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Uno de los asesinos del padre Martearena ya sale del penal

Marcelo Castillo, tras 24 años de encierro, fue el beneficiado. Su compañero de andanza Javier Alanís no recibió el mismo trato.
Viernes, 21 de noviembre de 2025 01:44
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La Justicia de Salta autorizó salidas transitorias para Marcelo Castillo dos veces al mes. Se trata de uno de los condenados por el asesinato del padre Ernesto Martearena, ocurrido en 2001 en Salta. La información fue confirmada a El Tribuno y generó inquietud y malestar.

A más de 24 años de un homicidio que conmocionó a los salteños, uno de los dos jóvenes considerados como los responsables del asesinato de Ernesto Martearena fue beneficiado con salidas transitorias, un paso previo -dentro del régimen progresivo de ejecución de la pena- hacia una futura evaluación de libertad condicional.

Según una fuente consultada por El Tribuno el beneficiado es Marcelo Castillo, uno de los dos condenados por el brutal homicidio ocurrido en 2001. Las salidas no son de viernes a domingo, como indicaban algunas versiones, sino que se realizan dos veces al mes, en días separados y en semanas diferentes, por disposición judicial. "Después, según su comportamiento, podrían otorgarle salidas de viernes a domingo para luego regresar al penal, y esto sería el paso previo a conseguir la libertad condicional", le aseguró la fuente. Tanto Castillo, que en 2001 tenía 19 años, como Javier Alfredo Alanís Colausti recibieron prisión perpetua como condena.

En tanto en el caso de Javier Alfredo Alanís Colausti, el otro condenado por el crimen, el beneficio aún no le fue concedido; las causas no trascendieron.

La autorización de estas salidas transitorias -dicen algunos- generó preocupación en sectores de la comunidad católica salteña y en personas que participaron activamente del trabajo social que impulsaba el sacerdote, quien era reconocido por su labor en comedores comunitarios y hogares donde se brindaba asistencia a unas 2000 personas en situación de vulnerabilidad.

Pasaron 24 años del crimen

El asesinato de Martearena ocurrió en octubre de 2001, dentro de la casa parroquial de la iglesia Nuestra Señora de Fátima.

Aquella noche, según la reconstrucción judicial, Martearena cenó con un sacerdote y un abogado amigos, y luego regresó a su domicilio. En horas de la madrugada, alrededor de las 2, llegaron Marcelo Castillo y Javier Alanís Colausti, quienes, según sus propias declaraciones posteriores, se encontraban bajo los efectos de drogas.

Ambos ingresaron con facilidad porque eran personas conocidas por el sacerdote. Una vez dentro, le exigieron dinero. Ante la resistencia lo apuñalaron 18 veces, según consta en las crónicas de El Tribuno de aquel entonces.

Intentaron incendiar el lugar

Luego trasladaron el cuerpo al dormitorio del primer piso, lo cubrieron con mantas, rociaron el lugar con gasoil y whisky e intentaron incendiarlo para borrar huellas, aunque la humedad impidió que el fuego se propagara con mayor intensidad.

El botín fue mínimo: unos 100 pesos y una tarjeta del Banco Galicia. Con esa tarjeta, Alanís intentó retirar dinero de un cajero automático, pero al no conocer la clave, el plástico fue retenido. Sin embargo, su rostro quedó registrado en las cámaras de seguridad y luego fue difundido, lo que permitió su rápida identificación y posterior detención en San Salvador de Jujuy.

Castillo, por su parte, fue detenido en su vivienda del barrio Norte Grande y terminó admitiendo su participación en el crimen, al igual que Alanís.

 

 

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