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El libro, nuestro amigo

Sabado, 22 de abril de 2023 02:17
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Hablar del libro es casi lo mismo que hablar de la historia de la cultura humana. El libro ocupó a los antiguos pueblos desde el cuarto milenio antes de Cristo. Pasaron los asirios, sumerios; por la Mesopotamia, Egipto, Grecia, China, Nínive, India, Pérgamo, Turkestán, Siria, Fenicia, Palestina, Roma, toda Italia, Francia, Países Bajos, países de Europa y luego todo el mundo.

Cada pueblo aportó su creación al libro utilizando los más diversos elementos para construirlos: tablillas de arcilla, madera, marfil, papiro, pergamino, pieles, bambú, seda, hueso, bronce, hierro, cerámica, cera, palma seca, xilografías, hasta que apareció el papel en China en el año 105 de nuestra era.

Por el libro se han interesado grandes jerarcas de la China, la Iglesia a través de distintas congregaciones; gobernantes como Julio César, César Augusto, Trajano, Luis IX de Francia, Carlos V, Constantino, y entre muchos otros Carlos III, que los declaraba exentos de impuestos a impresores y fundidores de letras.

La impresionante producción de libros se veía reflejada en las célebres bibliotecas como la de Alejandría, Pérgamo (Átalos), Serapeo -destruída en el año 391- Atenas, Panteno hacia el año 100, Andriano en el año 132, Rodas, Antioquía en el siglo III, Ulpia. En Roma, en el año 377 existían 28 bibliotecas. Pasó el tiempo y el siglo XVIII fue considerado el siglo de las luces, por la gran producción de libros; todo sucedía hasta la evolución de la informática y la aparición del internet, en el tiempo moderno y actual.

En Egipto, donde se utilizaba el papiro y la tinta, hay testimonios de libros desde el cuarto milenio antes de Cristo y se rescata de su historia el "Libro de los muertos", del año 2400 antes de Cristo. En China, en el 2° milenio se registra la aparición del "Libro de la seda" y también se rescata "El Sutra del diamante", del 11 de mayo de 868, que es considerado un texto antiguo.

El orfebre Johannes Gutenberg, inventor de la imprenta moderna con tipos móviles, imprimió la Biblia, que salió a la luz el 23 de febrero de 1455. Este hecho revolucionó la industria del libro, la que se estableció en muchos países europeos y luego en el mundo.

Esta brevísima síntesis de la historia del libro muestra el alto interés que tenían los pueblos del mundo por el conocimiento, la palabra. El humano tiene en su naturaleza necesidad de aprender, de responder a cada misterio que le presenta la existencia. Es un modo de recuperar la obra de miles de humanos que dejaron su legado tendiente a mejorar la existencia a través del conocimiento que proporciona herramientas aplicables al diario vivir.

Los libros producidos por el hombre ofrecen los más variados análisis y estudios. Cada uno aporta lo suyo y deja sus señales. Son millonarias las ediciones que forman la memoria pública de la humanidad. Imposible leer todo lo producido. Hay distintas escuelas, intereses, creencias en cada obra. Todo es discutible, pero colabora a una más amplia formación. Cada libro es una pequeña ventana que nos vincula a un determinado paisaje del mundo y de la vida.

El día mundial del libro se festeja el 23 abril, este lunes, también Día del Idioma en homenaje a Miguel de Cervantes Saavedra, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega. En Argentina se celebra el 15 de junio, porque ese día en el año 1924 el presidente Marcelo T. de Alvear lo declaró Fiesta del Libro y luego fue cambiado por el Día del Libro, para honrar esta herramienta de formación. Todos debemos ser amigos de los libros.

 

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