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25 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Diego Méndez Macías: “El cuello de botella no es la generación de energía solar, sino la distribución”

Diego Méndez Macías, quien es máster en Política y Gestión Medioambiental y será uno de los disertantes del ciclo "Hablemos de lo que viene Energías Renovables, el camino de la transición", que organiza El Tribuno.
Miércoles, 22 de junio de 2022 01:30

La calidad de radiación solar disponible en la zona cordillerana puede ser la llave que brinde una solución a buena parte de los problemas energéticos del país. Salta empezó a desandar ese camino con la puesta en marcha de los parques de generación fotovoltaica de Cafayate y Olacapato, pero para desarrollar aún más esa línea faltan obras clave que tienen que ver con el transporte de la energía que se produce con la construcción de redes de alta tensión en la Puna.

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La calidad de radiación solar disponible en la zona cordillerana puede ser la llave que brinde una solución a buena parte de los problemas energéticos del país. Salta empezó a desandar ese camino con la puesta en marcha de los parques de generación fotovoltaica de Cafayate y Olacapato, pero para desarrollar aún más esa línea faltan obras clave que tienen que ver con el transporte de la energía que se produce con la construcción de redes de alta tensión en la Puna.

"El capital inversor privado está, la voluntad también, pero después no hay capacidad para distribuir la energía", explicó Diego Méndez Macías, quien es máster en Política y Gestión Medioambiental y será uno de los disertantes del ciclo "Hablemos de lo que viene Energías Renovables, el camino de la transición", que organiza El Tribuno.

El especialista participará en el panel "La transición energética en Salta: El camino hacia un futuro limpio", que tendrá lugar desde las 12.10 en el Centro de Convenciones de Limache y se podrá seguir en vivo por los distintos medios digitales de este diario.

Méndez Macías se desempeña como profesor de la Universidad Nacional de Salta y de la Universidad Católica y es investigador, consultor y sociogerente de la empresa Legal Consultancy.

Con esa consultora participó en los estudios de impacto social y ambiental de los parques solares de Cafayate y Olacapato, por lo que puede contar cómo son los procesos para habilitar proyectos de esa magnitud y cómo se controlan.

"Es un sector que está muy regulado, tanto en la etapa inicial de autorización como en el desempeño del proyecto y el cumplimiento con las comunidades", dijo el experto.

¿Cómo fue la experiencia en Olacapato?

Como todo proyecto a gran escala, la empresa a cargo del proyecto tuvo que presentar un estudio de impacto ambiental hecho por profesionales con competencia en el sector y ese estudio fue la base para que la empresa se presente a licitar sobre el cupo de energía. Para empezar, todos los que querían presentarse en el programa nacional Renovar tuvieron que elegir el lugar, hacer el estudio, pasar por una audiencia pública en el lugar donde aplicaban el proyecto para obtener una certificación o aprobación que les permita presentarse a la licitación. Esa es fue la primera instancia técnica participativa y una vez que la empresa ganó la licitación se inició una instancia con las comunidades que están en el área de influencia de ese proyecto, que en este caso fue la comunidad de Olacapato. Se hizo todo un proceso, que lo marca la normativa internacional y provincial, de reuniones para explicar el proyecto, de informar los impactos, de darles tiempo para que se reúnan en asamblea y que tomen decisiones. Ahí también participó el Gobierno provincial. Luego de esas reuniones se firmaron los acuerdos, los consensos y las actas que demostraban que la comunidad estaba de acuerdo y habían sido informadas de lo que se iba a hacer.

¿Qué tipo de preguntas o planteos surgieron por parte de la comunidad de Olacapato que participó de las reuniones?

