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Los Tekis y Los Nocheros vibraron en la noche de Buenos Aires

Domingo, 28 de agosto de 2011 22:08

La calle Corrientes es un emblema de todos los porteños, pero para sorpresa y alegría de muchos, en el último fin de semana, abandonó sus aires gardelianos y se mudó hacia el NOA. Es que Los Tekis y Los Nocheros desembarcaron en el Teatro Gran Rex con su “Carnaval, pasión del Norte” e hicieron vibrar, a sala llena, a cientos de fanáticos.
En el subsuelo del lugar se percibe la expectativa y Rubén Ehizaguirre se acerca para dialogar en exclusiva con El Tribuno: “Yo creo que en el norte se van a sentir orgullosos de la manera en que se vive y se cuenta el carnaval en este espectáculo. Siempre digo que esto es algo tan caro al sentimiento del salteño y jujeño y lo hemos podido armar en una comedia musical típicamente norteña y contarla de la manera en que la contamos. La gente la va a ver ahora, el 10 de septiembre, en el Teatro Provincial. Para nosotros es realmente un placer pasearla por todo el país y que la gente sepa realmente qué significa para nosotros el carnaval, cómo lo vivimos, de qué manera desarrollamos este sentimiento tan caro. Que no es únicamente tirarse un poco de agua, salir a bailar a la noche. No, es algo que tiene que ver con las raíces, con la cultura”.
La ansiedad se siente cercana entre los camarines y el “Negro” continúa: “Todavía queda mucho por andar con esta propuesta, mirá que hemos andado por varios lugares. Queda todavía toda la parte de Cuyo por andar. Ahora nos han hablado para llevar este mismo show a Córdoba en el verano del año que viene. Estamos viendo si terminamos de concretar eso, es casi seguro que sí. Así que hay carnaval para rato, todavía”.
Al fin, entre la platea se apagan las luces. Este un espectáculo pensado a lo grande, enormes pantallas proyectan imágenes norteñas sobre el escenario. La voz en off de Víctor Hugo Morales guía las acciones y describe: “Un pueblo unido por el solo motivo de festejar, compartir y agradecer. Con el diablo fuera del pozo, la fiesta se desata por ocho días. El miércoles de ceniza pucllay debe estar encerrado y así empezar 40 días de recogimiento. El diablo simboliza la liberación de los deseos reprimidos, una especie de dios de la celebración”.
En seguida se desata el carnaval, cintas plateadas explotan en estruendos y caen por el aire, mientras Los Tekis y los Nocheros caminan entre el público cantando con cajas y rodeados de bailarines. La propuesta combina la música y el humor.
El actor Carlos Nieto encarna al diablo y dialoga con los presentes contando anécdotas de carnaval y explicando sus oficios.
Los Tekis rompen el silencio con clásicos como “Viva Jujuy”. “La primera canción que aprendimos en La peluquería”, según Mauro.
Desde las primeras filas de la platea, un grupo de chicas acompaña el bailecito con un particular accesorio: llevan sobre sus cabezas vinchas con cuernos de colores que brillan en la oscuridad. El publico grita “Olé, olé, olé, Tekis, Tekis”.
Enseguida, una particular versión de “Siguiendo la luna”, en la que la voz y el charango de Sebastián generan cientos de suspiros.
Tras jocosas invocaciones a las suegras o referencias a los casados y los solteros de la sala, los Nocheros plantan una semilla indudablemente salteña con “Balderrama”.
En todos los rincones del teatro nadie queda sin entonar los versos de aquella zamba. Alguna fanática se anima a gritar: “Alvaro te amo”. Y en seguida, todos aplauden al compás de la “Chacarera del rancho”, “No saber de ti” o “La cerrillana”.
Y de nuevo las palabras del diablo que cuenta cómo se apodera de las almas de los machados. En clave de comedia y en diferentes oportunidades, Pucllay se viste de mozo y atiende a los músicos que, sentados a la mesa de un bar, piden chicha o vino. Una risotada general llena la sala cuando Kike Teruel pide agua mineral sin gas.
Un grupo de bailarines con el colorido de sus trajes, despliega la coreagrafia de un bailecito que, luego de un sentido poema en la voz del diablo, se continúa con una cueca. El escenario está adornado con banderines de colores, las pantallas gigantes, la escenografía y, por supuesto, la música.
Y al fin, el momento más esperado de la jornada: la reunión de Los Nocheros y Los Tekis.
El teatro parece desbordar de emoción con la decena de canciones que entonan juntos. Más de dos horas de show concluyen con los bises de “Vuela una lágrima” y “Llorar”.
Y el público, de pie, se hace ovación.
 

