¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
15°
24 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Riesgos geológicos en el norte argentino

Lunes, 26 de diciembre de 2022 01:44

La geografía del norte argentino da lugar a situaciones especiales para la generación de distintos riesgos geológicos. Pensemos en la topografía andina. Por un lado tenemos extraordinarios volcanes, los más altos del mundo, en todas sus etapas evolutivas, léase extinguidos, apagados, dormidos y activos. Por otro lado las grandes montañas de la Cordillera Oriental y los profundos valles que la acompañan, con una increíble variedad de laderas empinadas e inestables de muchos tipos de rocas propensas a avalanchas, desplomes y fenómenos afines.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

La geografía del norte argentino da lugar a situaciones especiales para la generación de distintos riesgos geológicos. Pensemos en la topografía andina. Por un lado tenemos extraordinarios volcanes, los más altos del mundo, en todas sus etapas evolutivas, léase extinguidos, apagados, dormidos y activos. Por otro lado las grandes montañas de la Cordillera Oriental y los profundos valles que la acompañan, con una increíble variedad de laderas empinadas e inestables de muchos tipos de rocas propensas a avalanchas, desplomes y fenómenos afines.

Erupciones volcánicas y terremotos son una consecuencia directa de la sinergia volcanismo y tectónica, productos de la subducción de la placa oceánica pacífica por debajo de la placa continental suramericana. A ello se suman las avalanchas de rocas y desplomes de laderas, volcánicas o tectónicas, disparadas por los sismos o por el clima. De todo ello hay multitud de ejemplos en tiempos geológicos, prehistóricos, históricos y recientes. A veces, y lamentablemente, con pérdidas de vidas humanas y de bienes.

A escala mundial, los desastres naturales han ocasionado, en promedio en las últimas cuatro décadas, pérdidas anuales por 100 mil millones de dólares. Con años pico por los desastres de Sumatra, Chile y Japón que superan esos números con creces.

La dinámica endógena o interna del planeta ha estado empujando para que los Andes se eleven en la vertical y avancen hacia el este. La fusión profunda de los magmas y su ascenso en la corteza dieron lugar a un portentoso arco volcánico.

La dinámica externa, motorizada por la energía solar, da lugar a las precipitaciones pluviales y nivales, a los vientos y a los mecanismos de meteorización productos del clima. Las rocas se calientan, se enfrían, se rompen, se descomponen y se ponen en movimiento por los agentes erosivos que las transportan sea suave o bien catastróficamente.

El riesgo está presente y latente y cada tanto se convierte en un desastre natural; geológico o climático, con o sin consecuencias antrópicas.

La cadena andina cuenta con un magnífico arco volcánico en los Andes Centrales. Esos volcanes son los grandes responsables de la riqueza mineral al haber movilizado o removilizado los elementos químicos que dieron lugar a los yacimientos minerales. Desde el cobre y el oro de los núcleos de pórfidos internos, pasando por las vetas de plata, plomo, antimonio y otros metales inyectados en los edificios volcánicos o su periferia, al azufre de las altas cumbres o los líquidos y gases residuales que alimentaron los salares para formar evaporitas y salmueras de litio y otros elementos químicos valiosos.

Si bien hay volcanes de vidrio o rocas ácidas y otros de basalto, la mayoría de ellos son estratovolcanes de rocas intermedias formados por el apilamiento sucesivo de lavas y cenizas. Esos volcanes registraron erupciones violentas en tiempos geológicos que sepultaron con cenizas la región oriental andina y chaqueña.

Selva tropical en Cachi

Salta quedó varias veces sepultada por cenizas en tiempos geológicos. Los vientos arrastraron grandes cantidades de cenizas hacia oriente y las depositaron en la vieja llanura hoy fragmentada de los territorios de la Cordillera Oriental y Sierras Subandinas. Dicho de otra manera, antiguamente, durante el tiempo terciario, la actual llanura chaqueña llegaba hasta el borde de la Puna.

El avance de los frentes montañosos hacia el este, fue fragmentando esa llanura y los territorios antes selváticos como lo era el Valle Calchaquí, con selva tropical, cocodrilos y tortugas, se convirtió en una región árida. Ese fenómeno de aridización fue constante en los últimos millones de años e hizo desaparecer ecosistemas enteros.

íDonde ayer había cocodrilos, hoy hay viñedos! Tremenda metamorfosis del paisaje.

