En distintos barrios de la capital salteña estudiantes secundarios, chicos en recuperación de adicciones y jóvenes de los talleres de la Asociación Manos pintaron murales que exaltan la libertad, la identidad, los derechos humanos y otros valores relegados en estos tiempos.
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En distintos barrios de la capital salteña estudiantes secundarios, chicos en recuperación de adicciones y jóvenes de los talleres de la Asociación Manos pintaron murales que exaltan la libertad, la identidad, los derechos humanos y otros valores relegados en estos tiempos.
Son las sociedades con las que ellos sueñan, y en las que desearían ser protagonistas de la historia, las que asoman en las paredes del colegio Ernesto Aráoz, la escuela Clara Saravia Linares de Arias, la planta cervecera de Aniceto La Torre al 1000, el Centro Deportivo del barrio Limache o la Cooperadora de Transporte de villa Los Sauces.
Resultados alentadores
Las imágenes plasmadas en los murales que dejan a más de uno con la boca abierta son apenas una parte de los frutos que dio una gratificante propuesta pedagógica que acaba de asegurarse apoyos institucionales para seguir creciendo en los próximos años.
La secretaria de Salud Mental y Abordaje Integral de las Adicciones, Claudia Román Rú; la presidenta de la Asociación Manos, María Virginia Galíndez, y la directora del colegio Aráoz, Mirta Bórquez, firmaron días atrás en el establecimiento educativo del barrio Intersindical el convenio de cooperación que extenderá los apoyos, esfuerzos y alcances del proyecto “Construyéndonos” durante 2013.
Aulas abiertas
La propuesta de inclusión social arrancó en el mes de junio pasado con actividades escolares y extraáulicas con las que tanto estudiantes, residentes de los dispositivos asistenciales del Centro Provincial Integrador Sanitario (Cepris) y jóvenes de la Asociación Manos “compartieron sus experiencias de vida, reflexionaron, aprendieron y construyeron juntos otras formas de hacer, de decir y de ser”. Así lo señaló la profesora de letras Carolina Teruel, quien coordinó los trabajos (por el colegio Aráoz) con la licenciada Lucía Doljanín (por el Cepris).
“La problemática de las adicciones no es ajena a las instituciones educativas”, subrayó Teruel.
Formación integral e inclusión
El proyecto surgió como una manera distinta de enseñar contenidos, competencias y valores desde la disciplina Lengua y Literatura, que sirvió para generar espacios culturales y de trabajo comunitario concretos, en procura de una formación integral y más inclusión social.
Cuando todos cuentan y
unos aprenden de los otros
La fructífera propuesta pedagógica integró contenidos formales con actividades de aula-taller y de expresión colectiva y artística. Los talleres se enfocaron especialmente en fenómenos que fragmentan la sociedad actual (consumismo, individualismo, exitismo), derechos humanos y sexualidad responsable.
Los jóvenes se posicionan como sujetos activos y constructores de la realidad, con resultados más que promisorios, ya que residentes del Cepri completaron sus tratamientos, decidieron completar estudios secundarios y volcar en talleres capacidades y conocimientos sobre deportes, música y arte. El índice de altas superó significativamente al de años anteriores. Por su parte, los estudiantes que participaron de la propuesta dejaron de lado miedos y perjuicios, aprendieron a trabajar en equipo, a fundamentar ideas, a proyectarse, a construir de acuerdo con las propias convicciones y a respetar y tolerar las diferencias. “No solo leyeron y participaron más en el aula, sino que trabajaron fuera de los horarios de clases, incluso los sábados”, resaltó su profesora de lengua y literatura.