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Raulito, de Hipólito Yrigoyen, sueña con volver a la escuela

Tiene 13 años, vive precariamente con su familia en el barrio Estación, pero vende hierbas y ajíes para comprar útiles y libros.
Domingo, 07 de febrero de 2021 01:51
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Raulito como lo conocen los vecinos, vive en el barrio Estación del municipio de Hipólito Yrigoyen, en una humilde casita de madera envuelta en plásticos para evitar que entre demasiada agua cuando llueve, o demasiado frío en el invierno. El jardín de la casa está repleto de plantas de banana, por eso la llaman la casa del bananal". También tiene muchas flores y una huerta donde cosechan algunas hierbas y verduras para vender y para comer.

Raulito Ramos tiene 13 años de edad, vive con sus padres y 5 hermanitos en precarias condiciones. Su mamá, Georgina, de 50 años, es una mujer sencilla dedicada al cuidado de sus hijos y de la huerta que cosecha para cocinar y para venderles algunas verduras cada vez que puede a los vecinos de la zona.

El papá de Raúl es trabajador golondrina en las fincas de Orán, pero no siempre hay trabajo para él.

Por eso para Raulito progresar es sinónimo de ir a la escuela. "Pasé a primer año con muy buenas notas y ya me inscribí en el secundario en el Bachiller 5090", cuenta con una sonrisa que le ilumina el rostro.

La casa del bananal está en el acceso al barrio Estación de Yrigoyen, donde se puede divisar la vieja estación de trenes detenida en el tiempo. De ahí el nombre del barrio del cual la familia Ramos es parte del paisaje. Ellos viven como en otro siglo: sin televisor y sin celular.

A pesar de todas las limitaciones socioeconómicas, Georgina incentivó a sus dos hijos mayores a terminar el secundario: "La Grisel se inscribió en un profesorado, veremos cómo hace para estudiar porque tenemos poquita plata" contó Georgina, la mamá.

Durante la pandemia, tres de los hijos de la familia cursaron las clases de primaria en la escuela Señor y Virgen del Milagro, de la localidad norteña: "Hablé con las maestras, les dije que nuca había tenido un celular, no sabía qué hacer. Así que una vez a la semana me daban las fotocopias para que los chicos puedan hacer las tareas y no se queden atrás".

Sin dudas, todas esas limitaciones impulsaron a Raulito a mirar el periodo 2021 con mucho más optimismo, y entusiasmado por volver a clases.

Contó que sueña con ser gendarme, conocer la capital salteña y vivir en Buenos Aires para poder ayudar a su familia que solo sabe de carencias.

Cada mañana, de su pequeña huerta cosecha ajíes, burrito, orégano, salvia, tomillo, y los guarda en pequeña bolsitas para vender en el centro de Hipólito Yrigoyen.

Sonriente, en su conmovedor relato señaló que su principal objetivo con la venta callejera de lo que produce en su huerta, es poder solventar los gastos de los útiles escolares que necesitarán él y sus hermanos para continuar con los estudios.

En su tiempo libre, Raúl con sus hermanos corren por las calles de la vieja Estación con ojotas y los pies llenos de barro rumbo a la cancha del complejo donde juegan al fútbol con alguna pelota improvisada, mientras imaginan que son Messi, Ronaldo o Mardona. Después de todo, estos genios también fueron niños con sueños.

 

 

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