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Me senté en un banco de la plaza 9 de Julio, justo frente al Cabildo, y mientras lo miraba, casi románticamente, me imaginaba lo que habría sido la ciudad de Salta hacia mediados de 1800, en donde el trazado de las calles céntricas de aquel entonces, era prácticamente el mismo que el actual y por donde tan sólo circulaban algunas carretas tiradas por caballos.
Miraba el Cabildo e imaginaba a los gobernantes de aquella época que desde allí adentro planificaban la ciudad del futuro. Me pregunté qué pensarían si vieran el despiole que hoy merodea por el centro capitalino y en donde ser un peatón es hasta casi una aventura peligrosa.
Bueno, ponéle que exagere un poco, pero te apuesto a que no te va a ser tan fácil cruzar una calle sin tener que correr o esperar un rato largo, porque olvidáte de que te cedan el paso si vas a pie, pues el respeto al peatón es literal y tajantemente nulo.
¿Pero por qué digo lo de despiole? Veamos. Si tenemos que pedir permiso para poder caminar por las peatonales o por las mismísimas recovas en torno a la plaza central es porque el caos les torció la muñeca, tanto al respeto mutuo como a los endebles y escasos controles por parte del municipio. Y ésto ha dado paso a que en los últimos años proliferaran vendedores ilegales de todo tipo en el área céntrica. ¿Y sabés qué? También están quienes en forma legal tampoco colaboran, ya que en el último tiempo se les fue un poco la mano con la cartelería o mesas en donde no debieran.
Es casi una fisura del llamado "estado de derecho", el cual sostiene en sus características prioritarias que todos debemos cumplir las leyes vigentes, y absolutamente nadie puede estar exento de ello, lo que permite de cierta manera que todos sepamos lo que es legal o no, incluso desde antes de ejecutarlo. Ello para una mejor convivencia social. ¿Escuchaste hablar alguna vez de la Ley de la selva o la Ley del más fuerte? Pues bien, para entender de que se trata, nomás hace falta dar unas vueltas en auto por el micro, macro y hasta un poco más allá del centro a la hora pico y vas a ver que ante la carencia de semáforos y controles de tránsito, cada automovilista hace lo que se le antoja y el que tiene el paso a veces es el que mete más la trompa o el que tiene el vehículo más grande. A esto sumále la falta de señalética vial y pintado de sendas peatonales en absolutamente toda la ciudad. Hace mucho tiempo que nadie piensa de manera seria en el planeamiento y crecimiento de Salta y como desde la época en que se gobernaba desde el Cabildo, aún la ciudad sigue estando dispuesta para que todos confluyan en torno a la 9 de Julio, entonces es casi una necesidad imperiosa que haya más orden y control en donde converge tanta gente ¿O no?
Pero el caos no queda ahí
Andando por la San Martín me quedé perplejo viendo a la gente agitarse como avispero cada vez que llegaba un colectivo y que a costa de codazos y empujones intentaban subir al mismo sin importar que haya ancianos o niños. Y si querés, esto multiplicalo por todas las paradas, o lo que se le puede llamar "parada" porque la mayoría ni siquiera están señalizadas y la gente tiene que andar adivinando. ¿Y de formar fila? Bien gracias. Sí, sí, tenés razón, también hay mucho de educación y penuria cultural dando vueltas por ahí. Realmente me pareció dantesco ver ese espectáculo que nos estrella como sociedad y por otro lado pensé en lo utópico que es creer en una ciudad pujante o moderna cuando todavía vemos que hay cosas esenciales funcionando en forma provisoria. ¿Te imaginás un país primermundista en donde los números de las paradas estén escritos con fibrones o aerosoles? Bueno basta, no te rías que esto sigue. ¿Sabés que creo? Que desde hace muchos años, los gobernantes de turno hacen las cosas para el momento nada más o para salir del paso, por eso es que ahora padecemos las secuelas de las faltas de visión a futuro y estamos estancados en una ciudad colapsada.