Fueron las inquietudes generales, por decirlo de alguna manera. Primero, como las comunidades no tienen muchas instancias formales para expresarse, aprovechan este tipo de reuniones para reclamar todo tipo de cuestiones; como está el Gobierno en estas asambleas, le plantean diferentes cuestiones. Entonces al tema hubo que encauzarlo, porque la idea es explicar el proyecto y ver qué inquietudes tienen sobre el proyecto, pero al participar gente del Gobierno aparecieron otros temas como cuestiones de salud, de rutas y otros. Entonces las inquietudes fueron de todo tipo y después se filtraron a las que son atinentes al proyecto. En las reuniones se explica cómo será el proceso constructivo, cuál es el impacto y cómo será el proyecto. Al final, los acuerdos son más vinculados a capacitación, a que se tenga en cuenta la mano de obra local y después a oportunidades de mejora para la comunidad, como la construcción de un centro comunitario, playones deportivos y becas de estudio.

Planteos lógicos que tienen que ver sobre los beneficios que podría traer el proyecto a la comunidad...

Claro, sobre todo, las cuestiones de mano de obra y la posibilidad de prestar servicios a la planta, como cátering, alojamiento, lavandería de ropa y otros que incluso son beneficiosos para la misma empresa. Todas esas cuestiones se respetaron.

En el caso del impacto al medioambiente, ¿qué es lo que se tuvo en cuenta?

Son varios los puntos. En la etapa constructiva hay varias situaciones a tener en cuenta porque ahí hay mucha más presión sobre las cuestiones ambientales. En esa etapa se necesita agua, que es muy escasa en la Puna y en lo que es movimiento de suelo, por ejemplo, se ve si la instalación de los paneles solares implica la remoción la cobertura vegetal y después sobre el impacto que queda, es la cuestión paisajística. En este caso era una explanada, no es que tuvo que remover un cerro para instalar los paneles, sino que justamente se eligió una superficie que sea plana para que sea más práctica y la instalación también implicaba no remover la cobertura vegetal, porque se instalaron como unas estacas y sobre ellas los paneles.

¿Qué balance hace sobre la puesta en marcha de la planta en Olacapato?

Lo bueno del proceso es que fue esquemático, controlado y participativo. Se logró explicar a la comunidad cuáles son los beneficios que trae tanto de lo social como ambientale y cuáles son los impactos que produce, entonces la comunidad se quedó tranquila al entender que es una actividad que trae muchos beneficios a la sociedad. Cuando uno trabaja en este tipo de proyectos, puede ver la capacidad que tiene la Puna para generar energía limpia. Hay espacio, la energía solar es ideal y están las comunidades que están entendiendo que pueden coexistir con estos proyectos y pueden obtener beneficios concretos y perdurables en el tiempo. Y por otro lado tenemos un problema de abastecimiento de energía, que se ve con el gasoil, el gas y la energía eléctrica y con esto tenemos una oportunidad de aumentar la capacidad de energía fotovoltaica. Cuando uno se empieza preguntar por qué no hay más plantas solares o por qué no se agrandan las que están es porque el cuello de botella no está dado en la generación, sino en la distribución, en la capacidad para llevar esa energía desde la Puna hacia los centros de consumo. Está limitado por la falta de líneas de distribución. Estas empresas podrían generar más, pero no pueden hacerlo porque después no pueden distribuir la energía. Tenemos energía limpia en un lugar donde hay territorio de sobra, con estos procesos que se hicieron muy bien con las comunidades y estamos perdiendo una oportunidad de generarla porque no tenemos una infraestructura que responda a eso.

Más allá de los beneficios para las comunidades y la empresa que vende energía, esto redunda en ingresos para el Estado...

Claro, por las regalías y por otro lado tenés un sistema eléctrico en la provincia donde en muchos municipios hay provisión de energía con motores a combustión, donde están prendidos las 24 horas, con lo que implica el consumo de combustibles fósiles y el ruido que produce. Es un contrasentido con la posibilidad que tenemos de generar energía solar. Me parece que hacia donde debe ir la generación energética es reconocer la capacidad solar que tenemos y mejorar la infraestructura para que se pueda generar distribuir, porque el capital inversor está, la voluntad también pero después no hay capacidad distributiva y las empresas no pueden invertir más porque no hay capacidad para sacar la energía.

 

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