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El Tribunal de Juicio de la Sala I de Salta dictó un fallo contundente en la causa contra Leonardo Nelson Cositorto y otros cuatro imputados por su participación en Generación ZOE, una organización que operaba bajo la fachada de coaching, educación financiera y criptomonedas. La Justicia los halló responsables de 118 hechos de estafas reiteradas y de conformar una asociación ilícita con roles definidos para captar inversores y defraudarlos.
El tribunal integrado por los jueces Martín Fernando Pérez, Javier Francisco Araníbar y Leonardo Gabriel Feans dio por acreditado que la empresa prometía rentas extraordinarias en dólares, de hasta un 10 por ciento mensual, a quienes entregaran su dinero para inversiones que luego se comprobó eran inexistentes. Las víctimas, seducidas por el relato de éxito económico, invertían bajo contratos informalmente redactados y accedían a plataformas como ZOE Cash y Sunrise Coach, que simulaban movimientos financieros virtuales.
Estafa organizada y piramidal
Según el fallo, la organización funcionaba bajo un esquema Ponzi, donde los nuevos aportes sostenían los pagos a los primeros inversores, sin existir actividad real que generara ganancias. La fachada de legitimidad incluía oficinas físicas, publicidad en redes, conferencias y una supuesta billetera digital respaldada por criptomonedas, que nunca estuvo registrada ni autorizada por la Comisión Nacional de Valores.
En Salta, la sede local se inauguró en mayo de 2021 y tuvo tres locaciones distintas hasta su cierre en febrero de 2022. El manejo de las operaciones estuvo a cargo de Ricardo Gabriel Vilardel, su hermano Jorge Federico, Ana Lucía Vilardel y Vilma Griselda Albornoz, pareja de Ricardo. Todos ellos fueron considerados coautores de los delitos. El tribunal confirmó que recibían el dinero directamente, lo ingresaban a sus cuentas personales y operaban como una red coordinada para atraer y manipular a los damnificados.
El rol de Cositorto
Cositorto, señalado como el jefe y organizador de la asociación ilícita, admitió ser fundador y director ejecutivo de la empresa, aunque intentó desligarse de la estafa. Alegó que era víctima de una campaña mediática y judicial en su contra, defendió la legalidad de sus operaciones y aseguró que muchos inversores cobraron sus ganancias. También afirmó que el dinero se reinvertía en minería de oro, litio, criptomonedas y bienes inmuebles.
Sin embargo, para el tribunal, el accionar del empresario y su equipo fue claro: "Se valieron de formas societarias legales y conceptos financieros modernos para construir una estafa sostenida en el tiempo". Los jueces consideraron acreditado que se manipuló a los inversores con promesas falsas y estrategias deliberadas de captación, dejando un grave perjuicio económico.
Las penas
Los jueces condenaron a Cositorto con 11 años de prisión efectiva, por estafa y asociación ilícita (en su rol de líder); a Ricardo Vilardel a 7 años, su hermano Federico cinco años, su hermana Ana Lucía y a Vilma Albornoz, a tres años de ejecución condicional. A estos cuatro por los delitos de estafa y asociación ilícita en su carácter de miembros.
Deberá afrontar otros tribunales
El camino de Cositorto y su Generación Zoe seguirá bajo el universo procesal, después de ser condenado en Corrientes (con 12 años de prisión), y en Salta (recibió 11) por los mismos delitos, estafa y liderar una asociación ilícita, el coach será juzgado en otras tres provincias: Córdoba, Rosario y Buenos Aires. En esta provincia, Cositorto junto a otros cuatro salteños, entre ellos tres hermanos, estafaron a 118 personas por más de 770 millones de pesos, según lo informado por la Fiscalía especializada a cargo de la causa.