Pachacutec
Hace unos meses estuve en la ciudad peruana de Cusco por cuarta vez y me puse a leer mucho e investigar sobre la cultura Inca.
¿Pero qué tiene que ver con Salta?
Mirá, te cuento algo que si yo fuera funcionario me avergonzaría. El complejo del Machu Picchu se estima que fue construido a mediados de 1400 por el Inca Pachacutec en la periferia de una montaña de más de 2400 metros sobre el nivel del mar, superando obstáculos no sólo topográficos sino también climáticos y que hasta el día de hoy, muchos siguen preguntándose cómo lo lograron y cómo es que aún tales edificaciones permanecen tan bien conservadas. Pues para los ingenieros hay una respuesta, "ellos construyeron para permanecer y no hicieron nada a medio tiempo" y aseguran que una de las claves más notables para lograr la longevidad ha sido su sistema de drenaje del agua, lo cual hasta el día de hoy es considerado un ejemplo de la ingeniería hidráulica.
Después de enterarme de esto me pregunté: ¿Cómo puede ser que acá con toda la tecnología del mundo, propia del siglo XXI, no hayamos podido solucionar el tema de las inundaciones y sólo hacemos obras para "mitigar" los problemas? Qué bueno sería tener un Pachacutec salteño y que piense una ciudad para que perdure! ¿no?
Pero qué lejos que estamos, o tal vez yo sueñe demasiado.
Sinceramente me da bronca (y creo que también la sentirían los gobernantes de antaño) que teniendo el privilegio de vivir en esta ciudad tan linda no la sepamos mantener ordenada y por sobre todo conservarla cuidada desde hace ya mucho tiempo, porque tampoco el hecho de que se encuentre tan cascoteada es algo reciente. Los cráteres en las calles no se hacen de un día para otro (como para dar un mínimo ejemplo) sino que son derivados de la desidia e incompetencia de muchas gestiones. ¿Sabías que hay países en donde te levantan un edificio en el mismo tiempo en que acá se tarda en erradicar un bache, desde la logística hasta la finalización?
Hasta hace un par de décadas, arquitectónicamente, a la ciudad de Salta se la conocía como de estilo colonial, algo que ahora solamente queda en fotos y se observa en algunos pocos edificios antiguos que quedan de pie y escaparon al asedio comercial e inmobiliario, vaya uno a saber por qué trasfondo o interés. Tan distinto a lo que pasó a mediados de 1800, que para resguardar la fisonomía de la ciudad, se crea el Reglamento Municipal de Construcciones, el cual premiaba a quienes edificaban manteniendo la estampa colonial, respetando una coherencia estilística y arquitectónica y sancionaban a quienes cambiaban el aspecto de las mismas. Esta iniciativa fue al ver que tal estilo de construcciones la hacía distinta entre las demás ciudades y por lo cual se había ganado el mote de “La linda” entre los viajeros. ¿Curioso no?
Pero, en fin, ojalá alguno de los dirigentes que vengan pensaran un poco más como aquel jerarca Inca en cuanto a la durabilidad de las obras, y no digo de hacer cosas monumentales o colosales, sino más bien elementales para el funcionamiento de la ciudad. Mientras en algunos lugares de Asia, se hacen puentes de más de 50 km de largo (imagínate yendo de acá a la ciudad de Güemes sobre un puente), acá seguimos con algunos tan vetustos y obsoletos para la cantidad de vehículos, como el que une la capital con la ciudad de Vaqueros. Ja, me río sólo al pensar que un nene puede hacer llegar una piedra de una orilla a la otra. Y no me digas que falta plata porque para otras cosas menos indispensables hay o se consigue a través de gestiones. Bueno, voy a aferrarme a la esperanza de que las cosas mejoren y que además tengamos un poco más de cultura y amor propio por lo nuestro, aunque a veces también creo que si el cuidado de la Salta del mañana está en manos de los jóvenes que cada viernes al salir de los colegios van a ensuciar la plaza 9 de Julio, estamos en el horno.