Volviendo a los volcanes, las cenizas se fueron incorporando al relleno sedimentario y hoy son un elemento valioso para obtener la edad de aquellos eventos. Cristales de minerales con elementos radiactivos se convierten en precisos y preciosos relojes atómicos. Cada tanto tiempo alguna erupción catastrófica sepultaba con cenizas amplias regiones. Las grandes calderas de la Puna, han generado gruesos mantos de cenizas que se encuentran ampliamente distribuidos en la geografía regional. Algunos de ellos se utilizan como puzolanas para la fabricación del cemento puzolánico. Otros los buscan en el campo como puloil o polvo limpiador.

Solo en el periodo Cuaternario se registraron cuatro grandes erupciones, hace 300 mil, 100 mil y 5 mil años atrás. Erupciones de ese tipo serían hoy catastróficas.

Muchos volcanes siguen activos en los Andes Centrales de Perú, Bolivia, Chile y Argentina. El Tuzgle en Jujuy tiene una colada post-glaciaria, o sea que debió originarse en los últimos miles de años. Cada tanto el Lascar entra en actividad y sus cenizas alcanzan el NOA. Las cenizas del volcán Ubinas en Perú llegaron no hace mucho tiempo a Jujuy. Sin ir más lejos, la erupción del volcán Huaynaputina en 1600, bloqueó la luz solar generando un invierno nuclear y dando lugar a que 1601 sea el año más frío registrado en los últimos 600 años de acuerdo a los estudios dendrocronológicos.

La actividad sísmica es también muy variada. Hay sismos a distintas profundidades y con distintas intensidades. Desde 300 km debajo de la Puna a más de 700 km debajo de Anta. Y también de 10 km de profundidad en la Cordillera Oriental y en las Sierras Subandinas y muy peligrosos por cierto. Como el que destruyó Esteco en 1692, Trancas en 1826, o el que sacudió Salta en 1948 o el que destruyó La Poma en 1930.

Y el que volvió a sacudir Salta en 2010 y que ocurrió dentro del propio Valle de Lerma. La cadena de "causalidad – casualidad" de La Poma merece un párrafo aparte. Hace 50 mil años estallaron allí dos volcanes basálticos, los "Gemelos". Sus coladas clausuraron el río Calchaquí y formaron un lago. En el fondo del lago se depositaron arcillas. Luego se rompió el dique y se formó el Puente del Diablo, hermoso geositio y atractivo turístico. La Poma se instaló en ese viejo oasis, ruta de los conquistadores.

En la Nochebuena de 1930 hubo un fuerte terremoto disparado por la rotura de una falla en el borde occidental del Valle Calchaquí. Los sedimentos de aquel viejo lago se licuaron por tixotropía y las construcciones colapsaron. Un saldo de 28 muertos y cientos de heridos graves que obligaron a abandonar el pueblo, hoy llamado "Pueblo Viejo".

Otro fenómeno es el movimiento por gravedad de grandes masas de roca o sedimentos. Entre ellos podrían mencionarse avalanchas, desplomes de laderas, flujos densos, flujos rápidos, deslaves, etcétera. Las laderas inestables pueden ceder por planos de debilidad en las rocas, fuertes pendientes, movimientos sísmicos o una suma de ellos. Así colapsaron muchas laderas que se movieron en función de la gravedad desplazando millones de toneladas de rocas. La ladera del cerro El Zorrito es un caso emblemático. Hace 30 mil años hubo allí un gran terremoto. Cuatro billones de toneladas de rocas se desplazaron y formaron un dique natural que cerró el flujo de los ríos Calchaquíes. Se formó un gran lago que llegó hasta San Carlos y Tolombón. Luego el dique se rompió y el lago se vació catastróficamente. Las arenas micáceas del fondo del lago fueron más tarde removidas por el viento y así se formó el hermoso campo de dunas de Cafayate, hoy un geositio de interés turístico.

Hubo otros lagos prehistóricos que se vaciaron catastróficamente y arrastraron bloques del tamaño de un auto o aún más grandes y los llevaron a decenas de kilómetros aguas abajo. Hoy yacen como mudos testigos de bloques erráticos no glaciarios. Las quebradas del NOA (Humahuaca, Escoipe, Toro, etcétera), son territorio de fenómenos de remoción en masa que generan flujos densos o volcanes de barro.

Millones de toneladas de roca y barro bajan en verano como un flujo pastoso y se mueven como coladas de lava arrastrando todo a su paso. Volcán, en Jujuy, es el ejemplo emblemático y más citado en la literatura nacional e internacional. Estos y otros temas fueron abordados por el suscripto en una conferencia dada el 16 de diciembre de 2022, en El Carril (Salta), por gentil invitación del "Comité Interempresario de Higiene, Seguridad y Medio Ambiente del NOA". Dediqué la charla a Eduardo "Lalo" Plaza (1954-2020), uno de los pioneros en el análisis de dicha problemática y que presidiera ese comité hasta su fallecimiento.

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD