El juez de Instrucción Formal 3, Pablo Farah, quien investiga el crimen del profesor universitario Diego Esper Sánchez, que fue hallado en su departamento con un mazazo en la cabeza, el 16 de septiembre del año pasado, logró que la Corte de Justicia de la Provincia le aprobara la contratación de un estudio porteño especializado en análisis criminalísticos para la realización de dos pericias clave que podrían poner punto final al interrogante básico del caso: ¿quién mató al docente?
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El juez de Instrucción Formal 3, Pablo Farah, quien investiga el crimen del profesor universitario Diego Esper Sánchez, que fue hallado en su departamento con un mazazo en la cabeza, el 16 de septiembre del año pasado, logró que la Corte de Justicia de la Provincia le aprobara la contratación de un estudio porteño especializado en análisis criminalísticos para la realización de dos pericias clave que podrían poner punto final al interrogante básico del caso: ¿quién mató al docente?
Para hacerse cargo del tema llegó a Salta el máster en investigación de homicidios Enrique Prueger, quien se posesionó de sus funciones, pidió las pruebas recopiladas y regresó a Buenos Aires para estudiarlas. El profesional fue recomendado para el trabajo por su colega salteño Washington González, un excomisario local que actualmente es el decano de la Facultad de Criminalística de la Universidad Católica.
El primero de los análisis a los que se abocará el especialista, egresado del Instituto Universitario Superior de la Academia de la Policía Federal Argentina, se referirá a la sombra que proyecta una imagen captada el 10 de septiembre de 2010, a las 22, por una cámara de seguridad de un local que se halla en calle Deán Funes y en la que se aprecia la figura difusa de un sujeto, que mira la numeración del edificio donde residía Esper.
La Policía, el abogado de la familia de la víctima, Juan Casabella Dávalos, y el propio juez Farah tienen la certeza de que se trata del camionero catamarqueño Rodolfo Benjamín Suárez, quien a esa misma hora hizo dos breves llamadas a Esper, aparentemente para decirle que el portero eléctrico no funcionaba.
El estudio de la sombra podrá determinar la altura, volumen, peso y condiciones antropométricas del sospechoso.
Suárez es el único detenido por el caso y fue imputado como autor material del hecho.
Por el mismo homicidio también se halla imputado pero en calidad de encubridor, y en libertad, el stripper y fisicoculturista tartagalense Cristian Morcillo Castillo, quien en la hipótesis ingresó al departamento de Esper (del que poseía llaves), lo halló muerto y se fue, llevándose todo tipo de pertenencia que pudiera involucrarlo con el crimen.
Sin embargo, sobre este sujeto, que tiene 26 años, pesan pruebas graves: en prendas de vestir de su propiedad hallaron manchas de sangre cuyos patrones genéticos se ajustan a huellas recogidas en la escena del crimen, aunque no se ha podido determinar a quién pertenecen. Solo está claro que no son ni del profesor Diego Esper ni de ninguno de los dos detenidos.
El otro estudio del que se encargará Prueger, se denomina bloodspatter, que consiste en la reconstrucción virtual de la escena del crimen. Esto se realiza mediante un análisis de la proyección de las manchas de sangre y otros elementos encontrados en el departamento donde fuera hallado el cuerpo del docente, que permitirían hasta definir las características del elemento con el que fue asesinado, la trigonometría, las salpicaduras hemáticas, la cantidad de golpes y posiciones de víctima y victimario, y si es posible la lateralidad del asesino.
Enrique Prueger se hizo cargo formalmente de la investigación el jueves pasado y tiene diez días de plazo para emitir su informe.
Es decir que deberá entregarlo entre el tres y cuatro de octubre próximo, aunque existe la posibilidad de que solicite y se le conceda una prórroga.