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"Deja el mundo atrás"

Viernes, 29 de noviembre de 2024 02:06
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"Cuanto más absurdo, trivial e inútil el dato, más delicadamente debe ser tratado. De esta materia están hechos los más finos ensayos literarios", dice Aldous Huxley en la compilación de sus ensayos "Si mi biblioteca ardiera esta noche". No trato de escribir un ensayo; si una reflexión. Y, quizás, el puntapié inicial si sea algo trivial pero, lo que hay detrás, no me parece absurdo ni inútil; tampoco trivial. Al final quizás resulte que nada de nada es trivial si se mira todo desde la perspectiva adecuada.

En 2018, el expresidente de los Estados Unidos, Barack Obama y su esposa, Michelle Obama; fundaron la productora de multimedios "Higher Ground Productions". A partir de ese momento, comenzaron a financiar distintos proyectos, el más famoso a la fecha: "American Factory". Esta película -que nunca me canso de recomendar-, brinda una excelente mirada sobre el panorama laboral, social, educativo y de inequidad de ingresos de vastos sectores de la población norteamericana; factores que ayudan a entender y a anticipar fenómenos disruptivos como la aparición y vigencia de Donald Trump en esos sectores. No mucho tiempo atrás, la productora lanzó otra película; esta con actores muy conocidos y que se encuentra disponible en la más famosa plataforma de streaming: "Deja el mundo atrás" ("Leave the World Behind"). La película es interesante pero, lo atemorizante, es su final. («Spoiler alert», voy a anticipar detalles importantes de la trama para quienes no la hayan visto).

La acción transcurre en un lugar bucólico apartado de la ciudad -pero con una vista magnífica a ella-, durante un fin de semana cualquiera. Un matrimonio alquila una casa de ensueño en ese paisaje y, de a poco, y sin entender por qué; se van viendo arrastrados en una pesadilla dantesca. Incomunicación; aislamiento; caminos bloqueados; mensajes contradictorios; falsas noticias; ataques extraños. Todo parece ir desmoronándose de una secuencia a la otra, sin una explicación racional detrás.

En una escena particular, el personaje encarnado por Ethan Hawke dice: "No tengo idea de qué es lo que debería hacer; sin mi celular y mi GPS soy un inútil". Para pensar. Es real y profunda la dependencia que hemos generado con esos aparatitos.

La explicación del drama viene al final. Otro personaje, alguien relacionado con el Departamento de Defensa norteamericano, explica que "alguna vez" habían trabajado sobre las relaciones costo-beneficio de las campañas militares. Un programa en particular había asustado al personaje; un plan en tres etapas capaz de derrocar a un gobierno desde adentro; método que sería el "más conveniente y económico" en esos términos.

La primera etapa consiste en el aislamiento. Inhabilitar las comunicaciones e impedir todo medio de transporte. Dejar a la sociedad sorda, muda y paralizada. Crear una "sociedad encerrada". La segunda etapa consiste en introducir caos organizado en ese ecosistema cerrado. Aterrorizar a la gente con ataques aleatorios y con mucha desinformación. Eliminar su capacidad de defensa y dejar el armamento a disposición de extremistas y de la propia población. Sin información precisa y clara y ante el peligro inminente, la gente comenzaría a atacarse entre sí. Sobrevendría el colapso social y comenzaría una guerra civil. La tercera etapa tendría lugar por sí sola; cae el gobierno, creando las condiciones ideales para un golpe de estado o una invasión exterior. "El programa era la manera más eficiente y rentable de desestabilizar un país"; dice -lacónico- el personaje. Y -agrega-: "Porque si la sociedad es lo suficientemente disfuncional; hará el trabajo por uno".

Me pregunto si ya no somos sociedades disfuncionales. Me pregunto si no hay claros ejemplos de sociedades cerradas; aterrorizadas; sujetas a ataques aleatorios y con suficientes dosis de desinformación organizada. La película lleva la situación al extremo pero me pregunto, como dice el personaje de la película, si "todas las señales no están ahí". Peor, producida por Barack Obama, alguien que tuvo acceso real a este tipo de información y de análisis de escenarios; me hace preguntarme cuánto de esto es ficción y cuánto no.

La frutilla del postre es una nena -hija de uno de los matrimonios protagónicos-, enfrascada en su propia realidad. Al comienzo de la película está por terminar de ver la serie "Friends" cuando, justo antes del último capítulo, se corta la luz y se interrumpen las comunicaciones. De allí en más, su única preocupación será saber cómo termina la serie, sin importarle nada más; ajena a todo lo que sucede a su alrededor. En la secuencia final la nena encuentra un "cuarto de pánico"; esas viviendas subterráneas blindadas tan de moda entre los súper ricos; que se preparan viviendas capaces de resistir el apocalipsis y el invierno nuclear posterior. Esto no es ficción; están proliferando estas viviendas unifamiliares o multifamiliares según la ideología, grupos de afinidad y poder adquisitivo.

La nena entra al búnker, encuentra la videoteca y los DVDs de "Friends". Ajena a todo el horror de lo que sucede afuera, pone "reproducir" y sonríe; feliz. Su "ajenidad" a la humanidad y su falta de empatía tampoco suena a ficción. Quizás todas las señales estén ahí; para quien las quiera ver.

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