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15 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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YPF

Carlos Menem, o el juego de la indignidad

Sabado, 21 de abril de 2012 21:20

Varios motes, o calificativos, le caen bien, desde “rey de la voltereta” a “capo de la tumbaloya”, o “vuelta de carnero”. Le caen como anillo al dedo.
Estamos hablando del senador nacional por La Rioja, don Carlos Saúl Menem, ex presidente de la Nación, cargo que ejerció desde 1989 hasta 1999.
En esa década promovió privatizaciones a granel. Acaso la más sonada de ellas fue la de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).
Desde entonces YPF pasó a manos de la empresa española Repsol, la misma a la que ahora Cristina Fernández de Kirchner acaba de confiscar.
Y para dar validez a sus mencionados apodos el senador Menem hizo pública su decisión de apoyar, desde su banca de legislador “la estatización de YPF”. Y añadió, sin dejar traslucir el más mínimo atisbo de vergüenza: “Sé que me van a dar con un caño; pero no será la primera vez”.
Menem se refería al proyecto de ley, que es analizado por el Congreso, que establece la expropiación, o confiscación para ser exactos, del 51 por ciento de las acciones de Yacimientos Petrolíferos Fiscales en poder de Repsol, que se quedará sólo con el 6 y pico por ciento de participación.
Como el gobierno kirchnerista posee el control en ambas cámaras legislativas se da por descontado que la aprobación del proyecto no pasará de ser un simple trámite.
Pero no es ese el principal motivo de este comentario.
Nos interesa, nos seduce el cambio de posición del senador Menem. De haber sido un convencido y más que entusiasta hacedor de la privatización de YPF, y de otras empresas nacionales, ahora votará por su vuelta al redil.
¿Qué lo guía? ¿Qué busca con ese cambio?
Por más que él afirme que “ahora cambió el escenario y la situación no es igual”, se cae de maduro que lo guía el interés, y que busca contar con el apañamiento del kirchnerismo. No debemos olvidar que el riojano tiene algunas causas penales pendientes en la Justicia y necesita de todo el favor del oficialismo y de sus jueces para continuar impune.
Todos cambian, en verdad. Cuando Menem estaba en el poder, para Néstor y Cristina Kirchner era “el mejor presidente que tuvo el país en toda su historia”. En esa época, ambos Kirchner eran fervorosos partidarios de las privatizaciones desde Santa Cruz.
Después Menem pasó a ser mala palabra, y se recuerda que Néstor Kirchner se burló groseramente de él cuando iba a prestar juramento en el Congreso.
Desde su banca el promotor del “uno por uno” votó todas las iniciativas kirchneristas.
Esa actitud, más que practicar “la voltereta”, es hacer ostentación de falta de dignidad.
Le cobramos el orsai, aunque no sería exagerada su expulsión del campo de juego.
 

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Varios motes, o calificativos, le caen bien, desde “rey de la voltereta” a “capo de la tumbaloya”, o “vuelta de carnero”. Le caen como anillo al dedo.
Estamos hablando del senador nacional por La Rioja, don Carlos Saúl Menem, ex presidente de la Nación, cargo que ejerció desde 1989 hasta 1999.
En esa década promovió privatizaciones a granel. Acaso la más sonada de ellas fue la de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).
Desde entonces YPF pasó a manos de la empresa española Repsol, la misma a la que ahora Cristina Fernández de Kirchner acaba de confiscar.
Y para dar validez a sus mencionados apodos el senador Menem hizo pública su decisión de apoyar, desde su banca de legislador “la estatización de YPF”. Y añadió, sin dejar traslucir el más mínimo atisbo de vergüenza: “Sé que me van a dar con un caño; pero no será la primera vez”.
Menem se refería al proyecto de ley, que es analizado por el Congreso, que establece la expropiación, o confiscación para ser exactos, del 51 por ciento de las acciones de Yacimientos Petrolíferos Fiscales en poder de Repsol, que se quedará sólo con el 6 y pico por ciento de participación.
Como el gobierno kirchnerista posee el control en ambas cámaras legislativas se da por descontado que la aprobación del proyecto no pasará de ser un simple trámite.
Pero no es ese el principal motivo de este comentario.
Nos interesa, nos seduce el cambio de posición del senador Menem. De haber sido un convencido y más que entusiasta hacedor de la privatización de YPF, y de otras empresas nacionales, ahora votará por su vuelta al redil.
¿Qué lo guía? ¿Qué busca con ese cambio?
Por más que él afirme que “ahora cambió el escenario y la situación no es igual”, se cae de maduro que lo guía el interés, y que busca contar con el apañamiento del kirchnerismo. No debemos olvidar que el riojano tiene algunas causas penales pendientes en la Justicia y necesita de todo el favor del oficialismo y de sus jueces para continuar impune.
Todos cambian, en verdad. Cuando Menem estaba en el poder, para Néstor y Cristina Kirchner era “el mejor presidente que tuvo el país en toda su historia”. En esa época, ambos Kirchner eran fervorosos partidarios de las privatizaciones desde Santa Cruz.
Después Menem pasó a ser mala palabra, y se recuerda que Néstor Kirchner se burló groseramente de él cuando iba a prestar juramento en el Congreso.
Desde su banca el promotor del “uno por uno” votó todas las iniciativas kirchneristas.
Esa actitud, más que practicar “la voltereta”, es hacer ostentación de falta de dignidad.
Le cobramos el orsai, aunque no sería exagerada su expulsión del campo de juego.
 

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