El Movimiento de Jubilados y la Asociación de Gerontólogos Sociales manifestaron su preocupación ante transcendidos sobre un proyecto oficial que convertiría a la Sala Geriátrica del Hospital Señor del Milagro en una casa de medio camino para personas con problemas de adicción.
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El Movimiento de Jubilados y la Asociación de Gerontólogos Sociales manifestaron su preocupación ante transcendidos sobre un proyecto oficial que convertiría a la Sala Geriátrica del Hospital Señor del Milagro en una casa de medio camino para personas con problemas de adicción.
“Este es el único lugar en la provincia que suple la ausencia de un hospital geriátrico”, puntualizó la presidenta del Movimiento de Jubilados y Pensionados, Juana Mangione, tras remarcar que el servicio público de Rivadavia 1350 contiene y asiste a adultos mayores judicializados, sin familia, en situación de abandono, con múltiples patologías, que son tratados, rehabilitados y reubicados en hogares o residencias.
La presidenta de la Asociación que agrupa a los técnicos superiores en gerontología, Estela Cisnero, advirtió que esos frágiles pacientes no pueden compartir ese espacio “con otras patologías que no sean típicas de la tercera edad”, ya que se trata de personas vulnerables y con grandes dificultades que sobrellevan por el abandono de su propia familia.
“Sufren situaciones muy dolorosas y adversas de la vida, y están contenidos en la Sala Geriátrica por un equipo interdisciplinario especializado en geriatría y gerontología”, recalcó Cisnero, quien exhortó a los funcionarios competentes, y a la comunidad, a resguardar los derechos de los ancianos, demostrar más compromiso con ellos y no excluirlos.
En la misma línea, Mangione subrayó que los adultos mayores “constituyen un sector social que necesita de los demás, y más aún cuando sus capacidades disminuyen por problemas neurológicos tan comunes en esta edad. No pueden ser tratados como objeto y mucho menos como algo que ya no sirve y hay que descartar”, enfatizó, y lamentó que “funcionarios jóvenes tomen decisiones equivocadas, sin medir el perjuicio que ocasionan”.
El proyecto que desató estos cuestionamientos es atribuido a la Secretaría de Salud Mental y Adicciones de la Provincia. Si bien hasta el momento no hubo ningún anuncio oficial al respecto, dentro de la única sala geriátrica de Salta se lo daba ayer como un hecho casi consumado. “Dejar a la provincia sin este lugar ideal para la atención y recuperación de personas frágiles es no pensar a futuro”, advirtió Mangione, e invitó a los impulsores de la idea a revisar las estadísticas y ver lo que plantea el envejecimiento poblacional en el mundo en estos tiempos. “Si quienes nos gobiernan no lo asumen, no sabrán qué hacer con tantos viejos, y lo que es peor, muy pocos serán sanos”, concluyó.