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Las pymes esperan que la reforma financiera les derrame créditos

Domingo, 04 de marzo de 2012 03:17
Las empresas esperan nuevas condiciones de crédito con mecanismos diferenciales a usarse en regiones y por actividad.

La tan publicitada reforma del oficialismo a la Carta Orgánica del Banco Central hizo que la gente se plantee si la marcha de un organismo tan técnico y de política monetaria tiene que ver con su bolsillo y sus expectativas. La conclusión de fondo es que el Central sí ejerce una tremenda influencia en la gente. Cuando el organismo rector de bancos reduce el circulante bajan las tasas de interés, vuelve el crédito barato y las pymes sienten que se derrama un dinero para la inversión productiva. Todo ello reactivará el mercado interno, bajará el desempleo, aumentará la recaudación y crecerá el mercado interno. No siempre fue ese el efecto deseado de la política monetaria en la cartera del público.

Las pymes necesitan lo que se llama el capital de trabajo que permite inversiones indispensables para efectuar y mantener las actividades de producción y de venta. Hasta que no entre a regir la reforma financiera al Central, todo será una fuerte promesa para las pymes. Estas esperan que el BCRA pueda otorgar adelantos a los bancos para que las entidades, a su vez, otorguen préstamos de largo plazo para la inversión productiva. Es decir, un círculo virtuoso cuyo centro sería, en el modelo de sustitución de las importaciones, las pymes que exportan. Pero el círculo se cerrará virtuosamente si el Central sirve a la economía real. Los bancos en Argentina son solventes, a pesar de estar vinculados por cultura financiera a la política seguida con el dólar y cómo baja o sube el costo del dinero. Para mejorar y blindar al sistema financiero de la crisis internacional se decidió capitalizar los banco con el 75% de sus utilidades.

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Las empresas esperan nuevas condiciones de crédito con mecanismos diferenciales a usarse en regiones y por actividad.

La tan publicitada reforma del oficialismo a la Carta Orgánica del Banco Central hizo que la gente se plantee si la marcha de un organismo tan técnico y de política monetaria tiene que ver con su bolsillo y sus expectativas. La conclusión de fondo es que el Central sí ejerce una tremenda influencia en la gente. Cuando el organismo rector de bancos reduce el circulante bajan las tasas de interés, vuelve el crédito barato y las pymes sienten que se derrama un dinero para la inversión productiva. Todo ello reactivará el mercado interno, bajará el desempleo, aumentará la recaudación y crecerá el mercado interno. No siempre fue ese el efecto deseado de la política monetaria en la cartera del público.

Las pymes necesitan lo que se llama el capital de trabajo que permite inversiones indispensables para efectuar y mantener las actividades de producción y de venta. Hasta que no entre a regir la reforma financiera al Central, todo será una fuerte promesa para las pymes. Estas esperan que el BCRA pueda otorgar adelantos a los bancos para que las entidades, a su vez, otorguen préstamos de largo plazo para la inversión productiva. Es decir, un círculo virtuoso cuyo centro sería, en el modelo de sustitución de las importaciones, las pymes que exportan. Pero el círculo se cerrará virtuosamente si el Central sirve a la economía real. Los bancos en Argentina son solventes, a pesar de estar vinculados por cultura financiera a la política seguida con el dólar y cómo baja o sube el costo del dinero. Para mejorar y blindar al sistema financiero de la crisis internacional se decidió capitalizar los banco con el 75% de sus utilidades.

Un impacto que tendrá la reforma en la gente es que las obligaciones contraídas no podrán indexarse a los precios, como en la época de la convertibilidad. Al eliminar esa posibilidad, las pymes respiraron aliviadas porque pagan impuestos, contraen deudas, siguen el vaivén de las tarifas y realizan contratos.

La pregunta que se hicieron la City y en las cámaras empresarias es qué va a pasar a partir de la reforma financiera con la ecuación tan usada en el Central. Aquella de establecer la obligación de mantener una relación directa entre la base monetaria el dinero circulante y los depósitos y la cantidad de reservas internacionales. Las pymes que exportan leyeron con lupa esta parte de la reforma y entendieron que esa ecuación hoy no se usa porque el tipo de cambio es flexible y administrado. Por otra parte, la reforma entró en debate en otra parte de la sociedad, los especialistas en economía.

Cuando comprendieron qué quiere hoy el Central, respondieron que será el encargado de determinar los parámetros para establecer el “nivel óptimo” de reservas. Así, la diferencia entre el stock de divisas y la pauta deseada por el BCRA constituirá las reservas de libre disponibilidad. Esas divisas son las que podrán ser utilizadas para el pago de vencimientos de deuda externa. Toda una polémica porque para eso se necesitó reafirmar la inembargabilidad de las reservas. Además, la reforma prevendrá el abuso en las relaciones entre el sistema financiero y sus clientes (muchas pymes).

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