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Proponen al público la experiencia de ver una obra con dos puestas diferentes

Los directores Mariké Muñiz y Juan Francisco Nicastro hablaron sobre el doble estreno de "Marea alta". 
Viernes, 21 de abril de 2023 17:33
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Llega por primera vez a Salta una innovadora propuesta del teatro independiente. El viernes 28 y el sábado 29 se estrenará, a las 21.30, en la Sala Mitad del Pasillo (Alvarado 147) la obra "Marea alta", basada en el libro homónimo de Mariké Muñiz, con el que ganó el primer premio del Concurso Literario Provincial 2022 en la categoría Dramaturgia. Repondrán con la misma modalidad el 20 y 21 de mayo en igual horario y locación. Las entradas, a $1500 la general y a $2000 las dos obras, están a la venta en la boletería de la Sala.

El Tribuno dialogó acerca de este evento con los directores Mariké Muñiz y Juan Francisco Nicastro. Sobre el proyecto Mariké comentó que mientras estaba embarcada en la dirección de la obra se les ocurrió a ella y a Manuel Agüero, representante del Instituto Nacional del Teatro filial Salta, que hubiera una doble presentación con la consigna de que el público pudiera apreciar las diferencias entre ambas puestas en escena. Se trata de llevar más allá ese compromiso en la formación indirecta de espectadores que el teatro independiente asume para sí. Luego Agüero le sugirió a Muñiz realizar un concurso a fin de fomentar las realizaciones de "Marea alta". De este certamen, del que fue jurado ella junto a Gustavo García y Pía Bonzi, resultó seleccionado Nicastro, porque abordaba el texto desde un punto de vista que resultó original a los ojos de los evaluadores. Habrá que esperar a ver cómo luce "Marea alta", un tejido de ensoñaciones y diálogos hábilmente creados, que obra en el lector como un efecto poético que lo enjuga y lo enmagrece de todas sus emociones superficialidad y lo lleva a una íntima reflexión.

¿Cuáles fueron las motivaciones para mostrar lo que dos directores hacen con una misma obra?

MM: Es algo muy novedoso que nos permite a nosotros una experiencia diferente y al espectador poder apreciar cómo la obra literaria o el texto dramático cobran vuelo en manos de cada uno de los realizadores, es decir, cómo el texto teatral es trascendido por la puesta en escena, con lo cual estaríamos demostrando en la práctica que el lenguaje teatral es un arte muy complejo que va más allá del arte literario, las artes plásticas, la música y la danza, ya que puede aunarlas a todas...

¿En qué te inspiraste para escribir la obra?

MM: La inspiración de base de la obra es autobiográfica en el sentido de que escribimos siempre desde aquello que nos toca personalísimamente, pero solo es la base de la historia, es el miedo que uno siente ante la posibilidad de perder a alguien, el terror que esto le inspira a cada uno de nosotros y de allí la historia se va abriendo hacia la sociedad toda y los miedos a los que nos vemos enfrentados en estos tiempos turbulentos que nos tocan vivir de inseguridades, de desapariciones... La obra es localista, es norteña, podemos espejarnos y reconocernos en ella y es lo que rescató: una obra en la que cada espectador puede encontrar lugares y situaciones comunes.

¿Cómo recibiste el premio que te fue otorgado?

MM: La cuestión surge casi por casualidad cuando yo en un viaje fuera del país me entero de que "Marea alta" había sido la ganadora del primer premio en dramaturgia del concurso literario provincial 2022 (elegida por él jurado, por entonces compuesto por Marcela Sosa, Fabio Martínez y Alejandra Nallím. Para esos entonces ya había decidido dirigir la obra y había comenzado a ensayarla junto a las actrices Noelia Gana y María del Pilar Legorburu. Tuve la inmensa fortuna de que ambas actrices fueran mi primera selección y que ambas aceptaran, pues me parecían de una idoneidad y plasticidad total para realizar los papeles. En cierta medida podría decirte que si ellas no hubieran aceptado creo que hasta habría dudado de llevar adelante la obra con otras actrices. Eran ellas o ellas, ya que debían tener características muy determinadas.

El premio lo recibí con gran asombro realmente, puesto que me había inscripto en el último momento antes de realizar un viaje largo y como anécdota te cuento que no podía andar con el celular conmigo para atender la llamada en que me lo comunicaran... Así es que me terminé enterando de casualidad, por el comentario de un amigo, Víctor Languasco, quien me preguntó si por casualidad yo era la persona que se había presentado con el seudónimo "lío" y que había escrito "Marea alta", porque, me dijo, había ganado el certamen. No lo podía creer, me sentí muy agradecida por este reconocimiento, que es un impulso que quiero que me ayude a crecer y a seguir trabajando para mi región. Yo escribo prosa, vengo de una familia de escritores; pero esta es mi primera incursión en la dramaturgia y me interesaba realmente sumar algo al corpus teatral, porque principalmente soy actriz.

Las actrices María del Pilar Legorburu y Noelia Gana, de Las Mareadas, Elenco Teatral Concertado, en los personajes de Violeta y Titi. Gentileza de Pablo Guerra

¿Cuál es la riqueza de "Marea alta" y a quiénes seleccionaste y por qué para interpretar a estos dos personajes?

JN: La riqueza que tiene es el cachetazo de realidad de situaciones que nos están atravesando como sociedad y no nos gusta, hacemos la mirada a un lado. Lo siento, pero aquí no hay escape, esto pasa y depende de vos si sos un simple espectador o un hacedor de cambios.

