Ya estoy cansado de escuchar en todo momento, todos los días, esa historia de que se termina el mundo, que entraremos en otra era, otra forma de vivir para la humanidad. Otros son más apocalípticos y te dicen que no va a quedar ni uno para contarlo.
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Ya estoy cansado de escuchar en todo momento, todos los días, esa historia de que se termina el mundo, que entraremos en otra era, otra forma de vivir para la humanidad. Otros son más apocalípticos y te dicen que no va a quedar ni uno para contarlo.
En mis años de vida ya escuché de un par de fines del mundo... Cuando decían que el cometa Halley iba a desintegrar el planeta con su cola o cuando en el año 2000 iban a colapsar todos los ordenadores y se desataba una guerra nuclear... y acá seguimos.
Ya se acerca el fin de año, comienza a flotar en el aire el clima festivo, las despedidas con los compañeros, las juntadas con la familia. Quiero juntarme con mis hermanos, comprarme un ananá, echarle unas rodajas a la jarra del tinto y ponerme alegre recordando a mi viejo.
Para que torturarse con las imágenes de finales trágicos de la humanidad. ¿Acaso cada uno de nosotros no camina inevitablemente hacia un final?, es la ley de la vida. Si algo pasa o va a pasar, ¿quién lo sabe?
Para colmos después de un par de horas de ver locuras en la tele y en internet, buscan en la puerta de casa; atiendo y es un Testigo de Jehová que me dice “¡El fin está cerca...!”, la rep... y me deja una revista que es un manual que me explica cómo me salvo de ésta... ¡dejate de joder!