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Entre los imborrables recuerdos que dejó el pontificado de Francisco en muchos salteños, resalta una audiencia papal de 2016 que quedó grabada en la memoria de un grupo de estudiantes de colegios como el San Pablo, Salesiano y Bachillerato Humanista Moderno que coincidieron en Roma como parte de su viaje de egresados.
Al finalizar aquella audiencia, los jóvenes, impulsados por la emoción del momento, entonaron el Himno al Señor del Milagro. La melodía, cargada de devoción, conmovió al Papa, quien se les acercó con una sonrisa paternal. "No se olviden del Señor, el Señor con su amor buscando el amor de un pueblo. Devuelvan con amor, el amor con el cual Él buscó al pueblo salteño", les dijo, con palabras que estremecieron corazones en los tiempos del Milagro.
Las lágrimas de los jóvenes, testigos de la cercanía del Sumo Pontífice, y su gesto de bendición, quedaron perpetuados en la memoria de la feligresía local como un símbolo de la profunda conexión entre el Papa y la devoción salteña. Ya en 2013, en el marco de otra audiencia general, Francisco había mostrado su afecto por el Señor del Milagro al saludar a otro grupo de estudiantes salteños que cantaban el himno en su honor.
Con poncho salteño
En marzo de 2022, luego 13 años de servicio pastoral en Rosario de Lerma, Alejandro Pezet, el cura Alejandro Pezet dejó el suelo salteño con una nuevo destino en una Fazenda de la Esperanza del sur de Italia.
Pezet, quien se había ordenado sacerdote el 7 de diciembre de 1991 junto a Sigfrido Moroder (el recordado Padre Chifri) y a quien también lo unían con Jorge Mario Bergoglio profundos lazos de amistad, viajó a Roma con el poncho salteño que atesoraba entre sus prendas más queridas y le entregó otro en Roma al Papa Francisco. Aquel momento, que coronó una sentida despedida con la comunidad vallista con un emotivo reencuentro, quedó testimoniado en una singular fotografía que, en medio de los pesares, rememora sonrisas redentoras
En Orán
En mediados de 2009, el invierno envolvió a la ciudad de Orán con resabios de la crisis económica de 2008, uno de los brotes de dengue más intensos y con lacerantes índices de pobreza. Así encontró el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, a una de las diócesis menos favorecidas del país. Cuatro años después, la feligresía de esa comunidad del norte salteño estalló en un júbilo incontenible cuando el cardenal que había dejado sobrados testimonios de su sencilla grandeza en Orán, en su visita del 1 al 5 de junio de 2009, fue proclamado como sucesor de Benedicto XVI y se convirtió en el primer Papa jesuita, además del primero proveniente del Hemisferio Sur y el primer pontífice originario de América, manifestando su voluntad de ser conocido como Francisco en honor al santo de Asís.