La jornada comienza con prácticas propias del catolicismo para muchos alumnos de instituciones educativas públicas.
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La jornada comienza con prácticas propias del catolicismo para muchos alumnos de instituciones educativas públicas.
Poco cambió tras el fallo que prohibió imponer oraciones católicas a los chicos en la escuela pública. Pese al encendido debate que generó el tema, no se modificaron políticas que la Justicia consideró discriminatorias y rezar sigue siendo parte de la educación estatal.
El juez Marcelo Domínguez ordenó el 23 de febrero que se supriman las medidas que obligan a los niños a participar de prácticas religiosas, tal como puede ser, empezar las clases con una plegaria.
Sin embargo, hacer que todos los chicos recen el Padrenuestro antes de izar la bandera sigue siendo una decisión que parece generalizada.
Algunas de las escuelas que incluyen una oración como parte de las actividades diarias son la Indalecio Gómez y la emblemática Justo José de Urquiza, en el centro.
Los chicos también tienen que rezar y hacer la señal de la cruz en la primaria Joaquín Castellanos de Tres Cerritos o la “Cuarto Centenario de la Fundación de Salta”, en Santa Ana.
Algo similar sucede en el colegio Raúl Cortázar del barrio Bancario, si bien en este caso un alumno lee una invocación religiosa frente a sus compañeros y los demás deben escucharlo.
Desde el Gobierno de la Provincia argumentaron, tras la sentencia de Marcelo Domínguez, que las prácticas católicas antes o durante las clases son una costumbre “con arraigo popular”.
Pero las autoridades de algunos establecimientos educativos minoritarios excluyen los rezos de los programas cotidianos, sin que los padres o los chicos se molesten por eso.
En la escuela Mariquita Sánchez de Thompson del barrio Intersindical la jornada empieza con un recordatorio asociado a la ciencia o la historia.
Los alumnos de esta institución del sur de la ciudad también izan la bandera y les cantan a los compañeros que cumplen años, pero no hacen oraciones. “Acá respetamos la libertad”, dijeron los docentes.
La Justicia no recibió denuncias formales sobre el incumplimiento del fallo hasta ahora, de acuerdo a lo que pudo averiguar El Tribuno.
La decisión oficial
La resolución del juez Marcelo Domínguez respondió al recurso de amparo presentado por padres que reclaman porque sus hijos sufren discriminación en aulas estatales.
En la presentación judicial se describe que chicos de familias que no comparten el culto católico se ven obligados a participar en prácticas propias de ese credo dentro del horario de clases porque se los demandan directores o maestros.
El 12 de marzo el Ministerio de Educación de la Provincia envió una circular a los docentes para cumplir con la formalidad de notificarlos sobre el fallo que prohibió forzar a rezar a los estudiantes de cualquier manera.
De todos modos, el titular de la cartera, Roberto Dib Ashur, dejó abierta la posibilidad de que cada director decidiera lo que pasaría con las actividades religiosas a su criterio.
El funcionario emitió un comunicado oficial en el que sostuvo que debían interrumpirse “específicamente las prácticas consideradas como impuestas y no las que tradicionalmente se realizan por arraigo popular”, sin más especificaciones.
En la mayoría de las escuelas interpretaron que podían seguir haciendo que los chicos digan plegarias cristianas en momentos que necesariamente deben compartir todos, como el inicio de la jornada.
El Tribuno intentó preguntar al ministro Roberto Dib Ashur si se piensa controlar que las instituciones educativas se ajusten a la decisión de la Justicia, pero no se consiguieron respuestas.