Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
10°
12 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Crimen de un juez: tras 20 años sus hijos rompen el silencio y acusan

El caso conmocionó a Tucumán: lo mataron de diez disparos cuando estaba en su casa, en Yerba Buena. 20 años después, su familia denuncia un complejo entramado de corrupción.
Viernes, 11 de julio de 2025 01:41
El juez Héctor Agustín Aráoz. (Foto: gentileza familia Aráoz)
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

El 26 de noviembre de 2004 Tucumán se paralizó con la noticia del brutal crimen del juez de menores Héctor Agustín Aráoz. Lo asesinaron de diez disparos en su domicilio de Yerba Buena.

Tras más de 20 años de dolor y una búsqueda incansable de justicia, con Alejandro Darío Pérez -uno de los coautores condenados a prisión perpetua-, recapturado el 1 de julio de 2025, tras más de una década prófugo, los nueve hijos del magistrado emitieron una contundente y emotiva carta.

En el texto, no solo exigen el cumplimiento efectivo de la pena. También desmienten la carátula de "crimen pasional" que, según expresan con profunda convicción, fue impuesta para ocultar la verdadera trama detrás del homicidio: la investigación del juez sobre una compleja red de policías, menores liberados y drogas.

La autopsia realizada al cuerpo del juez reveló un detalle escalofriante: aunque recibió diez disparos, murió desangrado, un indicador de ensañamiento.

La carta completa de los hijos del juez Héctor Agustín Aráoz: "Durante años, desde el asesinato de nuestro papá -el juez Aráoz- fuimos espectadores silenciosos de mentiras y barbaridades que se dijeron en torno a lo sucedido.

La carátula del crimen fue, y es una ilusión de la verdad, crimen pasional. Era el camino más rápido y conveniente para dejar de lado el verdadero por qué del trágico destino de nuestro papá.

Héctor Agustín Aráoz como juez de menores descubrió una entramada red donde policías, menores liberados y drogas hacían su juego. Un oficio adulterado con su firma fue el desencadenante, en el que se ordenaba la libertad de un menor.

A partir de ahí, muchas cosas tomaron sentido, entendiendo por qué, tanto el teléfono de su casa como del juzgado, estaban pinchados, no podíamos llamarlo, era perseguido cuando salía de su vivienda.

Pero aún así, no lograron intimidar al juez Aráoz, nuestro papá. El 26/11/2004, mandó a peritar las computadoras de la comisaría 3, de la cual sospechaba había salido el oficio adulterado. Horas después, era asesinado en su propio domicilio.

A veces nos preguntamos: ¿no hubiera sido más fácil para él mirar para otro lado, como hizo su entorno, y contrariar sus valores? íPero no pudo! íSus convicciones y esos valores, que hoy son nuestro legado, no lo dejaron! íQué diferente hubiera sido la historia!

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD