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Antisemitismo y democracia

Viernes, 18 de julio de 2025 01:49
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Estamos asistiendo a una peligrosa normalización del antisemitismo en sociedades de todo el espectro político del mundo.

No es sólo una cuestión de extrema derecha o extrema izquierda, está en todas nuestras sociedades y, por lo tanto, lo que se necesita es un enfoque de toda la sociedad.

Los extremos políticos siempre alimentan la violencia.

Debemos partir considerando que la amenaza del antisemitismo no es sólo contra los judíos, es contra toda la sociedad.

Una prueba más que palpable la hemos tenido los argentinos con los atentados a la AMIA y la embajada de Israel.

Solo la más recalcitrante ignorancia puede aseverar que los mismos han sido solo contra la comunidad judía. El pueblo argentino fue agredido en su intimidad. Los muertos tenían esa identidad, sin importar si eran o no judíos.

Es una amenaza que realmente va en contra de todos los valores democráticos en los que creen nuestras sociedades liberales. Cuando éstas no protegen a sus minorías, no están protegiendo los valores democráticos.

Los ataques contra escuelas judías, sinagogas y empresas, junto con individuos, han aumentado significativamente, en algunos casos más del doble en el año 2023, en comparación con el año anterior.

Analistas y sociólogos coinciden en que el ataque perpetrado por el grupo fundamentalista Hamas el 7 de octubre de 2023 ha actuado como detonante y ha despertado la voz de alarma sobre la intensificación de los ataques contra las comunidades judías.

Según un informe publicado en Estados Unidos por la Liga Antidifamación (ADL en inglés), los incidentes antisemitas violentos han aumentado en los siete países de las mayores comunidades judías fuera de Israel, también conocidos como los J7: Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá, Estados Unidos, Australia y Argentina. La publicación del informe coincide con el 80 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial. ¿Curioso verdad?

Ese triste capítulo de nuestra historia contemporánea causó entre 70 y 85 millones de muertes, entre militares y civiles, lo que la convierte en el conflicto más mortífero en los anales de esa misma historia.

Pareciera que nada hemos aprendido desde entonces. La frágil memoria del ser humano ha perdido todo recuerdo de esa tragedia.

Las manifestaciones antisemitas, bajo todas las formas existentes, tácitas o encubiertas, hasta los comportamientos discriminatorios, pasando por el acoso y la violencia, son constantes y plantean graves problemas que afectan a sociedades enteras.

El antisemitismo no sólo afecta a las personas judías, individual o colectivamente, sino que, reitero, como ideología basada en el odio y los prejuicios, ataca el tejido de las sociedades, amenazando la realización de los derechos humanos de todas las personas y la seguridad general de los países donde se produce.

El antisemitismo también viola el derecho a la libertad de religión o de creencias. Ningún pensamiento honesto debería admitir que muchas personas (o pocas, no importa el número) puedan ser impunemente acosadas solo por ser judías.

Muchos judíos de todo el mundo están ocultando sus símbolos, incluso algunos han llegado a cambiarse el nombre y hasta ocultar la estrella de David, todo en aras de una búsqueda, la paz.

Una asignatura pendiente es la de considerar que tenemos una razón poderosa que nos une, somos una misma humanidad y ello es más fuerte que cualquier idea que quieran pretender imponernos desde el odio insano, por más recurrente que fuere.

Todo creyente, fuera cual fuera su creencia, debe constituirse en un soldado de la Paz porque así lo ha manifestado nuestro único Creador, más allá del nombre que cada una de esas creencias le asigne.

 

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