Si bien el torneo Anual ya finalizó para la mayoría de los equipos, hubo un factor determinante en las últimas fechas y en distintos escenarios: la violencia.
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Si bien el torneo Anual ya finalizó para la mayoría de los equipos, hubo un factor determinante en las últimas fechas y en distintos escenarios: la violencia.
Tras el encuentro definitorio jugado el miércoles en el Gigante del Norte entre Pellegrini y Peñarol, los hinchas del mirasol invadieron el campo de juego luego de terminado el partido, para rescatar un “premio” tras la campaña de su equipo. Provocaron corridas y el accionar de la Policía, que para disuadirlos disparó balas de gomas.
Los incidentes continuaron en las afueras del estadio, más precisamente en la zona del shopping y, sin embargo, el procedimiento policial, que estuvo a cargo del comisario Dardo Tolaba, no arrojó ningún detenido, según informaron desde la Policía.
Este lamentable final, aunque no pasó a mayores, invita nuevamente a revisar en materia de seguridad. Sobre todo si se tiene en cuenta que estas escaramuzas se registraron en casi todos los partidos nocturnos que se disputaron durante las últimas fechas del decagonal del Anual. En casi todos los casos los operativos policiales se vieron totalmente superados.
La problemática de la violencia en el fútbol se sucede y hasta se incrementa año tras año en el fútbol nuestro de cada día. El Anual no fue la excepción y, aunque ya terminó, las autoridades no deben ignorar el tema. Los hinchas de distintos clubes de la Liga hicieron de las suyas poniendo en riesgo nuevamente al fútbol. En consecuencia, vale tomar nota ahora y tenerlo en cuenta para la próxima temporada.
Ya hubo antecedentes
No es la primera vez que suceden estos tipos de enfrentamientos en un final de campeonato. Hace casi dos años (14/11/2010), en el estadio de Atlético Mitre, hinchas del ciclón y de Peñarol se enfrentaron tras el final del partido, en el que hubo varios heridos y detenidos. Ese mismo día, pero en el oeste de la ciudad, los hinchas de San Antonio rompieron los portones del campo de juego y agredieron a los jugadores de San Martín. O sea, la violencia no tiene fin.