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La calle Corrientes es un emblema de todos los porteños, pero para sorpresa y alegría de muchos, en el último fin de semana, abandonó sus aires gardelianos y se mudó hacia el NOA. Es que Los Tekis y Los Nocheros desembarcaron en el Teatro Gran Rex con su “Carnaval, pasión del Norte” e hicieron vibrar, a sala llena, a cientos de fanáticos.
En el subsuelo del lugar se percibe la expectativa y Rubén Ehizaguirre se acerca para dialogar en exclusiva con El Tribuno: “Yo creo que en el norte se van a sentir orgullosos de la manera en que se vive y se cuenta el carnaval en este espectáculo. Siempre digo que esto es algo tan caro al sentimiento del salteño y jujeño y lo hemos podido armar en una comedia musical típicamente norteña y contarla de la manera en que la contamos. La gente la va a ver ahora, el 10 de septiembre, en el Teatro Provincial. Para nosotros es realmente un placer pasearla por todo el país y que la gente sepa realmente qué significa para nosotros el carnaval, cómo lo vivimos, de qué manera desarrollamos este sentimiento tan caro. Que no es únicamente tirarse un poco de agua, salir a bailar a la noche. No, es algo que tiene que ver con las raíces, con la cultura”.
La ansiedad se siente cercana entre los camarines y el “Negro” continúa: “Todavía queda mucho por andar con esta propuesta, mirá que hemos andado por varios lugares. Queda todavía toda la parte de Cuyo por andar. Ahora nos han hablado para llevar este mismo show a Córdoba en el verano del año que viene. Estamos viendo si terminamos de concretar eso, es casi seguro que sí. Así que hay carnaval para rato, todavía”.
Al fin, entre la platea se apagan las luces. Este un espectáculo pensado a lo grande, enormes pantallas proyectan imágenes norteñas sobre el escenario. La voz en off de Víctor Hugo Morales guía las acciones y describe: “Un pueblo unido por el solo motivo de festejar, compartir y agradecer. Con el diablo fuera del pozo, la fiesta se desata por ocho días. El miércoles de ceniza pucllay debe estar encerrado y así empezar 40 días de recogimiento. El diablo simboliza la liberación de los deseos reprimidos, una especie de dios de la celebración”.
En seguida se desata el carnaval, cintas plateadas explotan en estruendos y caen por el aire, mientras Los Tekis y los Nocheros caminan entre el público cantando con cajas y rodeados de bailarines. La propuesta combina la música y el humor.
El actor Carlos Nieto encarna al diablo y dialoga con los presentes contando anécdotas de carnaval y explicando sus oficios.
Los Tekis rompen el silencio con clásicos como “Viva Jujuy”. “La primera canción que aprendimos en La peluquería”, según Mauro.
Desde las primeras filas de la platea, un grupo de chicas acompaña el bailecito con un particular accesorio: llevan sobre sus cabezas vinchas con cuernos de colores que brillan en la oscuridad. El publico grita “Olé, olé, olé, Tekis, Tekis”.
Enseguida, una particular versión de “Siguiendo la luna”, en la que la voz y el charango de Sebastián generan cientos de suspiros.
Tras jocosas invocaciones a las suegras o referencias a los casados y los solteros de la sala, los Nocheros plantan una semilla indudablemente salteña con “Balderrama”.
En todos los rincones del teatro nadie queda sin entonar los versos de aquella zamba. Alguna fanática se anima a gritar: “Alvaro te amo”. Y en seguida, todos aplauden al compás de la “Chacarera del rancho”, “No saber de ti” o “La cerrillana”.
Y de nuevo las palabras del diablo que cuenta cómo se apodera de las almas de los machados. En clave de comedia y en diferentes oportunidades, Pucllay se viste de mozo y atiende a los músicos que, sentados a la mesa de un bar, piden chicha o vino. Una risotada general llena la sala cuando Kike Teruel pide agua mineral sin gas.
Un grupo de bailarines con el colorido de sus trajes, despliega la coreagrafia de un bailecito que, luego de un sentido poema en la voz del diablo, se continúa con una cueca. El escenario está adornado con banderines de colores, las pantallas gigantes, la escenografía y, por supuesto, la música.
Y al fin, el momento más esperado de la jornada: la reunión de Los Nocheros y Los Tekis.
El teatro parece desbordar de emoción con la decena de canciones que entonan juntos. Más de dos horas de show concluyen con los bises de “Vuela una lágrima” y “Llorar”.
Y el público, de pie, se hace ovación.
 

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