Hace pocos días investigadores suizos, de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich descubrieron un método que facilita la quema de grasas y que podría ayudar en gran medida en la lucha contra la obesidad.
Los científicos explicaron que el cuerpo humano posee un mecanismo especial para combatir el frío, la grasa parda. Se trata de un tejido que quema lípidos para calentar el cuerpo y que los investigadores consiguieron manipular a través de una molécula.
Lo novedoso, dijeron, consiste en estimular el funcionamiento de las células del tejido adiposo marrón (la grasa parda) a través de un anti-miR, que es un oligonucleótido químicamente modificado.
Durante años, la comunidad científica pensó que solo los bebés disponían de tejido adiposo marrón en su organismo, un mecanismo muy importante en la edad temprana ya que quema una gran cantidad de calorías y grasa para mantener el balance calorífico del niño y protegerlo contra la hipotermia.
Posteriormente se descubrió que también los adultos poseen este tipo de tejido, pero que es prácticamente inexistente en el caso de personas con sobrepeso, lo que impide quemar la otra grasa, la “grasa blanca”, responsable aproximadamente del 20 % del peso corporal en los hombres y del 25% en las mujeres.
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Hace pocos días investigadores suizos, de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich descubrieron un método que facilita la quema de grasas y que podría ayudar en gran medida en la lucha contra la obesidad.
Los científicos explicaron que el cuerpo humano posee un mecanismo especial para combatir el frío, la grasa parda. Se trata de un tejido que quema lípidos para calentar el cuerpo y que los investigadores consiguieron manipular a través de una molécula.
Lo novedoso, dijeron, consiste en estimular el funcionamiento de las células del tejido adiposo marrón (la grasa parda) a través de un anti-miR, que es un oligonucleótido químicamente modificado.
Durante años, la comunidad científica pensó que solo los bebés disponían de tejido adiposo marrón en su organismo, un mecanismo muy importante en la edad temprana ya que quema una gran cantidad de calorías y grasa para mantener el balance calorífico del niño y protegerlo contra la hipotermia.
Posteriormente se descubrió que también los adultos poseen este tipo de tejido, pero que es prácticamente inexistente en el caso de personas con sobrepeso, lo que impide quemar la otra grasa, la “grasa blanca”, responsable aproximadamente del 20 % del peso corporal en los hombres y del 25% en las mujeres.
El hallazgo
Lo importante de esta investigación es que se descubrió el factor que podría jugar un papel fundamental en el tejido adiposo marrón. Se trata del ácido nucleico miRNA-133, que es el regulador clave del proceso de formación y activación de las células de este tejido graso dependiendo de los cambios de temperatura. Tiene como particularidad que cuando hace frío deja de funcionar y por lo tanto deja de quemar grasa para ayudar a prevenir una hipotermia.
Lo que se comprobó en experimentos realizados con ratones de laboratorio es que con el citado antimiR, complementario del miRNA-133, el organismo respondía de la misma forma que al frío y por este método las células de la grasa marrón sí se activaban e iniciaban la quema de grasa blanca para producir calor.
La teoría
“Potencialmente nuestro descubrimiento es relevante a nivel médico”, dijeron los investigadores en un estudio publicado en “Nature”, en el que señalaron que teóricamente la estimulación del tejido adiposo marrón para que el cuerpo consuma más energía y queme grasas podría ser un enfoque para tratar a las personas con sobrepeso”.
Sin embargo, este método podría tener inconvenientes en su aplicación clínica si no se aplica específicamente en el tejido adiposo marrón, ya que la miRNA-133 regula también el crecimiento de los músculos y una carencia de esta molécula podría suponer un aumento anormal de los músculos que resultaría especialmente preocupante en el caso del corazón.