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18 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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El humor es cosa seria

Martes, 03 de septiembre de 2024 01:42
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El humor es una herramienta para expresar en pocas palabras o en imágenes lo que resulta difícil o imposible de sintetizar de otra manera. Un chiste es una breve historia con un efecto cómico al final (el remate) que provoca risa.

La risa es parte de la condición humana y Aristóteles definió al hombre como "el único animal que ríe"; sólo el hombre a los seis meses de edad es el único ser que muestra una risa inteligente. Freud decía que los chistes son una manifestación del inconsciente que provienen de los más profundo de nuestro psiquismo y se dirigen a lo más profundo del psiquismo de quien lo recibe.

El humor es una vía para canalizar todo lo que no se puede decir de otras maneras. Hay muchos personajes absurdos de la política que causan risa por lo que no hacen, por lo que hacen mal y por lo que dicen. La Argentina es un país rico en humoristas, aunque la sociedad adolece de una sutil melancolía, de cierto fatalismo y de entusiasmos paroxísticos y efímeros.

Hay numerosas pruebas de que el humor puede ayudar a sobrevivir, sostener la dignidad, mantener viva la memoria cuando las personas son sometidas a la opresión, el autoritarismo, la discriminación, la tortura y hasta la muerte.

El humor y la risa son también armas corrosivas y temibles.

A propósito, cierta vez fue citado Picasso por el comandante nazi de París quien le mostró una reproducción de su cuadro Guernica destruída por los bombardeos alemanes durante la guerra civil española. "¿Usted hizo esto? "preguntó el comandante al artista en tono amenazador. "No - respondió Picassso - Ustedes lo hicieron". En 1933 los nazis en Alemania quemaban entre otros muchos los libros de Freud y él comentaba que "es un verdadero progreso, ahora queman mis libros, en otros tiempos me hubieran quemado a mí".

En la actualidad el humor político ha tomado representatividad en los medios de comunicación. En tiempos tan aciagos, reírse de los políticos es un acto necesario para mantener la cordura y evitar sucumbir a la desesperanza que transmiten los analistas más solemnes. No es normal la cantidad de política que consumimos los argentinos. Estamos todo el tiempo viendo qué pasó, qué dicen, qué hacen o qué se rumorea sobre los políticos. Un pueblo tan pendiente de los pormenores de la política le anda contando las costillas a su clase dirigente; sin embargo, somos un pueblo muy politizado, aunque con poca cultura política.

Es difícil hacer el humor político, tal vez es la forma más compleja de análisis político y de humor. ¿Cómo se hace reír a alguien que no comulga con las mismas ideas que se traslucen en el chiste? ¿Cómo se consigue que la broma impacte como la posibilidad de autocrítica en lugar de sentirse como una ofensa o un ataque?

Los fanáticos no saben reírse, salvo del humor que se asemeja más a un patoteo a un ser débil que a la chicana al poderoso, mucha gente se enoja si se critica a los políticos. El humorista político es un ser irreverente, desfachatado, dispuesto a cuestionar lo dado y a reírse de lo serio.

El humor político es de esencia contestataria. A cada período de la historia de un país le corresponde un estilo de humor político cuyo producto son como las protuberancias exacerbadas y certeras de la observación y de la crítica social y de la realidad.

No hay que perder la capacidad de reírse de uno mismo y resignar ideales y utopías y crear y difundir chistes y más chistes como prueba de vida inteligente amante de la libertad y el compromiso.

 

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