la Justicia. Ahora las cosas cambiaron, su vida cambió rotundamente, logró reconstituir su hogar junto a Nora y sus tres pequeñas hijas.

"Me di cuenta de los errores que cometí, de las cosas que no tenía que haber hecho. Acá aprendí a valorar a mi esposa, a mis hijas, a todas las mujeres en general, como mujeres", admitió el hombre que cumplió con el Plan Piloto de Varones encarado en 2018 por la Defensoría General del Ministerio Público de Salta.

Este año incluso Eduardo participó como mentor del programa, donde compartió su testimonio y acompañó en la recuperación a varios otros varones denunciados como agresores.

La psicóloga Paula Rodríguez Messina, coordinadora del Gabinete de Consultores Técnicos Multidisciplinario del Ministerio Público de la Defensa, indicó que el "Circuito de intervención en varones que ejercen violencia" está pensando en la mujer con la idea de que "si logramos que estos hombres cambien su manera de vincularse vamos a dejar de generar nuevas víctimas".

Dijo que en los dos años de funcionamiento del plan, uno como piloto y este ya establecido como propio, pasaron entre 21 y 25 participantes. Se empezó trabajando con aquellas personas que tienen una sola causa por violencia y este año se incorporaron delitos más complejos, como lesiones graves y amenazas.

Además de cambiar su mirada hacia la mujer, Eduardo manifestó que se queda con un aprendizaje que le hizo un clic en la cabeza. "Los hombres y las mujeres tenemos los mismos valores, la mujer no es ni más ni menos que nosotros los hombres, entonces, si somos iguales las cargas y responsabilidades también son iguales. Ambos somos importantes", dijo.

El tratamiento del circuito es anual y consiste en reuniones mensuales, que a su vez se dividen en dos partes: una en la que cada uno cuenta cómo está, cómo se siente, si le pasó algo en ese mes, y en la otra, se abordan temáticas de género. Por ejemplo, en el último miércoles del encuentro se abordó "Micromachismos", anteriormente se había hablado de violencia, resiliencia y distintos temas que el equipo de profesionales considera útiles.

El mismo está conformado por cuatro psicólogas, dos trabajadoras sociales y un antropólogo social. Los integrantes del taller también pudieron ser asesorados en sus causas por dos abogados.

Permanencia

Al principio es duro hablar de lo que hicieron. "Cada uno de los participantes tiene a disposición un psicólogo del Gabinete y ese mes puede pedir entrevista individual las veces que quiera para trabajar con su psicólogo aquellos temas que todavía no logra hablar con el grupo", comentó Rodríguez Messina.

Admitió que al equipo profesional le sorprendió la permanencia de los participantes, de hecho este año uno solo dejó de ir a las reuniones, el resto completó al tratamiento. "Para nosotros es importante porque esto es voluntario, ellos inmediatamente no tienen ningún beneficio", señaló, incluso para evitar que el taller sea usado como una herramienta para manipular, las profesionales tienen contacto con todas las víctimas, ellas pueden llamar en cualquier momento y situación. Eduardo está infinitamente agradecido con el programa porque lo ayudó a ser mejor padre, esposo y persona.

Aprovechar la oportunidad

“Estuvimos separados un año con mi esposa, el juez nos pidió el alejamiento y yo tenía que hacer muchas cosas para poder ayudarme a mí mismo y a mi familia”, relató Eduardo. 

El hombre aseguró que el curso del Ministerio Público lo ayudó a darse cuenta de lo mal que hizo, pero también que podía cambiar. “En el año que estuvimos separados, mis hijas (de 8, 6 y 2) sufrieron mucho, eso me dolió profundamente y decidí aprovechar la oportunidad”, añadió.

Para la Defensora General de la Provincia, María Inés Diez, “se hace evidente que estas dos personas inmersas en un circuito de violencia tienen un problema a resolver y abordar la situación desde ambas partes, será la clave para que verdaderamente el vínculo violento se modifique y, más aún, no se traslade y repita con nuevos sujetos”.

El programa ya trabaja en la preselección de hombres que podrían ingresar el próximo año. 

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