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Fundamentalismos

Viernes, 14 de febrero de 2025 22:27
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José María Ramos Mejía (1849-1914) ya había reconocido y explicado en La locura de la historia (1895) y en Las multitudes argentinas (1899) las características, las conductas, las formas de expresión de las masas, multitudes y turbamultas.

El nacionalismo y el patriotismo se invocan como elementos legitimadores de la conducta de las masas; en la Argentina las multitudes son sujetos políticos. Se crea así un sistema de reproducción política que responde automáticamente a las indicaciones de los dirigentes.

Las masas se inscriben en el contexto de participación política y de reconfiguración de un patriotismo que disputará la narración de los grandes héroes de la patria y ubicará a la masa como protagonista que instaura y funda la nación. La masa adquiere legitimidad cultural.

La multitud puede ser temible, si la educación nacional no la modifica con el cepillo de la cultura y evita la infiltración de otros ideales, nada impedirá que la contengan en su ascensión precipitada y violenta.

Es bueno e imprescindible definir cada vez la constitución de la nacionalidad en una Argentina invertebrada e instalar la pregunta respecto de la ausencia de clases dirigentes honestas, capacitadas, comprometidas en nuestro país que neutralicen el dominio de los tiranos. Existe un vínculo masa-líder, Sigmund Freud (1856-1939) ya lo señalaba en "Psicología de las masas y análisis del yo", en el cual se parte de problematizar el concepto entre líder/soberano-multitud como el principal vínculo político. Es necesario, asimismo, que una idea, un sentimiento –un afecto podríamos decir– se haga común de acuerdo con una circunstancia ambiental y una instancia individual. Estas condiciones efectúan una relación de combinación entre los hombres para formar multitud.

Es necesario investigar, testimoniar, comentar, publicar, recordar y reflexionar acerca de las nuevas formas de las opciones por demás abigarradas y fundamentalistas de las conductas de las masas humanas. El odio y la violencia emergente ejercida por las masas es soterrada o explícita se metamorfosea permanentemente, es visible o desembozada, no sorprende su perdurabilidad y la fuerza y vitalidad que asume de tanto en tanto en nuestra época. "Todo lo que pedimos es que le des una oportunidad a la paz" (John Lennon, en "Imagine").

Los tres ejes discursivos de hoy: la derecha neonazi, la extrema izquierda radical y el integrismo islámico son los motores del surgimiento del odio y la violencia actual que, muchas veces, son adoptadas por las multitudes.

Para algunos líderes son intolerables las desviaciones heréticas de una doctrina, programas políticos o cuestionar el significado de sus palabras que parecen revelaciones de Dios.

Todo poder político, sobre todo si es autoritario, necesita de cómplices letrados, muchos de ellos idealistas, pensadores o grandes artistas que creen en la razón de los fuertes, en la salvación por la espada y están provistos de todo tipo de prejuicios; creen en el país mitológico.

"El que se basa o cree basar su conducta -interna o externa, de sentimiento o acción- en un dogma o principio teórico que estima incontrovertible, corre el riesgo de hacerse un fanático, y, además, el día que se le quebrante o afloje ese dogma, su moral se relaja". (Miguel de Unamuno, 1864-1936).

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