Un régimen que se resquebraja. La situación del presidente sirio Bashar al Assad, en jaque desde hace más de un año y medio por una revuelta popular que exige reformas democráticas, económicas y sociales tiende a agravarse día a día. Y a los cuestionamientos externos al régimen por parte de casi todas las potencias, excepto Rusia y China, se suman las deserciones internas. Ayer, el fiscal de Alepo, Ahmed al Nuaimi, anunció su deserción a través de un video difundido en internet.
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Un régimen que se resquebraja. La situación del presidente sirio Bashar al Assad, en jaque desde hace más de un año y medio por una revuelta popular que exige reformas democráticas, económicas y sociales tiende a agravarse día a día. Y a los cuestionamientos externos al régimen por parte de casi todas las potencias, excepto Rusia y China, se suman las deserciones internas. Ayer, el fiscal de Alepo, Ahmed al Nuaimi, anunció su deserción a través de un video difundido en internet.
“Anuncio mi deserción de este régimen criminal y mi adhesión al Consejo de Justicia de la Siria Libre por las masacres que ha cometido contra nuestro pueblo”, afirma Al Nuaimi. Solicita, además, a la Justicia internacional que emita una orden de arresto contra al Assad por “cometer crímenes contra la humanidad”.
La defección de Al Nuaimi se suma a la creciente lista de altos cargos del régimen sirio que han renunciado desde el inicio de la revuelta, en marzo de 2011. El penúltimo abandono, se había producido un día antes. “Soy el general Abdelaziz Jassim el Shalal, jefe de la Policía militar. He desertado porque el Ejército ha desviado su deber de protección y se ha transformado en una banda de destrucción y asesinatos”.
Pierde apoyo interno
Las deserciones plantean cada vez más dudas sobre el apoyo interno al presidente Al Asad por su política represiva. En el plano político, se lleva la palma la huida a Jordania en agosto del entonces primer ministro, Riad Farid Hijab. Entre los mandos militares, la deserción en julio del general Manaf Tlass, amigo de la infancia de Al Asad, ha sido hasta ahora el golpe más duro dado al Gobierno.
Un Ejecutivo que, además, muestra fisuras en torno a la guerra abierta mantenida con los insurgentes. El ministro de Información, Omrane el Zohbi, equiparó hace unos días las críticas a la “militarización” del conflicto hechas por el vicepresidente sirio, Faruk el Chara, a la “opinión” de cualquiera de los 23 millones de sirios que habitan el país. “El Ejército sirio defiende su país”, reaccionó El Zohbi, “y toma sus decisiones para hacer frente a los terroristas”.
El vicepresidente El Chara, ausente de la vida pública desde el estallido de la revolución, es uno de los llamados a tener un papel esencial en un futuro gabinete de transición sin Al Asad, si la vía política llega a buen puerto. Para que esto suceda, el enviado de la ONU Lakhdar Brahimi, en Siria desde el domingo, ha prolongado su estadía buscando abrir el diálogo entre las partes. Brahimi pide un “cambio real” y un Gobierno de transición con plenos poderes.
Un coche bomba causó cuaro muertos
Pese a las deserciones de los altos cargos en el régimen sirio, la violencia y la represión no se detienen. Ayer, al menos cuatro personas murieron y decenas resultaron heridas, la mayoría estudiantes, al explotar un coche bomba en la zona de Al Sabina, en los suburbios de la capital, Damasco, informó la televisión oficial.
La emisora detalló que un grupo de “terroristas” hizo estallar el vehículo en la calle Al Nahar de Sabina, a la hora en que los estudiantes llegaban a un colegio.
Por otra parte, la agencia de noticias oficial siria Sana informó que las fuerzas de seguridad desactivaron grandes cantidades de explosivos encontrados en un camión en las proximidades de la escuela Saad al Zawari, en la localidad de Al Reqa, en el norte de Siria.
La violencia se incrementó en Siria en medio de la frustración de los numerosos esfuerzos de los mediadores internacionales, que no lograron poner fin a un conflicto que comenzó en marzo de 2011 en demanda de cambios, y se transformó en una verdadera guerra civil.