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Lorenzino arremetió contra las calificadoras de riesgo

Lunes, 08 de octubre de 2012 22:48

En sintonía con la rebaja a los bonos del Estado nacional, recientemente la agencia de calificación de riesgo Moody's, cambió a “negativa” desde “estable” la perspectiva de la deuda de las provincias de Buenos Aires, Chaco, Córdoba y Formosa. Anteriormente había calificado negativamente a los bancos argentinos. Es por eso que el ministro de Economía y Finanzas, Hernán Lorenzino, arremetió contra las calificadoras de riesgo. El funcionario sostuvo que sus evaluaciones influyen sobre el valor de las deudas que analizan “generando procesos negativos a modo de profecías autocumplidas”.

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En sintonía con la rebaja a los bonos del Estado nacional, recientemente la agencia de calificación de riesgo Moody's, cambió a “negativa” desde “estable” la perspectiva de la deuda de las provincias de Buenos Aires, Chaco, Córdoba y Formosa. Anteriormente había calificado negativamente a los bancos argentinos. Es por eso que el ministro de Economía y Finanzas, Hernán Lorenzino, arremetió contra las calificadoras de riesgo. El funcionario sostuvo que sus evaluaciones influyen sobre el valor de las deudas que analizan “generando procesos negativos a modo de profecías autocumplidas”.

El ministro dijo que el problema que se esconde detrás de las calificadoras de riesgo es que “han abandonado el análisis de los fundamentals económicos para incorporar valoraciones subjetivas basadas en las recetas ortodoxas”. Los fundamentals financieros son los análisis que hacen las calificadoras de riesgos basado en factores políticos, económicos, sociales, etcétera, que influyen en las cotizaciones de las monedas o en la interpretación de las deudas de los países. “Si sólo utilizaran los fundamentals, los indicadores de la Argentina deberían haber mejorado dado que el país logró una fuerte reducción del peso de la deuda sobre el PIB, pasando de 166,4 por ciento en 2002 a 41,8 por ciento en 2011 y una mejor composición monetaria de ésta”, dijo el ministro en una nota publicada ayer en el Newsletter de la Embajada argentina en Washington.

“Las agencias calificadoras fueron pensadas para evaluar de forma independiente la capacidad de repago de una deuda pero, cada vez más, esas evaluaciones influyen sobre el valor de dichas deudas generando procesos negativos a modo de profecías autocumplidas”, señaló el funcionario. Lorenzino indicó que “un ejemplo de este tipo de razonamientos fue aplicado por las calificadoras para Grecia ya que en 2009 dicho país obtenía el investment grade, antes de la crisis subprime, y desde ese año a la fecha se le ha ido rebajando su calificación, intensificando los efectos de la crisis”.

El ministro agregó que “en el caso de la Argentina el proceso ha sido inverso, desde hace 5 años nos califican como un país en crisis, con alto riesgo de no pago, pero la Argentina hace 10 años consecutivos que crece y cumple con sus obligaciones financieras”. Al respecto, detalló que “la deuda argentina en pesos pasó de tan sólo 3 por ciento del total al 40 por ciento en 2011, con una mejora en el perfil de vencimientos “.

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Desde hace tiempo que la función de las calificadoras se encuentra bajo la lupa, teniendo en cuenta que las tres mayores agencias que diagnostican la salud económica de los países y las grandes empresas son estadounidenses. Ellas son las que ponen nota a sus examinados y sirven de referente para el conjunto del ámbito financiero.

Las calificaciones van desde el impecable triple AAA, que significa que el evaluado tiene óptimas condiciones para cumplir con sus compromisos, pero cuando bajan del B (-) surgen los problemas, pues significa que los bonos de la deuda pasan a la condición de “basura”. El final de la escala es un D que significa “default” o impago.

Otras tienen distinta interpretación, pero no varían. En el viejo continente abundan los que sospechan que el trío de agencias calificadoras, Moody"s, Standard & Poor (S&P) y Fitch, tienen un sesgo que las lleva a ver la paja en el ojo ajeno. Algunos críticos han hecho comparaciones muy duras sobre la eficiencia de su rol, llegando en muchos casos a descalificar directamente a la capacidad de estas empresas, destacando que no anticiparon la crisis económica desatada en 2008 y que llevó a la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers.

Otros denuncian el “oligopolio de la agencias calificadoras” y exige que se limite su influencia.

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