inicia sesión o regístrate.
Marita Simón
El Tribuno
Constanza Díaz Falú, Eleonora Gaudelli, Rocío Fernández y Sergio Wamba tomaron un camino difícil, largo y sacrificado: el del canto lírico.
Sin embargo, los cuatro jóvenes salteños se afianzan en este arte y coinciden en poner la mirada en el perfeccionamiento continuo y en aprovechar las oportunidades que les presente la vida.
Los cuatro son parte de los pocos privilegiados que estudian en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y a quienes los une otra coincidencia: ninguno tiene antecedentes en sus familias que estén vinculados a la lírica.
Hablar de lírica es, básicamente, hablar de ópera, ese género musical cuya forma vocal es tan exigente que supera la barrera de la orquesta, que requiere el conocimiento de varios idiomas para interpretarlo y que, además, necesita un dominio escénico tal que permita al espectador interpretar esa historia cantada.
Sin embargo aquí están, en los últimos años de la carrera, con aplaudidas actuaciones y protagónicos en óperas, y sobre todo con una humildad conmovedora.
Para quienes no conocen este ámbito de capacitación del teatro argentino más prestigioso, la carrera de Canto se dicta con el objeto de proporcionar a los estudiantes los conocimientos y habilidades propias de la interpretación operística: formación vocal, estilística, de repertorio, escénica y teórica. Como parte de su formación, tienen la oportunidad de participar en proyectos académicos del Instituto que se centran en el montaje de una ópera particular. Es lo que explica el sitio web de la institución que los artistas salteños reafirman.
Aunque en Salta la lírica no pisa fuerte, algunos de ellos han tenido la oportunidad de presentarse en espectáculos despertando la admiración de un público ávido de disfrutar de esas voces, tan poderosas y armónicas al mismo tiempo.
Amar la música, entregarse a ella y a la técnica vocal, estudiar y mucho, rodearse de buenos maestros en forma constante, apreciar y aprender de los cantantes que son inspiración para cada uno, y sobre todo disfrutar de lo que se hace, son los puntos que los unen y sobre los que dialogaron con El Tribuno.
Constanza Díaz Falú
Soprano ligera
Mientras espera ver hasta dónde la lleva la ópera en su vida, esta joven de 35 años recuerda que en su niñez y adolescencia cantaba música popular, “que es como todos empezamos”, dice. Y cuenta que “decidí irme a Buenos Aires a los 19 y en un conservatorio inicié este camino académico. Así descubrí que tenía potencial para la ópera y me preparé con maestros específicos, tarea que demanda varios años. Luego audicioné en el Instituto de Arte del Colón, pasé tres pruebas entre cientos de aspirantes e ingresé. Así transité este camino, con una formación incesante y el año pasado me tocó interpretar un rol en la ópera Don Pasquale, en la temporada oficial del teatro, un objetivo esperado porque es lo que cualquier cantante lírico aspira. Para este año tengo un rol para ‘Serse’, de Händel, en noviembre, como cantante profesional”. Constanza tiene actuaciones en varios escenarios, y entre ellos en tres ocasiones en Salta.
Rocío Fernández
Soprano lírica
Rocío tiene 32 años y considera que “la música me encontró a mí, muy chica. Me gustó tanto que, a instancias de mi mamá, a los 11 entré al coro de niños Arsis donde conocí a personas maravillosas que hicieron que la música me gustará más aún. Luego ingresé a la Escuela de Música de la Provincia, cursé cuatro años, pero mi intención era estar del lado del escenario. Me preparé y rendí el ingreso en el Instituto del Colón que, además de prepararte en todos los aspectos vocales y escénicos, te permite audicionar y hacer óperas, ya sea entre compañeros, en otros teatros y hasta tuve la oportunidad de actuar en la sala mayor con un rol protagónico”. Rocío remarca que además viajó al exterior para un concurso para alumnos, fue seleccionada y dio conciertos en Nueva York, en tanto hizo lo propio en Austria en 2019. “Estudias muchísimos años, pero lo importante en esta profesión es transmitir lo aprendido en un escenario”
Eleonora Gaudelli
Soprano lírica
Con 30 años de edad, comenzó sus estudios con maestros en Salta. “Luego tuve la oportunidad de formarme con una profesora de los Estados Unidos y como violinista, lo que me permitió formar parte de la Orquesta Sinfónica. Seguí mi camino en la escuela de Música de la Universidad Católica hasta que decidí ir al Instituto de Arte del Teatro Colón, que permite completarte en la capacitación académica. Ingresé con voto unánime y en los tres años que llevo formé parte de varias producciones, conciertos de mano de directores importantes”. Eleonora ganó un premio estímulo para seguir sus estudios y aspira a insertarse en el medio lírico europeo. “Ya estoy planeando viajar, formar parte de alguna ópera estudio y comenzar a formarme y abrirme un espacio allá. Es un camino arduo, mi madre me ayuda incondicionalmente, pero la meta es crecer en esto que amo y fuera del país están las oportunidades”.
Sergio Wamba
Tenor
“Empecé estudiando música, mientras terminaba el secundario, en la Escuela Superior de Música provincial”, cuenta Sergio quien, como muchos, despuntó su vocación en los ámbitos que tenía a mano en su ciudad. “Continué mis estudios superiores en la escuela de la Universidad Católica de Salta hasta obtener el título de técnico universitario” y, como sus colegas, dio un paso enorme al incorporarse al Instituto de Artes en el Teatro Colón. Con audiciones y actuaciones, este joven también marca su camino consolidándose no solo en roles importantes en el Colón, sino también en otros ámbitos, tal como lo hacen quienes tienen el privilegio de prepararse y formarse en este ámbito.
Este tenor de voz privilegiada espera de su futuro grandes cosas, teniendo en cuenta que se trata de un camino de enormes dificultades, fuera de lo común, que no ofrece riquezas económicas, pro sí grandes satisfacciones espirituales.