Nuestra propuesta tiene una mirada regionalista, otra razón por la que decidimos presentarnos en la convocatoria, para poder darle este matiz, porque el texto lo permitiría.

Bajofondo Teatro Inc., grupo al que pertenezco, llevamos más de dieciséis años trabajando juntos y en diversas propuestas. Al haber trabajado en varias oportunidades con Gabriela y Natasia, sabía que tendrían la versatilidad de poder llegar a la construcción de los personajes con los matices que me interesaban. Claro está el desafío de hacer cosas diferentes y aún más cuando hace poco teníamos en cartel "El huevo y la gallina" con ellas dos. Pero creo que ese es un lindo desafío: para ellas él dar vida a personajes diferentes y para mí, como director, la no repetición de recursos escénicos. Es un desafío, pero la única forma de crecer y aprender es haciendo.

¿Cuáles son las diferencias cuando un director debe poner en escena una obra propia y cuando tiene entre manos una obra escrita por otro dramaturgo?

MM: Yo creo que la sensación de enamoramiento de una obra por parte del director es porque en algún modo la hace suya, así es que creo que no hay una gran diferencia entre poner una obra propia o una obra escrita por otro dramaturgo, ya que finalmente el producto final será una obra de arte distinta que ha cobrado vida propia. Siempre es interesante ver las miradas de los distintos realizadores sobre un mismo texto, porque en principio es muy enriquecedor.

JN: Me pasa cuando estoy escribiendo un texto teatral que inevitablemente surge el texto espectacular, la idea de la puesta en escena. Incluso en varias ocasiones me pasó que el texto es consecuencia de la idea de la puesta. Sin embargo, siempre me permito escuchar al elenco y al equipo en referencia a la dramaturgia y a la puesta.

Cuando llega a mí un texto teatral no suelo seguir al pie de la letra lo que propone el autor, porque sino sería una automatización de la obra y considero que es más rico que el director ponga de sus experiencias, sus deducciones, sus paratextos, sus unidades y objetivos, como diría Stanislavsky, en juego.

En todas mis puestas pongo simbolismos y significantes que están sustentados en diversas literaturas. En este caso, por ejemplo, mi eje es Lacan, y no sé si la dramaturga usó o no esos textos como disparador. Creo que eso la hace interesante al ciclo: mirar, sentir, escuchar ambas puestas, porque ambos directores tenemos diferentes formas de tomar la literalidad del texto.

¿Cuáles son las principales decisiones que toma un director antes, durante y después de estrenada la obra?

JN: No sé si todos los directores toman los mismos métodos o formas a la hora de pasar un texto teatral a espectacular, sí puedo decir lo que hago yo. Primero -y lo más importante- cuando leo un texto y se me dispara la idea de la puesta en escena, quiere decir que algo me está llamando la atención.

Por lo general, son ideas muy locas e incluso inviables, pero algo se me dispara. Luego pienso en cómo resolver el pasaje de la idea a la materialización. Posiblemente la materialización difiera mucho del resultado, aquí es donde la literatura que se emplea como paratexto entra en juego. Luego pienso en los perfiles psicosociológicos de los personajes y decido quiénes podrían formar parte del elenco. Ya sea por la edad, el físico, la versatilidad, etcétera.

El trabajo de mesa es fundamental, el sentarnos con el elenco, leer la obra y contarles mi idea de la puesta en escena, eso nos lleva a un consenso para llevarla a cabo. El primer encuentro entre el texto y la acción es primordial, saber si lo que tengo en mente se está llevando a cabo o no, la propuesta escenográfica, la lumínica y si el uso del espacio está acorde o no. Estoy abierto a las posibilidades que me proponen las actrices, los consejos, las percepciones del personaje y del texto, y podría decirse que ahí se va dando la construcción colectiva.

Escucho mucho a mis actrices y a mis maestros con relación a consejos, si bien todos son respetuosos en cuanto a mis ideas y mi visión, es importante saber escuchar a quienes saben más que uno y aprender de ellos.

Los ensayos prosiguen, se afinan cosas y es cuando pienso en lo que llamo "periféricos": elementos perceptivos que acompañan a la puesta. Desde la música previa, los programas de mano, que quiero que se lleven, que experiencia quiero que atraviese el público, la imagen y recursos publicitarios, etc.

¿El después? Dudo mucho que exista un después, porque la sinergia del público te alimenta de información. Cada función es única porque cada público es único, a pesar de que podría llegar a ser la misma persona que va a todas las funciones, el estado anímico con el cuál presenció la obra es totalmente diferente. Eso hace que su placer y disfrute sea también diferente. Escuchar, escuchar, escuchar y escuchar. El público es crítico por naturaleza y eso hay que escuchar. Todos tienen algo para contribuir al proceso de la obra, es algo que va a ir mutando constantemente. Si alguien te dice "me encantó, es hermosa, espectacular", empiezo a dudar si la pasó bien. Ser críticos consigo mismo también es saber que del otro lado van a recibir información que probablemente no es la que quería dar. Que hago con esa devolución? Aquí está la importancia del debate.

Y cuando ya esta todo listo, "perfecto", que ya no se puede mejorar más ni perfeccionarla, entonces es momento de dejar de hacer esa obra porque creo que el desafío ya esta resuelto, habrá que buscar uno nuevo.

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