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Como se esperaba que sucediera, el ministro de Economía, Sergio Massa, se adueñó del centro de la escena en la campaña electoral del oficialismo tras su reciente viaje a Washington, en busca de construir una "nueva mayoría" peronista para desafiar en octubre próximo en las urnas al candidato estrella del momento, Javier Milei.
Apenas regresó a Buenos Aires desde Estados Unidos, Massa lanzó un paquete de medidas -de perfil proselitista- con la intención de mitigar el impacto de la inflación en el bolsillo de los argentinos y suavizar las consecuencias de la devaluación del tipo de cambio oficial del 22 por ciento que él mismo autorizó para el día después de las PASO.
Además, cruzó la frontera y se mostró junto al presidente Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, donde garantizó que la Argentina dispondrá de los dólares necesarios para mantener fluido el intercambio comercial entre ambos países; presentó la quinta edición del PreViaje, lo que supone un guiño especialmente para la clase media, y en la misma semana lideró un acto por el Día Nacional de la Industria, exponiendo frente a referentes del llamado "círculo rojo".
Con el kirchnerismo sorpresivamente enfrascado en un cono del silencio en este tramo de la campaña, el massismo se apropió de las riendas de la estrategia electoral en los últimos días y toma impulso para afrontar una batalla "a todo o nada" de cara a las elecciones generales del 22 de octubre. El objetivo de mínima de Unión por la Patria (UxP) es ingresar al balotaje.
"Lo que se habló internamente es que llegó el momento de salir a bancar la parada y plantear que somos los únicos que tenemos para ofrecer propuestas sensatas para un mundo real en el que se pueda vivir", sostuvo una fuente del Frente Renovador (FR).
Sin embargo, el plan "pesos para todos" propuesto por Massa no generó la misma recepción positiva en otros ámbitos de la sociedad, como por ejemplo en el sector empresarial e incluso en gobernadores del propio oficialismo, no solo de la oposición, que expresaron públicamente su decisión de bajarle el pulgar al bono de $60.000 anunciado para trabajadores estatales.
La postura de los mandatarios díscolos, de provincias como Santa Fe, La Pampa, Entre Ríos, Tucumán y hasta Santa Cruz, gobernada por el kirchnerismo, dejó al descubierto las fisuras que existen entre los distintos clanes que conforman UxP y con las que también deberá lidiar Massa, si es que pretende -como aseguran fuentes del oficialismo- construir una "nueva mayoría" peronista para confrontar con Milei y con Patricia Bullrich en el cuarto oscuro en octubre.
Alberto volvió (a gritar)
En medio del barullo político ocasionado por el amplio rechazo a la suma fija impulsada por el Palacio de Hacienda, salió del ostracismo Alberto Fernández para reclamar a viva voz el pago del bono: sí, ívolvió a gritar el Presidente! en un acto público.
Córdoba y la "opulenta" ciudad de Buenos Aires, según palabras del propio jefe de Estado, también le dieron la espalda a la iniciativa, como ocurrió con Catamarca, desde donde el primer mandatario, paradójicamente, bramó días atrás: "Esto no es el 'plan platita', es el 'plan justicia', que los que más tienen, mejor repartan".
Fernández asomó la cabeza aprovechando la retirada kirchnerista de la campaña (¿dónde están Cristina y Máximo Kirchner?), aunque después de haber anticipado la semana anterior en La Pampa las medidas económicas que iba a lanzar Massa, como "novedad" pos-PASO y en clave electoral, no son pocos en el FR los que lo prefieren recluido de regreso en la Casa Rosada o bien más lejos, en la Quinta Presidencial de Olivos.
La rebelión de los gobernadores se constituyó en una de las noticias más relevantes de los últimos días, aunque el golpe de escena más significativo lo asestó Bullrich, con la confirmación de que Carlos Melconian será su eventual ministro de Economía. La candidata a jefa de Estado de Juntos por el Cambio (JxC) jugó así una carta fuerte en un intento por relanzarse a la contienda proselitista después de una performance menor que la esperada de la coalición opositora en las primarias.
Si bien se esperaba que ocurriera, ya que ambos venían trabajando juntos desde hacía meses, haber oficializado a Melconian como su mariscal de campo en cuestiones económicas revitaliza y fortalece a Bullrich, sobre todo para encarar desde una posición más robusta las discusiones técnicas que está previsto que se produzcan tanto con Milei como con Massa en las semanas previas a las elecciones: en especial, con vistas a los dos debates presidenciales, el 1 y 8 de octubre.
Otra hiperinflación, no
Una de las principales iniciativas de Melconian es implementar un sistema bimonetario en el país, con el peso conviviendo con el dólar en transacciones diarias.
Ese plan contrasta con la dolarización total de la economía nacional que profesa el libertario Milei junto con su grupo de colaboradores, entre ellos Carlos Rodríguez, Roque Fernández y Emilio Ocampo. "Nosotros si bien somos tipos abiertos, no nos vamos a poner a discutir con ellos, porque ya analizamos lo que proponen y consideramos que era inviable", sostuvo una fuente del IERAL.
"Ellos nos trajeron su propuesta, nosotros la analizamos y entendemos que lo que proponen generaría un resultado nocivo, como sería una hiperinflación y/o un nuevo Plan Bonex. La Argentina no necesita otra hiperinflación, es lo que nosotros queremos evitar", agregó.
Milei recogió el guante tras el revuelo ocasionado por la irrupción en escena de Melconian y salió a chicanearlo: "Yo debato con candidatos a presidente", lanzó.
De momento, el economista libertario bajó el perfil tras su victoria en las PASO y se apresta a relanzar también su campaña, sabiendo que deberá reforzar su dotación de fiscales en octubre después de que el peronismo le "cuidara las boletas" en el cuarto oscuro el 13 de agosto pasado, buscando perjudicar de ese modo el rendimiento de JxC.