La comunidad wichi Mecle se encuentra ubicada en Santa Victoria Este, a la orilla de la ruta 54. Está integrada por 30 familias con 22 niños. Actualmente, les acercan agua potable desde la parroquia del lugar. Esta distribución se hace sólo los lunes y jueves, y resulta insuficiente para las necesidades de la gente, que en verano soporta temperaturas superiores a los 40 grados. El consumo del agua caliente y almacenada les está generando permanentes cuadros de diarrea, entre otros malestares.
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La comunidad wichi Mecle se encuentra ubicada en Santa Victoria Este, a la orilla de la ruta 54. Está integrada por 30 familias con 22 niños. Actualmente, les acercan agua potable desde la parroquia del lugar. Esta distribución se hace sólo los lunes y jueves, y resulta insuficiente para las necesidades de la gente, que en verano soporta temperaturas superiores a los 40 grados. El consumo del agua caliente y almacenada les está generando permanentes cuadros de diarrea, entre otros malestares.
En diálogo con El Tribuno, el cacique de la comunidad, Mateo Torres, contó: "Los chicos y adultos tienen diarrea por el agua que consumen. Teniendo la red de agua potable esto no ocurriría. Estamos preocupados porque no se están haciendo las cosas bien. Luego de hacer marchas y cortes de ruta pidiendo por agua para nuestras comunidades, por fin este año el Gobierno provincial nos escuchó. Hace dos meses comenzó la perforación de un pozo que dentro de un tiempo será un alivio para nosotros. Sin embargo, la construcción de la torre para colocar el tanque elevado no tiene la firmeza necesaria".
Torres dijo: "Tengo entendido que desde la provincia hablaron con el intendente Rogelio Nerón para que contrate a personas que hagan ese trabajo. Pero la obra no se está haciendo a conciencia". Y siguió: "Si viene un viento fuerte se va a caer y perderemos algo por lo que luchamos mucho tiempo. Sabemos que el trabajo lo está haciendo una tercerizada. Todas estas observaciones se las trasladamos al Intendente pero no se preocupó".
El cacique expresó: "Tenemos mucha desconfianza, cuando el Gobierno canaliza las cosas a través de las intendencias siempre ocurre algo malo. Es una lástima que nuestro gobernador envíe fondos para obras y no se hagan como corresponde".
Consultado sobre cómo reciben el agua, Torres señaló que antes el Ejercito Argentino les entregaba agua. "Sin embargo, hace mucho que no nos proveen. Viene un camión de la parroquia San Ignacio de Loyola, de Santa Victoria. Nos trae agua todos los lunes y jueves y nos llenan los tinacos. Pero con el calor se consume más agua y no alcanza".
Niños con bajo peso
Sobre la situación nutricional de los niños, el referente de la comunidad aseguró: "Hay varios niños mal nutridos y con bajo peso. Por ejemplo mi nieta estaba en esa situación y recién se recuperó con atención médica. En Santa Victoria Este tenemos una buena doctora que atiende a nuestros niños pero lo malo es que estamos alejados del hospital, a 35 kilómetros, y a muchas familias se les hace imposible llegar".
Y añadió: "Nuestra realidad es dura. Como cacique me encargo de buscar a los profesionales. Al estar retirados del puesto sanitario y del hospital base, pedimos que manden un médico al terreno y ahí recién descubren el estado de salud de nuestros niños".
No comen todos los días
En cuanto a la economía del lugar, Torres remarcó que en la zona no hay trabajo, por eso las mujeres de la comunidad viven de los planes sociales y asignaciones. Los hombres hacen changas: "Nos pagan una miseria. No llegamos a cubrir las necesidades básicas. Cuando es día de cobro compramos algo de arroz, fideos. En cuanto a la leche para los niños es imposible conseguir, tan sólo del hospital", aseguró.
"Los chicos tienen hambre, hay muchísima necesidad. Siempre necesitamos que nos den una mano. No me avergüenzo de pedir solidaridad, yo trato de hacer lo posible por mi gente. Son 22 chicos en mi comunidad que no comen todos los días", concluyó.