Un mal rato. El polémico juez federal Norberto Oyarbide, quien pensaba pasar una noche tranquila anteayer viendo la exhibición de tenis de Roger Federer y Juan Martín del Potro, se convirtió en blanco de los insultos de todo un estadio y se tuvo que retirar silbado del mismo.
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Un mal rato. El polémico juez federal Norberto Oyarbide, quien pensaba pasar una noche tranquila anteayer viendo la exhibición de tenis de Roger Federer y Juan Martín del Potro, se convirtió en blanco de los insultos de todo un estadio y se tuvo que retirar silbado del mismo.
El magistrado llegó al predio cerca de las 20 de anteayer y con fuerte custodia se dirigió a la carpa vip donde compartió un cocktail con los organizadores y otros invitados famosos, incluidos los protagonistas Federer y Del Potro.
Pero el juez eligió un mal momento para saltar a las gradas del court. Media hora antes del inicio, la tribuna A del improvisado estadio se movió y varios tablones y caños cedieron provocando primero pánico y luego indignación de quienes pagaron más de $ 1.000 y veían que no podían ocupar su lugares.
En medio de la indignación, el magistrado -de impecable traje negro- hizo su ingreso junto a su pareja. El show mediático, que se transmitía en pantallas gigantes dentro del estadio, hizo que en un paneo de las figuras presentes, lo enfocaran al magistrado. Inmediatamente la gente cambió el foco de sus insultos y los direccionó al juez.
Por un momento se olvidaron del retraso del partido, de la tribuna, de los organizadores y del locutor del evento, Jorge Rial, quien figuró segundo en el ranking de improperios. Y cantaron: “Oyarbide ladrón, Oyarbide ladrón, sos un hdp.... que te parió”.
Las 20.000 almas le gritaron que se retirara pero el juez se quedó. Cinco minutos después, Federer lo salvó al ingresar al court central. Cuando ya se habían olvidado de su presencia, alguien de la tribuna gritó: “Roger, Oyarbide te esta mirando”..., ahí el estadio fue una carcajada.
Todo parecía que iba a quedar ahí, pero al promediar el segundo set le tiraron al juez una botella de agua. Tras esa situación, Oyarbide se retiró bajo una peloteo de insultos.